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- El conferencista venezolano perdió ambas extremidades cuando tenía solo 12 años de edad. Aunque su vida cambió de manera drástica, para él cada día es una oportunidad para demostrar que no hay obstáculos que le impidan luchar por sus sueños y salir adelante
Franklin Mejías estuvo 16 días en coma luego de que una bacteria desconocida se le alojara en su torrente sanguíneo. El diagnóstico se lo dieron cuando viajó a Estados Unidos por unas vacaciones, en el año 2011. Aunque tenía 12 años de edad para ese momento, recuerda que ayudó a su papá a encontrar las palabras que tanto se negaba a decirle. “Me van a tener que amputar, ¿cierto?”, dijo Franklin. Su padre volteó y pidió al equipo médico que entrara a la habitación para darle la noticia de que sería sometido a una cirugía por una necrosis múltiple que lo dejaría sin sus manos y piernas.
Días después de despertar del coma y conocer su diagnóstico, Franklin recuerda que habló con su terapeuta sobre la posibilidad de que los médicos decidieran amputar sus manos y piernas para evitar que la bacteria siguiera expandiéndose por su cuerpo. Ella le comentó que no debía preocuparse, pues esa condición no limita la vida de las personas. Le mencionó el caso de un joven que tuvo un diagnóstico similar al suyo. Una bacteria también le había arrebatado las piernas y sus brazos, pero nunca perdió la esperanza de seguir adelante. El venezolano quedó con esa idea en su mente. Fue como un empujón para materializar ese objetivo que se planteó tras su operación: ayudar a otros a ver la vida desde una nueva perspectiva.
Franklin asegura que uno de los momentos más especiales en su vida fue cuando recibió la visita de ese paciente días después de su cirugía. El joven, aunque no mencionó su nombre, sigue siendo su amigo y fue su primer ejemplo de inspiración. “Él me hizo entender y saber lidiar con la situación en la cual me encontraba. La primera vez que supe de él quise buscarlo en las redes sociales y cuando lo conocí me hizo saber que existía una posibilidad de demostrarle a todo el mundo que sí se puede y que no existe ninguna limitante”, explicó para El Diario.
El venezolano, con solo 23 años de edad, se convirtió en conferencista y motivador debido a su experiencia. Diariamente recibe cientos de mensajes en sus redes sociales agradeciendo su ejemplo de superación, que ha ayudado a personas a salir adelante a pesar de las circunstancias.
Pero más allá de lo que comparte a través de las redes sociales, él también quería dejar por sentado un relato más extenso de su historia de superación, por ello Franklin Mejías es el autor del libro Más allá de mis manos, publicado en 2017. Allí cuenta cómo sus padres fueron un apoyo fundamental y lo más importante que es creer en sí mismo. Su texto, disponible en varios países, fue transformado después en un documental que ganó cuatro premios Emmy en las categorías “Mejor documental”, “Mejor edición”, “Mejor producción” y “Mejor fotografía”.
Su ejemplo y motivación
Franklin Mejías ha tenido la posibilidad de compartir con oradores con su misma causa. Aunque vive en Estados Unidos, pudo conocer a dos personas que solía admirar y que se convirtieron en sus amigos: el modelo e influencer Juan Pablo Dos Santos y el conferencista y corredor Maickel Melamed.
Actualmente los considera como grandes maestros. Es por ello que, con su viaje hacia Venezuela luego de 11 años, espera lograr cientos de proyectos en conjunto para inspirar a personas a superar cada reto que se propongan.
“Hoy tengo una ventana muy grande que son mis redes sociales. Yo creo que mientras estés haciendo el trabajo correcto la ventana se va abriendo más y más. Hay muchas personas que me cuentan que han llegado a mi perfil buscando incentivarse por mi historia. Es un trabajo de hormiguita. En mi caso, mi objetivo es inspirar a otros siendo yo mismo; haciendo lo que me gusta y que las personas entiendan que a pesar de que no tengo mis manos y mis pies, soy una persona totalmente normal”, explicó Franklin.
La fe: un refugio necesario
Franklin es un fiel creyente de Dios. Cuenta que al momento de oír su diagnóstico nunca perdió la fe, aunque confiesa que parte de él no comprendía la razón por la que pasaba por una situación de tal magnitud. Sin embargo, señala que todos los días agradece a Dios por permitirle estar vivo. “En los momentos más duros él siempre estuvo conmigo. Los planes de Dios son perfectos y no cambiaría nada de lo que me pasó. Hoy en día con mucho orgullo puedo decir que hago mucho más que lo que hacía cuando tenía mis manos y mis pies”, comentó.
El venezolano da gracias a Dios por guiarlo en el camino y a su familia por darle el apoyo que necesitó en todo momento. Pero también agradece las palabras de aliento de las personas que, sin conocerlo, le daban ánimos cuando creía no necesitarlo. Franklin afirma que su trabajo también se ha basado en crear una red de apoyo para muchos niños y jóvenes en todo el mundo que sirva de refugio para quienes han pasado por un historial clínico similar o están en riesgo de recibir un diagnóstico como el suyo.
Una de las preguntas que más recibe Franklin es cómo enfrentó el proceso de adaptación de sus prótesis. Aunque actualmente las utiliza por más de 14 horas diarias, considera que, al comienzo, le costó mucho aceptar la situación: “Debemos tener la capacidad de enseñar a nuestra mente y entender que el ser humano es una máquina perfecta capaz de adaptarse a cualquier circunstancia. Cuesta mucho, sí, pero de allí parten los desafíos”.
En su voz se puede escuchar la alegría que le produce ayudar a los demás, un sentimiento que reafirma con palabras. La ilusión de promover historias de resiliencia en Venezuela lo motiva a seguir y ha pensado en escribir un nuevo libro. Pero antes de eso, Franklin quisiera realizar conferencias sobre su experiencia en su país natal. “Vine a Venezuela después de mucho tiempo y quiero comenzar a realizar conferencias y talleres. El 27 de junio estrené mi segundo documental llamado “Más Allá de mis Pasos”. Esto es una carrera infinita porque sueño algo y lucho por cumplirlo para luego imaginar algo más grande y así voy”, agregó.
Y es que Franklin Mejías no se pone límites, con los recuerdos de Venezuela en el corazón y con unas ganas de vivir que le recorren todo el cuerpo, lucha diariamente por cumplir nuevos retos, por exigirse más y por inspirar con su historia de vida.
