• Una pareja de venezolanos demuestra que no hay límites cuando de superarse se trata. Ellos recorren las calles de la capital peruana y difunden la cultura mexicana para ganar dinero. Quienes los escuchan expresan que son ejemplo de que con esfuerzo y constancia todo se puede lograr. Foto principal: Natalia Cordoves Canache

Con un parlante que adaptaron a la silla de ruedas de Maribel, un celular con las pistas grabadas, un recipiente para recolectar monedas, tarjetas de presentación para entregar a los interesados y micrófono en mano, los charros venezolanos en Lima empiezan su día desde muy temprano recorriendo las calles de la capital peruana.

Charros venezolanos: los migrantes que se ganan la vida cantando rancheras en Perú
Crédito: Natalia Cordoves Canache.

Se trata de Maribel Montemayor y José Parra, dos treintañeros oriundos de Venezuela y con más de cinco años viviendo en Perú. Ellos son una pareja de migrantes que se gana la vida cantando rancheras y difundiendo la cultura mexicana en Lima.  

Sin embargo, cuando recién llegaban, como la mayoría de los venezolanos, trabajaban en la informalidad. Él prestó servicio de mototaxi en la ciudad de Huacho, ubicada en la costa central del país y ella vendió golosinas en los semáforos y en las calles de Lima. En ese momento no se habían conocido.

Hace dos años el destino los unió y decidieron empezar una relación amorosa. Después de un cumpleaños de José conocieron una nueva forma de ganar dinero, pues Maribel le regaló un micrófono a su pareja que por hobby le gustaba cantar. Ese día ella descubrió en él una voz potente para el canto, gracias al buen oído que desarrolló cuando era bailarina en Caracas, antes de la amputación de sus piernas.

Desde ese cumpleaños se asomó la idea de trabajar cantando. Fue así como hace más de un año y medio y en plena pandemia del covid-19, unieron sus cualidades y talentos para trabajar juntos de una manera diferente y cumplir con el mismo objetivo: ofrecer a sus hijos (nacidos en matrimonios anteriores) una mejor calidad de vida y un buen futuro.

Charros venezolanos: los migrantes que se ganan la vida cantando rancheras en Perú
Crédito: Natalia Cordoves Canache.

Empezar un nuevo trabajo y confiar en el talento

Con esfuerzo y creatividad, Maribel y José empezaron a confeccionar sus propios trajes con adornos llamativos y brillantes para las presentaciones musicales, pues comprar uno nuevo supera los 200 dólares, un precio alto que no estaba dentro de su presupuesto ni de sus posibilidades económicas.

No solo trabajamos en Lima, también vamos a otras provincias de Perú. Salimos desde las 5:00 am y nos llevamos todo el equipo y nuestras cosas. Cantamos desde temprano, vamos al evento que nos contratan y así aprovechamos el día al máximo para tener más ganancias”, comentó José Parra para El Diario.

Ellos buscaron algunas prendas de segunda mano como el chaleco, chaqueta, pantalón, corbatín, falda, botines y sombreros. También compraron accesorios como bordados, flores, botones, chapas plateadas y doradas para diseñar los más de 10 atuendos de diferentes colores que actualmente usan de acuerdo a la estación del año.

Aquí no hemos sentido rechazo por nuestra nacionalidad, más bien se sorprenden al saber que somos venezolanos, porque casi siempre piensan que somos mexicanos por el trabajo que hacemos”, expresó Maribel Montemayor para El Diario.

En sus presentaciones por las calles interpretan las canciones de Vicente Fernández, Yolanda del Río, Juan Gabriel, Cornelio Reyna, José Alfredo Jiménez, Ana Gabriel y otros cantautores mexicanos. Los transeúntes se detienen y la rutina queda de lado por un par de minutos, en los que los graban, se toman fotos con ellos, a algunos se les eriza la piel al escucharlos, hay quienes sueltan un par de lágrimas y otros hasta les piden su número de contacto para futuras contrataciones.

Charros venezolanos: los migrantes que se ganan la vida cantando rancheras en Perú
Crédito: Natalia Cordoves Canache.

En las calles se les ve sonriendo pese a los problemas. Para ellos no hay espacio para la tristeza, aunque quienes los escuchan ni se imaginan las preocupaciones que deben enfrentar, ya que la alegría que ellos transmiten los hace olvidar de todo lo malo. Sus hijos son su mayor motivación y por la que trabajan todos los días, incluso hasta más de 12 horas.

Los charros venezolanos cantan en las calles, fiestas y eventos sociales. Son testigos de momentos irrepetibles, como compromisos, fiesta de quince años, bodas, y hasta para dar el último adiós a un difunto amante del folklore mexicano, cuya familia cumple el deseo de celebrar la despedida del mundo terrenal con una gran fiesta al ritmo de las rancheras.

Sin límites para superarse todos los días

Ellos contaron para El Diario que trabajan jornadas largas en las que José permanece de pie y Maribel sentada por muchas horas, incluso hay fechas en las que comen cuando recién llegan a sus casas en la noche, después de estar todo el día en las calles cantando.  Quienes escuchan sus presentaciones en las calles, expresan su admiración por ellos y los ponen de ejemplo de venezolanos trabajadores.

Charros venezolanos: los migrantes que se ganan la vida cantando rancheras en Perú
Crédito: Natalia Cordoves Canache.

Mientras cantan contagian a todos de alegría con la música mexicana en cada calle que transitan. La sonrisa de Maribel refleja una vida feliz, sin embargo, no siempre fue así. Hace 15 años le amputaron sus piernas después de un accidente en moto en el que casi pierde la vida, pero para ese momento no volver a bailar fue una de las pruebas más duras que le ha tocado enfrentar.

Yo acepté mi realidad, fue un proceso muy fuerte. No solo me amputaron las piernas, tuve múltiples facturas en la pelvis y el coxis. Mi discapacidad me ha llevado a cumplir sueños que yo toda mi vida he tenido y ahora puedo lograr cosas que antes no podía. Es una forma de demostrarle a los demás que sí se puede”, manifestó Maribel Montemayor para El Diario.

Hoy aprendió a vivir con optimismo, decidió romper sus límites y cumplir todo lo que se propone. Junto a José se han convertido en un gran equipo que se apoya entre ellos y se superan cada día.

Charros venezolanos: los migrantes que se ganan la vida cantando rancheras en Perú
Crédito: Natalia Cordoves Canache.

Además de la música también se dedican al deporte y practican Karate Do, disciplina deportiva que les enseñan a otros niños y con la que Maribel sueña participar en juegos paralímpicos algún día.

Ahora es incierta la posibilidad de quedarse en Perú en los próximos años, pero de lo que sí están seguros es que, durante su paso por tierras incas dejarán el nombre de su país en alto, trabajarán para brindarle una mejor calidad de vida a sus hijos y aprovecharán todas las oportunidades al máximo.

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