- Es incierta la cantidad de planteles de educación primaria y básica que las brigadas han reparado y cuánto costará. Aunque en Caracas, 160 han recibido “más del 60 % de los materiales”, según el reporte oficial, informes señalan la falta de servicios entre las serias deficiencias. Foto principal: cortesía El Espectador
Antes de que comience el nuevo periodo escolar 2022-2023, más de 20.000 planteles de educación inicial, básica y media deben estar rehabilitados y aptos para el retorno a clases presenciales de al menos 6 millones de alumnos, aproximadamente, en todo el territorio venezolano.
El mandato del régimen, siempre periódico e inacabado, recayó este año en las Brigadas Comunitarias Militares (Bricomiles), unidades creadas el 20 de junio pasado por orden de Nicolás Maduro, aunque sin la base legal de un decreto, reglamento, o resolución ministerial conocida. “El espíritu base es la unión cívico-militar”, dijo.
Según el anuncio oficial difundido, las unidades están conformadas por “la cooperación (sic) del pueblo organizado y la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana)”. Y tienen como objetivo “el levantamiento de informes sobre las necesidades de los centros educativos y de salud del país. Acción que permite, tras evaluaciones correspondientes, ejecutar trabajos de reparación de las infraestructuras que han sido reportadas a través de la aplicación VenApp”. La información publicada en el portal del Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio Exterior no aparece en la página web del Ministerio de Educación.
El número de planteles por recuperar no es claro desde el principio. La ministra de Educación, Yelitze Santaella, dijo, en una transmisión inicial del 20 de junio, que “son poco más de 8.800 centros educativos denunciados con problemas físicos de diverso tipo mediante el 1×10”. No obstante, Maduro, cinco días después, señaló que mantendría la supervisión en la refacción de cerca de 21.000 planteles de la nación”. Para el 5 de agosto, el trabajo se había reducido a 7.500 escuelas reportadas con el mismo método.
La restauración de los centros de educación pública es incierta y ha empezado mal, señalan especialistas consultados por El Diario. Añaden que detrás de la anunciada rehabilitación, sin información cierta ni garantías, no se asoma la intención de masificar la educación, en estado crítico, o aumentar la matrícula.
La educación, considerada la gran piedra angular para una recuperación del país, se deteriora cada año sin programa que intervenga. Desde 2018, la matrícula escolar pasó de 7,70 millones a 6,49 millones, en tres años. En ese periodo se triplicó el abandono escolar, con una media de 400.000 cada año, señala un estudio sobre el diagnóstico de la enseñanza de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en 2021. “¿La principal razón? En el 78 % de los casos la falta de comida en el hogar”.
Reparaciones entre la incertidumbre
Para el 13 de agosto 160 escuelas de Caracas habían recibido “más del 60 % de los materiales” para que las bricomiles inicien la rehabilitación, indica un reporte oficial. Detalla que entre los trabajos realizados se encuentran “desmalezamientos, cambio de luminarias, pinturas, adecuación de piezas sanitarias, entre otros”.
Pero el diagnóstico es mayor. “Son 24.000 unidades educativas que se encuentran en completo deterioro en Venezuela”, informó recientemente Griselda Sánchez, maestra y presidenta de la Formación de Dirigentes Sindicales (Fordisi) luego de hacer un recorrido nacional.
La primera Encuesta de Establecimientos Educativos, elaborada en septiembre de 2021, señala a qué se enfrentarán las bricomiles. Mostró agudas deficiencias de infraestructura y servicios básicos en una muestra de 394 escuelas, del universo total de 25.560. Una característica del “deterioro significativo” de la educación básica, agravada por la pandemia del covid-19. La encuesta se aplicó en 85 % de escuelas públicas y 15 % de privadas-subsidiadas, ubicadas en el medio rural (53 %) y urbano (43 %).
Determinó que la mayoría de los planteles tiene carencia aguda de agua (56,6 %), electricidad (69,9 %) e Internet (85,7 %). También ausencia total de agua (45,3 %), electricidad (7 %) e Internet (68,2 %) entre otras. “Igualmente, las escuelas presentan importantes carencias en su infraestructura, principalmente la ausencia (de carencia absoluta) de servicios de salud (93 %), bibliotecas (48 %) y canchas deportivas (43 %), entre otros”, indica el estudio que reveló preocupante desempeño de estudiantes en la lectura, a través de la prueba EGRA.
Al remontarse, como antecedente, a las escuelas bolivarianas creadas por Hugo Chávez con el objetivo de ofrecer “educación integral”, indicó que estas aumentaron a 24.411 en 2018. Pero ya para el cierre del periodo escolar 2003-2004 “se reportó que el 40 % presentó fallas en la dotación de mesas, sillas, cocinas, así como también de otros equipos de apoyo pedagógico como televisores, reproductores de video y computadoras. La situación, aunada a la crisis humanitaria, ocasionó un ausentismo escolar que en sectores rurales llegó hasta 60 %. En Zulia, azotada por los apagones eléctricos, llegó a 75 %, en el lapso 2018-2019.
Frente a esto, no hay siquiera información cierta de cuántos planteles existen en el territorio nacional. “El sistema educativo escolar está funcionando en modo de colapso desde el año escolar 2018-2019, al menos con la información oficial de la que se dispone”, apunta el estudio de Memoria Educativa, organización integrada por investigadores de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Sobre los planteles, desde 2016-2017 no hubo información oficial del Ministerio de Educación. En 2017-2018 registró 25.500 y en 2018-2019 informó un total general de 29.412 escuelas, de las cuales 24.411 son oficiales, sin discriminar el carácter nacional, regional y municipal, y reportó 5.001 privadas, según el informe más reciente de la asociación que coordina el profesor Luis Bravo Jáuregui.
El dato más reciente de 2022 indica que son 26.464 instituciones educativas entre públicas y privadas.
“Eso no es una cifra real porque el propio Ministerio de Educación, en su Memoria y Cuenta de 2015, señaló que había 29.000, lo que quiere decir que eso lo que nos dice es que en siete años cerraron 3.000 escuelas en Venezuela”, comentó Carlos Calatrava, director de la Escuela de Educación de la UCAB, quien asegura que “las escuelas están en el peor estado”, con base en estudios realizados.
Bricomiles bajo sospecha
Bravo Jáuregui, quien ha llevado el pulso de la educación en Venezuela, recordó los planes oficiales para la reparación de las unidades escolares “que se hacían como un ritual pero sin información oficial”.
Desde hace varias décadas la Federación Venezolana de Maestros (FVM) y la Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE) difunden reportes con menos sistematicidad, que recogen versiones de sus afiliados en las escuelas. Todas estas organizaciones dan cuenta del estado precario en que se encuentran. Algunos de estos esperan que llegue el mes de septiembre para informar.
Sin embargo, el investigador expresó su preocupación por el papel que las bricomiles cumplirán en las escuelas.
La sospecha se profundiza con la falta de información sobre el costo de las reparaciones. Los docentes se preguntan de dónde sale la asignación si la partida no aparece en el presupuesto 2022 asignado al Ministerio de Educación. “En esos planes no se sabía cuánto se gastaba”, aseguró el investigador.
Un estudio sobre América Latina indica que la refacción de una escuela entre pintura, chapa, tuberías y pupitres, entre otros, tiene un costo de entre 200.000 y 235.000 dólares por plantel, refirió Calatrava. “No hay claridad sobre si la plata la pondrá Defensa o Educación, porque no hay un plan integral de acomodo de escuelas venezolanas que establezca cuánto se necesita ni cómo se va a ejecutar la partida”.
La participación de la Fundación de Edificaciones Educativas (FEDE), adscrita al Ministerio de Educación y que se dedica a reparar y construir escuelas, no aparece en las bricomiles. “Sabemos que FEDE existe porque cada dos años publica las normas para la construcción de las escuelas y la última la publicó en 2019. En esta decía que un aula debe tener 25 metros cuadrados para las unidades de primaria, de entre 20 y 30 niños por aula. Y eso debe ir de la mano de la visión técnica de los cuerpos de bomberos y defensa civil”.
Calatrava reiteró la alerta hecha a través de un comunicado de la Escuela ucabista, sobre la pretensión de militarizar la educación, a través de los planteles, por la vía de la gestión de las bricomiles.
“Como es un programa de emergencia, solo servirá para la foto y seguiremos sin programa permanente”, precisó. Y resaltó la importancia de que las bricomiles, al menos, no tendrán interacción con los alumnos ni sustituirán a los directores, porque deben terminar antes de comenzar las clases, en septiembre.
Pero la incertidumbre seguirá siendo el pilar en la reparación de los centros de educación pública, hasta finales de año.
“El 31 de diciembre quiero ver la recuperación, ya logrado el 100 % de los consultorios de salud, de escuelas y liceos”, dijo Maduro en los primeros días de agosto, postergando así el plazo de entrega, sin detallar cuántos planteles van.