• La cantante visitará por primera vez Venezuela. El año pasado estrenó dos discos, el más reciente, 1940 Carmen, es su obra más íntima. Compuesta y grabada en el momento en el que buscaba quedar embarazada

Mon Laferte como cantante reúne el acervo de una tradición, pero su vínculo con tanto precedente de la música latinoamericana, ese respeto que transmuta en inspiración, lejos de situar en una mirada enclaustrada, la impulsa a revisar a su alrededor, ver en cómo se interpretan los nuevos tiempos en todo sentido posible.

El año pasado editó 1940 Carmen, hasta ahora su disco más autobiográfico. Además, fue el segundo disco que estrenó el año pasado. Seis, fue un homenaje a mujeres que la han inspirado como Chavela Vargas.

Ahora, la cantante chilena y mexicana finalmente viene a Venezuela, donde se presentará el domingo 25 de septiembre en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño. “Estoy muy emocionada. Será mi primera vez en Venezuela”, escribió en su cuenta de Instagram el 1° de julio cuando anunció el concierto.

En julio estrenó la canción “Aunque te mueras por volver”, un tema que interpreta cómo tanto le gusta, con una evocación a esos cantantes que considera grandes, esos que ocupan un lugar en su templo de ídolos.

Además, otra alegría se sumó a su carrera. Esta semana se supo que su canción “Algo es mejor” está nominada al Latin Grammy como Canción del año.

Mon Laferte: “Todos queremos que nos quieran”

—Cada público tiene unas características muy particulares. El argentino, por ejemplo, tararea los solos de guitarra. ¿Qué le han dicho o qué sabe del público venezolano?

—No he preguntado, ni me han dicho, ni he escuchado ningún rumor sobre el público. Es mejor. Así nos vamos a sorprender mutuamente.

—Será entonces una verdadera primera cita

—¡Sí! Fíjate que es muy así, eh. Cuando uno se enfrenta a un público por primera vez en un país, es como una primera cita. Están los nervios, todo. (Ríe).

—Nos enteramos de la buena noticia de la nominación al Latin Grammy por “Algo es mejor”, una canción que puede ser una confesión a usted misma o una celebración

—Para ser honesta, no esperaba este año alguna nominación. Para mí 1940 Carmen es un disco muy personal y especial. Lo escribí cuando estaba intentando quedar embarazada, en medio de un tratamiento hormonal. No sé cómo recibir esta nominación, que además forma parte de una de las categorías principales y celebra a los compositores. Me da mucho gusto que se reconozca la gente que escribe canciones. Debo decir, aunque sea poco humilde de mi parte, que me emociona ver el listado de los compositores, increíbles todos, pero soy la única que escribe la canción sola. (Ríe). Es una locura. Me da también ternura porque es un tema que habla de un cambio profundo en mí, tanto emocional como físico. Empezó a crecer mi panza. Entonces tener esta nominación es una cosa bien linda y especial.

—Tal cual como dice, es un álbum muy autobiográfico, a diferencia de los anteriores. ¿Qué ocurre cuando se cantan esas canciones en concierto? ¿Hay un mayor vínculo con el público que se identifica con estos temas tan personales?

—No sé lo que siente la gente. Sí puedo contar lo que siento yo. Me conmuevo mucho cada vez que canto las canciones de este álbum. Me pongo súper sensible. Es volver a ese momento, a ese estado emocional en el que yo estaba, una etapa muy especial que no se repite mucho. No todo el tiempo uno está intentando quedar embarazada y se inyecta hormonas. Es un momento de miedo, pero también de mucha ilusión. Cuando he tenido que interpretar estas canciones en el tour, se me aprieta el corazón de manera especial. Ahora, debo decir que todas mis canciones también son muy personales. Yo escribo sobre mis experiencias. No sé escribir de otra cosa. Me cuesta la ficción. Digamos que todas mis canciones son un poco así, pero estas son más especiales. Hace poco me convertí en madre, por lo que estoy muy sensible.

 —¿Cómo influyó Los Ángeles en ese proceso?

—Los Ángeles tiene algo que no sé muy bien como precisar. Puede ser el cielo que es muy poético. Es tan desierto que siento tal vez melancolía. Hay una palabra en portugués, saudade, que es como que sientes todo. Entonces, está la idea de Hollywood, pero es un poco triste también. No sé por qué siento eso cuando voy a esa ciudad. También la música que escuchaba en la radio. La prendes en el carro y escuchas artistas como Bob Dylan. Tuvo como mucha influencia la ciudad, la gente, el cielo. Todo.

 —En 1940 Carmen figura su nombre nada más como productora. Un proyecto tan íntimo tal vez no podía tener a otra persona en ese rol, o compartir la responsabilidad

—Es que este disco es muy personal y muy casero. Yo empecé a tocar guitarra, trabajar las melodías e instalé un estudio casero. Computadora, micrófono y ya. Crear ideas y grabar. No veía cómo hacerlo de otra manera. Tampoco quería dedicarle tiempo al proceso de ir a un estudio. No me podía mover mucho. Cuando supe que ya estaba embarazada, me mandaron reposo absoluto. Estuve acostadita. No me podía mover. Fue un álbum que hice casi en el sillón con la computadora. Era raro involucrar a un productor o involucrar a más gente.

 —Y desde hace unas semanas podemos escuchar “Aunque te mueras por volver”, que se podría considerar la segunda parte, en lo que respecta a sentimiento expresados, de “Mi buen amor”

—Creo que he ido desarrollando una manera de componer que poco a poco ha tomado personalidad. Por eso hay algunas canciones como “Mi buen amor” inspiradas en los temas de los grandes intérpretes de antaño como Raphael, Sandro, José José. Esa es la escuela que yo busco. De ahí viene la inspiración para este tipo de canciones que son grandes y difíciles de cantar. 

—¿Cuál es la canción más difícil de cantar de su repertorio?

—¡Uy! Me cuesta mucho “Aunque te mueras por volver”. Es difícil. ¿Qué otra más? “Antes de ti” también. Son varias las que son complejas.

—¿Por qué el amor es tan poderoso para la creación artística?

—Todos queremos que nos quieran, ¿no? (Sonríe) Deseamos que nos acepten. Creo que como sociedad no hemos aprendido a amar. Todavía estamos como bebés en ese sentido. Queremos que nos quieran, pero a nuestra manera, que la gente nos pertenezca. Para mí el amor es libertad. Hay muchas contradicciones al respecto. Aunque seas la persona más fría del planeta, en algún momento de tu vida, el amor llega a ti. Esa sensación de enamoramiento, de pasión, te quema finalmente. Es un tema inagotable. Todo el tiempo estamos amando. Luego creemos que ya no amamos, para después amar nuevamente. Es eterno.

 —En momentos en los que entre las canciones más sonadas de las listas preponderan dos o tres géneros, veo que se ha convertido en un camino para que las generaciones jóvenes lleguen a otros como el bolero, la cumbia o la ranchera, incluso a los cantantes que acaba de mencionar, además de Chavela Vargas

—(Piensa) Latinoamérica tiene una amplia variedad de estilos musicales. Va desde el folclore hasta la música más popular. Tenemos grandes intérpretes y compositores. Mucha de mi música está inspirada en esos artistas que te mencioné. Por ejemplo, Chavela es una gran influencia. No solo como compositora, sino también como intérprete. Ese es otro mundo. Cuando subo al escenario, y me pongo en personaje, en un papel casi de actriz, me gusta volver a esos momentos. Ir hacia cada palabra que siento. Vivirla para que sea real. También veo que hay cierta tendencia a ir hacia atrás siempre. Al final, todos copiamos un poquito de todo. (Sonríe). Entonces sí, yo ando buscando todo el tiempo inspiración, pero también indago en los nuevos artistas. Debo decir que estoy siempre escuchando música nueva, de gente más joven que es una inspiración para mí. No solo ir a los maestros pasados, sino también a los actuales.

Mon Laferte: “Todos queremos que nos quieran”

 —¿Alguna inspiración venezolana?

—Seguro que sí. Ahorita no recuerdo algún nombre. (Piensa). Estoy segura de que sí. Yo que soy chilena, oía mucha música del folclore venezolano cuando era niña. ¿Cómo es que se llama el artista de la canción de la luna llena?

—¿Simón Díaz?

—¡Me encanta! Bellísimo.

—La canción es “Tonada de luna llena”

—¡Sí! Es tan bonita. Todas sus canciones son maravillosas. También está “El loco Juan Carabina”.

—La acaban de invitar a exponer sus pinturas en París. ¿Cómo sobrelleva esa dualidad entre lo que expresa con la música y la pintura? ¿Cómo discierne en ese proceso?

—Para mí todo es un poco lo mismo. Antes como que hacía una separación. Pero no cuando creaba, sino que en el momento de hablar o de compartir el arte, pensaba que no podía ir todo junto porque la gente no lo iba a tomar bien. Ahora siento que es todo lo mismo. He estado dedicándole un poco más de tiempo a la pintura. Pude ir a esta exposición en París. Son mis primeros pasos como artista plástica de una manera más internacional. Quisiera en algún momento juntar todos estos mundos, la pintura y la composición en una gran obra.

 —¿Algún mensaje final para el público venezolano que finalmente la verá el domingo?

—Estoy emocionadísima porque va a ser mi primera vez. No puedo creer que nunca he ido a Venezuela. Me muero de emoción. Quiero conocer a la gente, al país, lo que más pueda de la ciudad. Espero que se lleven una buena impresión de mí en esta primera cita (Ríe) Prometo arreglarme bonita para darles una buena impresión. (Ríe).

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