• Una investigación de la Universidad de Exeter (Reino Unido) reveló que las mujeres tienen mejores posibilidades de liderar proyectos cuando las circunstancias son adversas

A lo largo de la historia un número reducido de mujeres ha logrado ejercer cargos de poder, y quienes lo lograron debieron enfrentarse a estructuras organizacionales que si bien no limitaban de forma expedita su presencia, eran posiciones a las que habían llegado en medio de grandes desafíos.

Un ejemplo de ello se evidenció el 5 de enero en Venezuela, cuando la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015 pasó a estar conformada en su directiva por las diputadas Dinorah Figuera (Primero Justicia) juramentada como presidenta; en compañía de Marianela Fernández (Un Nuevo Tiempo) como primera vicepresidenta, y Auristela Vásquez (Acción Democrática) en la segunda vicepresidencia.

¿Qué es el precipicio de cristal y cómo se puede relacionar con la nueva directiva de la AN electa en 2015?
Foto cortesía

Durante su primer discurso, Figuera dijo que como “mujer valiente” asumiría las riendas del reto que se le encomendó.

He dado testimonio de ser una mujer valiente que trabaja en unidad con concordancia. Creo que los que estamos aquí, inclusive quienes no están de acuerdo con la designación, tenemos que apostarle a la unidad por la democracia y la libertad”, dijo.

Asimismo, Figuera destacó que tras la disolución de la presidencia interina, liderada por Juan Guaidó, la nueva directiva no trabajará en condiciones normales debido a que tiene “diatribas y conflictos que resolver”.

Dentro de las decisiones que deberá cumplir está la creación de la Comisión para la Protección de Activos, decidir la renovación o ratificación de las juntas ad hoc de Petróleos de Venezuela  (PDVSA) y el Banco Central de Venezuela (BCV). Estos dos organismos enfrentan litigios y procesos legales en Estados Unidos, en el caso de Citgo, y en el Reino Unido, a propósito del oro venezolano que se encuentra en el banco inglés.

#TeExplicamosElDía | Jueves 5 de enero
La presidenta de la AN electa en 2015, Dinorah Figuera. Foto: Cortesía

En un claro periodo de crisis institucional, expertas en estudios de género y liderazgo consultadas por El Diario aseguraron que la situación se enmarca en el fenómeno conocido como precipicio de cristal.

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El término, acuñado por Michelle Ryan y Alexander Haslam en 2005 durante una investigación de la Universidad de Exeter (Reino Unido), demuestra una tendencia en diferentes organizaciones a designar como líderes a las mujeres cuando sus instituciones ya estaban en declive.

El término explica cómo las mujeres tienen mejores posibilidades de liderar proyectos cuando las circunstancias son adversas, o cuando hay más probabilidades de fracasar.

De acuerdo con la ONG The Global School for Social Leaders, la situación puede ocurrir por varios motivos. En ocasiones, se atribuye una mejor capacidad para liderar a las mujeres en momentos difíciles apelando a características estereotipadas como la empatía o la efectividad. 

En otras, colocan a una mujer en puestos de visibilidad para demostrar que están cambiando las cosas para afrontar las crisis; o simplemente porque en circunstancias adversas la representación masculina da un paso atrás y ceden cuotas de poder.

Pareciera que las mujeres son las que quedan para asumir ciertas funciones gerenciales o de liderazgo y es cuando se les da la posibilidad de gestionar o conducir un proyecto, una institución o una organización”, explicó para El Diario Susana Reina, psicóloga, directora de Feminismo INC y fundadora de la Alianza Venezolana Empresarial para el Liderazgo de las Mujeres (AVEM).

La especialista indicó que en el caso específico de la designación de nuevas autoridades en la AN 2015, ella estuvo en contacto con los dirigentes de los partidos políticos de la coalición de partidos conocida como G3 (Acción Democrática, Primero Justicia, y Un Nuevo Tiempo) en la búsqueda de una salida “lo más provechosa posible” en materia de cuotas de poder.

Como se lo hice saber a ellos si bien puertas afuera se le está dando la oportunidad de liderar a las mujeres, esto forma parte del precipicio de cristal, debido a que, en los mejores momentos del Parlamento las mujeres no estuvieron al frente aún estando disponibles. Entonces, esto nos confirma que en épocas de bonanza a las mujeres no se les da la oportunidad de ocupar posiciones de poder”.

Reveló que los dirigentes con los que mantuvo contacto en el proceso le confesaron que pusieron sobre la mesa candidaturas masculinas, pero ninguno quiso aceptar ocupar la posición.

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Ante esa realidad, Reina opinó que la decisión de hacerse un lado por parte de algunos diputados obedece a que el Parlamento electo en 2015 no es un espacio desde el cual se puedan mostrar resultados debido a la escasez de recursos, su peso institucional en entredicho, y ser una institución objeto de persecución política por parte del régimen de Nicolás Maduro.

Para Reina, las mujeres están ávidas de ocupar posiciones y no queda otra opción que aceptar las condiciones adversas e intentar mostrar las competencias que poseen.

Pese a ello, la especialista no pone en tela de juicio que las diputadas Figuera, Fernández y Vásquez posean las aptitudes y la motivación para hacerle frente al desafío.

Para Reina, la política y la economía son los principales espacios del poder donde se excluyen sistemática, histórica y estructuralmente a las mujeres para ocupar esas posiciones, es decir, el poder no es compartido. 

A las mujeres se les atribuyen competencias que no son valoradas ni en la economía, ni en la política. Por ello, yo estoy de acuerdo con las cuotas de género, mejor conocidas como medidas de discrimianción y afirmación positiva. Es necesaria la paridad 50-50 en todos los espacios de poder, porque si no es obligatorio el cambio no se va a dar. No conozco un hombre que afirme que va a renunciar a sus privilegios o posiciones de poder para dársela a una mujer con méritos y competencias, así como capacidades y formación”, dijo Reina.

La especialista insistió que eso debe ser trabajado con políticas y leyes para que pueda comenzar a darse ese proceso. Argumentó que en el momento en el que exista un equilibrio e igualdad de participación podemos poner sobre la mesa la meritocracia y capacidades.

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Foto referencial

Manifestó que en la actualidad la brecha es tan grande que le cuesta creer que se dé de forma natural el balance.

Sesgo y estereotipos de género

Reina explicó que existe cierta reticencia, bajo la presencia de sesgos y estereotipos de género, que vinculan a las mujeres con características o competencias de cuidado o con una carga emocional.

“En ocasiones se catalogan a las mujeres como más débiles y dadas a la conciliación, cualidades que son llamadas blandas. Eso inmediatamente las pone en contraposición a las competencias duras que tienen que ver con la lógica, el pensamiento, la inteligencia, la autoridad, que se asocian más al estilo de liderazgo masculino”.

Reveló que cuando estás dentro de una organización se valoran las capacidades que tienes para vender, ejecutar, o decidir, pero cuando una mujer ejecuta y decide de una manera asertiva e impositiva entonces es cuestionada y descalificada.

La sociedad pareciera no estar lista para una mujer que ejerza el poder. Eso hace que aprendan a moverse en una suerte de cuerda floja, donde sí se queda callada es sumisa, pero si habla es histérica. Más allá de enseñar un tipo de liderazgo que las acerque más al poder lo que se debe transformar es la noción de poder, así como las estructuras y las reglas que condicionan a las mujeres a masculinizarse para poder ser notadas, visibilizadas y tomadas en cuenta”, sostuvo.

Otros obstáculos que impiden a la mujer alcanzar espacios de poder

Según la activista por los derechos de la mujer, Ariana González, la discriminación de género es un hecho que se da transversalmente, por ello las mujeres tienen diferentes obstáculos para lograr espacios de poder.

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González indicó que si bien no ha padecido los efectos del precipicio de cristal sí existen otras limitantes que ha debido enfrentar en su carrera profesional como el suelo pegajoso, el techo de cristal y el anillo de diamante.

“Esto es más común de lo que se cree sobre todo en mujeres que están haciendo vida en la política y en el activismo”, destacó.

Sistema dañino

La activista destacó que en política debería contar la meritocracia, pero en ocasiones se plantean otras cualidades es por ello que para recibir una promoción una mujer debe trabajar más que un hombre con la finalidad de hacerse notar.

Este sistema hace daño a mujeres y hombres, y es algo que se debe rescatar de todo esto. Sin duda, es algo premeditado. Las mujeres asumen esto como un reto, como algo bueno. En medio de ello aseguran que son completamente capaces, una mujer 4 X 4, donde no hay reto malo o bueno, situación que representa una carga moral que no les corresponde”, insistió.

Agregó que la política lamentablemente es vista como un “club de varones” donde es difícil entrar y que está marcado con la discriminación.

Rescató que la formación en estudios de género e igualdad es fundamental para lograr cambios que trasciendan fronteras y prejuicios.

González consideró hacer un proceso de “deconstrucción” desde ahora sin esperar a que los cambios se den de forma natural.

“Le hemos asignado roles predefinidos a hombres y mujeres. Siendo a los hombres las tareas más visibles y las mujeres en las más privadas. La verdad es que el sistema se ha encargado de reforzar estos estereotipos. Todos tenemos emociones, sentimos tristeza, frustración, dolor y debemos ser vistos en el marco de la igualdad”, concluyó.

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