• En 1980, el médico venezolano-estadounidense recibió el Premio Nobel de Medicina, por su investigación del papel de la herencia genética en la respuesta inmunológica. Aunque ha sido el único hasta ahora, otras reconocidas figuras venezolanas también han estado cerca del galardón

Recientemente se entregaron los Premios Nobel, el cual reconoce las mayores contribuciones al desarrollo de la Humanidad desde el campo científico, la literatura y la paz. A lo largo de su historia, la mayoría de los ganadores se han caracterizado por ser estadounidenses o europeos, y este año no fue la excepción. Sin embargo, muchos latinoamericanos lograron ser notados por la academia, con aportes significativos que han valido la medalla de oro.

Hubo un tiempo en que Venezuela estuvo a la vanguardia de la investigación científica de la región. Figuras como Marcel Roche, Humberto Fernández Morán y Jacinto Convit hicieron importantes descubrimientos que no pasaron desapercibidos por las más altas autoridades de la comunidad científica internacional. Aun así, el Nobel parece ser esquivo para el país salvo por una excepción: la del reconocido médico e inmunólogo Baruj Benacerraf.

El 11 de octubre de 1980, el venezolano-estadounidense fue galardonado por el Instituto Karolinska con el Premio Nobel de Medicina. Benacerraf es considerado como uno de los inmunólogos latinoamericanos más influyentes de la historia, y su trabajo contribuyó a conocer mejor el funcionamiento del sistema inmunitario y el papel de las células para defender al cuerpo ante ciertas enfermedades. 

Por supuesto, al haber transcurrido la mayor parte de su vida y carrera en Estados Unidos, al principio muchos se cuestionaron si realmente podría considerarse como el primer Nobel venezolano. Sin embargo, Benacerraf nunca se relegó de sus orígenes manteniendo una fuerte conexión con el país. De igual forma, los registros del Nobel cuentan por igual su doble nacionalidad, por lo que Venezuela figura en las listas de países ganadores del premio.

Por supuesto que me siento venezolano. Tengo unas raíces profundas que son puramente de allá. Es un orgullo y un honor para mí que un latinoamericano, un venezolano, sea premiado de esta forma”, declaró a El Nacional días antes de volar a Suecia para recibir su medalla.

Vida migrante

Baruj Benacerraj: 42 años del primer premio Nobel venezolano
En el centro, Baruj Benacerraf y su esposa Anette. A la derecha, el rey Carlos Gustavo de Suecia durante la ceremonia del Nobel. Foto: Cortesía

Baruj Benacerraf Lasry nació en Caracas el 29 de octubre de 1920. Su nacimiento en Venezuela fue producto de una creciente ola de migrantes que en ese momento veían en el país el potencial para emprender un futuro mejor. Su padre, Abraham Benacerraf, era un judío sefardí que apenas unos años antes había llegado del Marruecos español, escapando de la Primera Guerra Mundial. Por su parte, su madre, Henrietta Lasry, era también de la misma religión, aunque nacida en la Algeria francesa.

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Por la segunda nacionalidad de su madre, cuando tenía 5 años de edad su familia se mudó a París, Francia. Allí vivió gran parte de su juventud, hasta que a los 19 años de edad debió migrar forzosamente. Esta vez por la inminente llegada de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras sus padres regresaron a Caracas, Baruj decidió estudiar en Estados Unidos, graduándose como bachiller en Ciencias en la Universidad de Columbia en 1942.

De acuerdo con su autobiografía, a pesar de haberse recibido con excelentes notas, cada vez que intentaba ingresar en alguna facultad su solicitud era rechazada. Reconoce que esto debido a su doble origen como latinoamericano y judío. Sin embargo, gracias al padre de un amigo pudo finalmente ingresar a la Escuela de Medicina de Richmond, Virginia en 1942. Al año siguiente se alistó junto a otros estudiantes en un programa de formación de médicos de combate, lo que le permitió poco después naturalizarse como ciudadano estadounidense. En 1945, ya finalizando la guerra, sirvió en Alemania y Francia para el Ejército.

En 1943 también se casó con Annette Dreyfus, una estudiante francesa con quien permaneció unido el resto de su vida. Aunque vivió en Estados Unidos, donde realizó sus investigaciones, constantemente viajaba a Venezuela para atender los negocios de su padre. En ese tiempo su familia creó Hermanos Benacerraf y Compañía, una de las importadoras de textiles más importantes de Caracas, además de ser cofundadores del Banco Unión. Cabe destacar que su hermano es el filósofo y matemático Paul Benacerraf, y también fue primo de la reconocida cineasta Margot Benacerraf.

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Investigación

Benacerraf comenzó en 1947 su carrera como investigador, especializándose en el área de la inmunología y la genética. Señala que al haber sido asmático de niño, sentía curiosidad por descubrir cómo funcionaban las alergias, por lo que se dedicó al estudio de la hipersensibilidad. Esto lo llevó a trabajar en la Universidad de Nueva York y posteriormente como director del Laboratorio de Inmunología del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, en Maryland.

“Benacerraf comenzó su trabajo ganador del Premio Nobel con una observación casual. Había inmunizado a un grupo de conejillos de Indias con un antígeno sintético, esperando que los animales desarrollaran una respuesta inmune. Sin embargo, sólo alrededor del 40 % de los roedores reaccionaban, lo que sugiere que diferencias genéticas individuales controlaban la respuesta”, reseña un artículo de la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina.

Al practicar la cruza selectiva de estos conejillos de Indias, entre los grupos con reacción positiva y negativa al antígeno, descubrió que esta respuesta era determinada por genes dominantes bajo las leyes básicas de la herencia genética. Esto más adelante permitió identificar las estructuras celulares y los genes responsables de esta respuesta inmunológica. Por este trabajo en conjunto también recibieron el Nobel el estadounidense George D. Snell y el francés Jean Dausset.

La importancia de este descubrimiento fue que ayudó a comprender cómo funciona el sistema inmunológico a nivel celular. Gracias a esto ahora la ciencia toma en cuenta variables genéticas en la forma en que cada individuo reacciona ante un medicamento. También al grado de aceptación o rechazo que puede tener al recibir un tejido injertado o un trasplante de órganos. En sus últimos años, Benacerraf también estudió cómo esta tecnología podría usarse para combatir enfermedades hereditarias. 

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Raíces venezolanas de Baruj Benacerraf

Baruj Benacerraj: 42 años del primer premio Nobel venezolano
Benacerraf al momento de recibir el Nobel. Foto: Cortesía

A pesar de que toda formación científica y el apoyo para sus investigaciones ocurrieron en Estados Unidos, Benacerraf nunca dejó de sentirse venezolano. De hecho, como parte de esa naturaleza migrante heredada por su familia, era capaz de hablar fluidamente español, inglés, francés y hebreo. 

Tres años después de su premio, viajó a Maracaibo, Zulia, para dictar una clase magistral en el VI Congreso Latinoamericano y Primer Congreso Venezolano de Genética. Aunque ya estaba retirado de los negocios, siguió visitando el país, y en 1994 fue nombrado miembro honorario de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. 

En paralelo, fue presidente de la Asociación Americana de inmunólogos (1973), además de ser miembro de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, entre otras reconocidas organizaciones. Su carrera le llevó también a recibir la Medalla Nacional de Ciencias por parte del presidente George H. W. Bush en 1990, y la Medalla de Oro Albert Einstein, otorgada por la Unesco, en 1993. Murió en su residencia en Boston el 2 de agosto de 2011, a los 90 años de edad.

Cerca del premio

Baruj Benacerraj: 42 años del primer premio Nobel venezolano
Jacinto Convit. Foto: Cortesía

Además de Benacerraf, varios venezolanos han estado bastante cerca de recibir el máximo galardón científico. Un ejemplo es Jacinto Convit, cuyo trabajo en la creación de las vacunas contra la lepra y la leishmaniasis le valió su nominación al Nobel de Medicina en 1988. A pesar de que un año antes había recibido el Premio Príncipe de Asturias, la Academia sueca al final galardonó a Gertrude Elion, James Black y George Hitchings por el descubrimiento de componentes claves para el desarrollo de varios medicamentos contra la leucemia, malaria e infecciones urinarias.

Un caso similar ocurrió con el reconocido investigador Humberto Fernández Morán, inventor del bisturí de diamante y pieza clave en el desarrollo del microscopio electrónico. En 1968 obtuvo su primera nominación al Nobel por su contribución mediante la criomicroscopía electrónica para el estudio de la ultraestructura celular.

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Se dice que el zuliano rechazó su candidatura, ya que sus impulsores le ponían como condición nacionalizarse como estadounidense. Sin embargo, lo cierto es que décadas después en 1997 un comité de la Gobernación de Zulia volvió a postularlo sin éxito.

Fuera del campo científico, otro venezolano que muchas veces estuvo cerca del galardón fue el escritor y expresidente Rómulo Gallegos. El autor de Doña Bárbara llegó a recibir más de 15 nominaciones a lo largo de su vida, y de acuerdo con datos de la Academia Sueca, estuvo ocho veces en la lista de considerados. Su mayor oportunidad fue en 1967, aunque fue derrotado por el guatemalteco Miguel Ángel Asturias. 

Orgullo latino

Hasta ahora 17 latinoamericanos han ganado el Premio Nobel en casi todas sus categorías. La mayoría han sido en los campos de Literatura y Paz, con seis galardones en cada uno. También hay tres en el rubro de Medicina y dos en Química. Por el momento no han habido laureados latinos en Física ni en Economía, aunque este último no es formalmente uno de los Nobel originales.

De igual forma, el país de la región que más medallas ha recibido ha sido Argentina, con cinco. Le sigue México, con dos; además de Colombia, Chile y Guatemala, con dos cada uno. Costa Rica, Perú y Venezuela, completan el cuadro con uno.

El latinoamericano en ganar este premio fue el diplomático argentino Carlos Saavedra Lamas, quien recibió el Nobel de la Paz en 1936. Le siguió en Literatura la chilena Gabriela Mistral en 1945, siendo la primera mujer hispanoparlante en obtener el galardón. El último Nobel latino hasta el momento fue nuevamente en el campo de la Paz para el expresidente colombiano Juan Manuel Santos, en 2016.

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