• Estas dos venezolanas están comprometidas con la defensa de los derechos humanos. Ambas trabajan para que el Estado venezolano avance en materia de igualdad y mientras eso ocurre, se enfocan también en educar a su entorno con la meta de tener un país libre de discriminación contra la comunidad LGBTIQ+

Ana Margarita Rojas y Elena Hernáiz han priorizado la creación de espacios para educar sobre la discriminación familiar y que las personas sean escuchadas en Venezuela. En más de 30 años de activismo, la pareja ha conocido cientos de historias de discriminación. Ellas lo vivieron cuando le hicieron saber a su entorno que eran lesbianas. Su trabajo se ha especializado en concientizar para que esto no siga sucediendo, pues ambas consideran que el cambio social para el reconocimiento de los derechos LGBTIQ+ no solo se logrará con la aplicación de leyes, sino también con la construcción del respeto y la tolerancia en los hogares. 

Y a eso apunta el pensamiento de ambas: a contrarrestar el paradigma de la discriminación familar, marcado por la norma de una sociedad conservadora. En ese camino, comentan, se han llevado muchas anécdotas, pero hay una que les marcó de por vida. Ana Margarita relata que en una de las tertulias que organizaron sobre la discriminación familiar, una madre que siempre asistía al lugar y solía llorar al terminar la actividad. Ellas nunca quisieron acercarse por la privacidad de aquel momento hasta que un día se acercó a la pareja para hablar. La madre les comentó que iba todos los días porque estaba buscando las herramientas para que su hijo entendiera que ella lo amaba tal cual como era. Quería ayuda para hacerle saber a su hijo a cómo aceptarse como homosexual.

“Madres como ella no hay muchas. Cambiar la visión de una familia y que una mamá abrace sinceramente a su hijo y lo acoja con amor es el verdadero cambio social”, dice Ana Margarita para El Diario

De eso también trata el objetivo de su organización no gubernamental llamada Reflejos de Venezuela, creada en el año 2004 para profundizar la sensibilización y educación contra la discriminación. El nombre de la ONG parte del deseo de visibilizar la realidad de muchas personas y el contexto discriminatorio en el que viven. Así lo describe Ana Margarita: “Vivimos en una sociedad en la que muchas personas no pueden ser tal cual como son con su entorno familiar no solo porque no haya leyes, sino también porque simplemente gran parte de la sociedad siempre busca la diferencia del otro en lugar de hallar una coincidencia”. 

Elena Hernáiz y Ana Margarita Rojas Activista ONG Reflejos de Venezuela El Diario Jose Daniel Ramos
Ana Margarita Rojas | Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

En Venezuela, donde aún no hay aún leyes sobre el matrimonio igualitario, de identidad de género o contra toda forma de discriminación, que sigue siendo uno de los países más empobrecidos y desiguales de la región, el trabajo de la pareja no solo es valiente y urgente, sino que ellas también lo consideran necesario. Sin embargo, su mayor motivación es que su hijo pueda crecer en un país que sea seguro, sin discriminación.

Para amar y criar libremente

Ana Margarita Rojas y Elena Hernáiz tienen más de 30 años como pareja. Desisten de la idea de que la sociedad las siga encasillando en ser reconocidas solo por la razón de ser lesbianas. Ana Margarita es profesora de música desde los 14 años de edad y Elena se graduó de maestra cuando tenía 13 años de edad. A ambas les motiva la educación y les une la lucha por los derechos humanos. Llegar a ser activistas fue un paso más. Y no fue con el objetivo de defender sus derechos, sino los de su hijo. 

El activismo para ellas tiene varios objetivos. Uno es que las personas puedan lograr construirse dignamente ante una sociedad. Lo segundo, es ahondar sobre los nuevos modelos de la familia y derribar los paradigmas que rodean a este tema. Y para ello, dicen, hay mucho por hacer. 

Elena Hernaíz explica que no es cierto que los nuevos modelos de familias solo engloban al colectivo LGBTIQ+. Tampoco es un concepto novedoso y la realidad es que también se les considera un nuevo modelo de familia a las parejas divorciadas que se han casado de nuevo, entre otros casos. Esto es así, continúa Elena, porque el modelo tradicional y religioso de la familia permite solo el matrimonio. 

Elena Hernáiz y Ana Margarita Rojas Activista ONG Reflejos de Venezuela El Diario Jose Daniel Ramos
Elena Hernáiz | Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Elena sabe que la visibilidad sin avances tangibles no es suficiente y los sectores religiosos no están de acuerdo con la agenda inclusiva dentro del Palacio General Legislativo en Venezuela. Sin embargo, afirma que la Iglesia católica no tendrá otra opción “más que seguir abriendo sus puertas a la diversidad y al matrimonio igualitario”.

Para la activista, el matrimonio igualitario va mucho más allá de un acto simbólico. Se trata de un avance constitucional que se ha ido logrando en el resto del mundo, pero que en Venezuela está lejos de ser objeto de debate. Así que Elena es enfática cuando afirma que las leyes van y vienen. Y mientras llegan, ellas quieren seguir formando a las generaciones futuras para lograr cambios significativos en los paradigmas de la sociedad. 

Y es que Elena recuerda con emoción el día que su hijo le preguntó qué era ser lesbiana: “Le expliqué lo que significaba. Al rato volvió y me dijo que él era ‘lesbiano’ porque también le gustaban las mujeres. Que un niño pueda entender lo que es imposible para un adulto nos dio la idea de fijar un lema que tenemos en la radio que dice ‘no soy distinto, no me trates distinto’. Básicamente es eso, educar para no ver la distinción entre nosotros”.

Para un futuro diverso

El derecho a la identidad, a formar una familia, al acceso a la educación, así como a la no discriminación, y la inclusión en distintos estratos de las personas LGBTIQ+ siguen siendo exigencias pendientes del Estado venezolano. Y ante la sociedad, también hay exigencias relativas a la educación sobre sexualidad y género que permitan promover un ambiente de respeto en medio de las diferencias. Mientras la situación no cambie, la comunidad LGBTIQ+ seguirá exigiendo lo que por derecho les corresponde: vivir en paz, con dignidad y seguridad.

Ana Margarita y Elena coinciden en que hace mucho tiempo dejaron de darle importancia a los comentarios que reciben sobre su identidad de género. Pero el problema real surge cuando esto se eleva a la política y tiene un impacto real en los derechos. Elena señala que sus derechos no están por encima de nadie, pues todos tenemos los mismos. “La diferencia es que unos son reconocidos y los otros no”. 

Elena Hernáiz y Ana Margarita Rojas Activista ONG Reflejos de Venezuela El Diario Jose Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

“Los derechos de cualquier persona son iguales a los de una persona LGBTIQ+, pero no están de ninguna manera aceptados. No sería defensora de los DD HH si considerara que mis derechos deben estar por encima de otros. De ninguna manera estoy llevándome por delante el derecho de una persona, al contrario, estoy haciendo ver que el derecho de toda la humanidad es igual para nosotros. Tampoco estoy luchando por casarme con Ana Margarita. Estoy luchando por tener la oportunidad de querer hacerlo o no”, dice Elena. 

Al igual que Elena, Ana Margarita afirma que sin formación no hay manera de liderar un movimiento capaz de crear conciencia de los problemas reales que ha causado la discriminación en el país, pero ¿por dónde empezar? Ambas activistas responden: por la familia. 

“La mayor discriminación está en la familia. Crecer en un hogar donde sabes que nadie te va a entender o respetar te hace construir corazas. Lamentablemente te hace construir una mentira. La persona crece en función de lo que se espera de ella y no de lo que ella quiere ser. Lo que más ansía un niño, una niña o un joven adolescente es reconocerse a sí mismo y verse en el espejo como lo que es y que las personas que más lo quieren lo apoyen. Las leyes pueden venir, pero cuando hay amor y respeto en una familia es lo más importante”, explicó Ana Margarita. 

Elena Hernáiz y Ana Margarita Rojas Activista ONG Reflejos de Venezuela El Diario Jose Daniel Ramos
Foto: José Daniel Ramos @danielj2511

Ana Margarita y Elena fundamentan su labor de activismo con la Fundación Reflejos en la necesidad de generar cambios desde el punto de vista constructivista, pero entienden que es difícil poder generar conciencia en las personas sobre la igualdad de derechos para todas y todos. Es un camino de hormiguita, dicen, y también aseguran que todos los días están trabajando para hacer entender que las personas LGBTIQ+ no son distintas, por lo que no deben ser tratadas diferente.

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