Introducción

Durante el mes de noviembre 2022, en Egipto, se llevó a cabo la 27° Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP27). En esta oportunidad, el encuentro anual contó con la participación de 182 jefes de Estado y de gobierno o sus delegaciones, incluyendo la presencia del presidente de Venezuela.

La COP es un foro mundial organizado por la Organización de Naciones Unidas, cuya misión es promover, diseñar y hacer seguimiento a una serie de acuerdos y compromisos a los Estados, tendientes a reducir los niveles de calentamiento global, a través de medidas que permitan minimizar el empleo de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), siendo estos los principales generadores de la actual crisis climática global.

La crisis del calentamiento global, acentuada a finales del siglo pasado, es analizada como una de las más graves de esta era geológica y de la humanidad, que no solo amenaza, sino que ya se experimentan algunas de sus consecuencias en regiones del planeta tierra. Normalmente quienes más padecen estas consecuencias, son las comunidades que dependen directamente de los elementos de la naturaleza para su vida y subsistencia, como es el caso de los pueblos indígenas y otros grupos con modos de vida similar.

En las últimas décadas, algunas zonas del alto orinoco venezolano, habitado principalmente por indígenas yanomami, ye’kwana, curripaco, huöttöja, arawak, entre otros, han experimentado variaciones significativas en el ciclo climático de la región, por consiguiente, también en sus procesos de producción agrícola y pesquero.

En el año 2018, el río Orinoco tuvo una crecida en su nivel de agua sin precedentes en la historia reciente, lo que originó pérdidas en la agricultura y otros modelos de producción de los 19 pueblos indígenas que habitan la región. Esto generó consecuencias graves, especialmente en el pueblo indígena yanomami (el más numeroso de la región), debido a que se reportó en ese año y siguiente, inundaciones, pérdida de sus viviendas, hambre, desnutrición, enfermedades y muertes asociadas a este fenómeno, a su vez relacionado con la histórica desatención estatal en materia de salud y otros servicios sociales. En el periodo 2018–2019, esta situación fue reportada especialmente en los sectores “La Esmeralda”, “Ocamo”, “Mavaca” y “Platanal” del alto orinoco venezolano.

Consideraciones sobre la Amazonía venezolana ante la agenda global de cambio climático

Resulta paradójico que los habitantes de una de las regiones más equilibradas ecológicamente, y además, de las que más contribuye a mitigar el calentamiento global, hoy estén padeciendo severamente efectos de políticas irresponsables de los países más contaminantes del mundo, incluyendo a Venezuela, por no adoptar medidas de protección de la Amazonía–Orinoquía venezolana. A esta irresponsabilidad se le suma la apetencia sobre esta gran región de los intereses económicos vinculados a la extracción de minerales y otras actividades ilícitas conexas, protagonizadas por grupos irregulares armados, en perjuicio de los pueblos indígenas y sus territorios amazónicos ancestrales.

Por estas razones, siendo los pueblos y comunidades indígenas de la Amazonía venezolana y suramericana, de los más afectados por estos fenómenos climáticos y sociales, es imperativo que su voz, sus propuestas y testimonios, sean parte del discurso internacional y regional sobre los asuntos de su propio interés (la Amazonía). Es imperativo que los acuerdos o políticas públicas generadas en los distintos foros sobre la materia, aterricen en la realidad y soluciones en cada comunidad indígena de la Amazonía. 

La Amazonía en la agenda política de la COP27

Consideraciones sobre la Amazonía venezolana ante la agenda global de cambio climático

La organización internacional WWF, dedicada a la investigación y promoción para la conservación de la naturaleza, elaboró un informe denominado Amazonía Viva 2022 sobre la situación de la Amazonía suramericana, que sirvió como documento base para analizar la situación e importancia que tiene este bioma selvático y acuífero de 7,4 millones de kilómetros cuadrados.

Entre otros elementos del informe Amazonía Viva, se destacaron las extraordinarias funciones que tiene este bioma amazónico conformado por diversos ecosistemas, que coadyuvan a mitigar el calentamiento global, principalmente por su función de absorber un aproximado del 10 % de dióxido de carbono (CO2) disperso en la atmósfera, responsable de elevar la temperatura de nuestro planeta tierra. También se destaca en el informe, la función que tiene la Amazonía de generar un ciclo lluvioso durante todo el año, originado por sus abundantes ríos, caños y humedales, que conjugados con otra serie de elementos característicos de la región, ayudan a regular la temperatura global.

En los distintos encuentros de la COP, Venezuela ha tenido un rezago en cuanto a sus obligaciones como Estado de proteger el 6.69 % de su bioma amazónico. De los nueve países Amazónicos, este porcentaje nos ubica en el cuarto país con mayor extensión Amazónica, antecedido de Brasil, Perú y Colombia (en ese orden).

Consideraciones sobre la Amazonía venezolana ante la agenda global de cambio climático

Por primera vez en muchos años, el presidente venezolano asistió a la COP27 e hizo una declaración ante su secretario general, jefes de Estados y representaciones de países miembros. En la declaración destaca la importancia que tiene la Amazonía-Orinoquía venezolana, para contribuir en la reducción del calentamiento global, por lo cual se compromete a protegerla, incluyendo a los pueblos indígenas que la habitan; aunque el contenido de este discurso tenga claras contradicciones con lo que ha sido la política del gobierno venezolano sobre la materia, especialmente por ser el promotor del decreto 2.248 sobre el Arco Minero del Orinoco, que consiste en la explotación minera de aproximadamente 111.000 Km² de la Amazonía–Orinoquía venezolana.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, también asistió a la COP27 y resaltó la necesidad de proteger la Amazonía como una sola (integralmente). Hizo énfasis en protegerla, combatir los ilícitos ambientales, reforestar e iniciar una campaña global en materia de educación y conciencia ambiental, por lo cual hizo anuncios o propuestas concretas: 

  1. Reactivación de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica.
  2. Crear un fondo económico colombiano de 200.000.000 de dólares anuales, durante 10 años, destinados a la protección amazónica. Instó a los demás países amázónicos a hacer lo mismo, así como a todos los demás países miembros de la COP, por tratarse de una causa de interés y responsabilidad común, especialmente de los países mas contaminantes. 
  3. Organizar una cumbre de países amazónicos, a fin de generar compromisos de cooperación y coordinación de protección amazónica. Propuso que sea celebrada durante el segundo semestre de 2023, en la ciudad de Leticia, Amazonía colombiana.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha desarrollado una carrera política ambientalista, esto significa que su discurso recoge realidades y experiencias muy importantes en favor de lo que pareciera una nueva etapa en favor de la Amazonía, donde también se le suma el liderazgo del nuevo presidente brasilero, Luiz Lula Da’silva.

La delegación del presidente brasilero en la COP27, también resume una posición ambientalista y proteccionista de la Amazonía brasilera. Es determinante la posición que asuma Brasil en esta coalición de protección Amazónica, debido a que el 59 % de la Amazonía suramericana corresponde a ese país.

Consideraciones sobre la Amazonía venezolana ante la agenda global de cambio climático

La Amazonía brasilera ha experimentado una deforestación sin precedentes en la última década, a pesar de haberse implementado una serie de planes para combatirla. Uno de esos planes fue la “Operación Brasil Verde”, que consistió en atacar los ilícitos ambientales, en especial la minería ilegal en su jurisdicción amazónica. Este plan redujo estas actividades en territorio brasilero, pero la aumentó en Venezuela, es decir, los garimpeiros de Brasil desplazaron sus actividades hacia el Amazonas venezolano, especialmente hacia la zona de la naciente del río Orinoco, y de manera particular, en el cerro “Delgado Chalbaud” del estado Amazonas venezolano, donde garimpeiros ejercen actualmente un ecocidio contra el río más importante del país, lo que afecta las condiciones sociales del pueblo yanomami de la zona.

Esto significa que la agenda de protección amazónica debe ser regional, por tratarse de una serie de ecosistemas interrelacionados entre sí, que no admite limitaciones o barreras físicas y políticas generadas por los gobiernos.

Reaparición del gobierno venezolano en la escena internacional en materia de protección amazónica y cambio climático

Consideraciones sobre la Amazonía venezolana ante la agenda global de cambio climático

Desde la década de 1990, Venezuela no ha tenido un interés notable en cuestiones de protección y conservación Amazónica. El hecho de haber reaparecido en la escena internacional sobre asuntos de Amazonía y cambio climático, lo consideramos como un logro por parte de los movimientos ambientalistas e indigenístas de Venezuela. Sin embargo, es necesario analizar que la reaparición del gobierno venezolano ante la COP27 y la agenda internacional sobre la materia, ha sido por presiones internas y externas, siendo estas últimas la determinantes. 

Antes de noviembre de 2022, mes durante el que se desarrolló la COP27, el presidente venezolano tenía evidentes limitaciones para salir al exterior de Venezuela, salvo a determinados países aliados, debido a una serie de restricciones políticas que desconocían su legitimidad como mandatario nacional.

La misma restricción ocurría para los encuentros presidenciales, donde el mandatario venezolano era desconocido por gran parte de la comunidad internacional para representar legitimamente a Venezuela.

Resulta curioso que en el encuentro de la COP27, celebrado en Egipto, el presidente venezolano estuvo presente para pronunciar su discurso sobre su interés de contribuir en la agenda contra el cambio climático y protección Amazónica.

Para comprender el repentino interés del gobierno venezolano de contribuir con la agenda climática y protección Amazónica, es preciso relacionarlo con su necesidad de ser reconocido como presidente venezolano ante la comunidad internacional y de reaparecer en la escena global, como en efecto ocurrió en la coyuntura de la COP27, cuya reaparición fue posible por el auspicio o apoyo político de dos mandatarios de importante prestigio e influencia en la carrera política y ambientalista regional: Gustavo Petro y Luiz Lula Da’silva. Parte del repentino interés del gobierno venezolano en asuntos de protección ambiental y Amazónica, pudiera estar relacionado con la reactivación de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y los fondos económicos que esa instancia captaría en favor de la protección y gestión ambiental de los países miembros. 

Otro interés en juego, sería el protagonismo de Venezuela ante esa importante instancia regional y global, debido a que estaría vinculado con Europa, Estados Unidos y el resto de los países con intereses de protección climática ante la OTCA.

COP27 y creación de un fondo económico global para proteger el bioma amazónico

La creación de un fondo económico para la protección Amazónica, no es un tema novedoso. En la década de los ochenta del siglo pasado, cuando apenas se empezaba a mencionar temas relacionados con el calentamiento global, se creó la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), liderada principalmente por Brasil. Se trataba de una instancia regional de monitoreo y protección de la Amazonía, que recibía aportes de los países Amazónicos y también de Europa, Estados Unidos y otros.

La Venezuela de entonces, ejercía un liderazgo político en esta organización regional. Fue uno de los países que promulgó la mayor cantidad figuras jurídicas ambientales de protección Amazónica. Si revisamos las actuales figuras de parques nacionales, monumentos naturales, áreas bajo régimen de administración especial y demás áreas protegidas, la mayoría datan de 1980 – 1990, bajo la influencia o mandato de la OTCA.

La creación de un fondo económico para la protección Amazónica es necesario, bajo el entendido que sirva a los Estados y entes descentralizados, organizaciones de la sociedad civil y comunidades indígenas, para hacer efectiva la gestión de protección y desarrollo de estos territorios. Aparte de combatir los ilícitos ambientales, también se debe promover y apoyar proyectos sociales en comunidades indígenas Amazónicas, tomando en cuenta que ellos han demostrado ser los mejores cuidadores de sus territorios ancestrales, por el arraigo material y espiritual que les une.

La creación de un fondo económico global para la protección Amazónica, entre otras áreas, supone que estos beneficios sean en provecho de los pueblos indígenas que habitan la región. Una de las causas que obliga a las comunidades indígenas a formar parte directa o indirectamente en la extracción de minerales u otras actividades conexas, se debe a la inexistencia generalizada de servicios públicos en sus territorios, especialmente los referidos a salud, educación y alimentación. Significa que el aspecto social también debe ser parte integral de lo ambiental, visto como elementos sistémicos o interrelacionados.

El componente ambiental – ecológico, aparte de ser abordado por los expertos o científicos en la materia, es necesario incluir a quienes han permanecido generacionalmente por más de 30.000 años en la región. Esto garantiza la continuidad y sustentabilidad de la gestión y protección ambiental.

Consideraciones finales

Desde el Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía (GRIAM) y la red de líderes indígenas que hacen parte del programa de Derechos Indígenas, Territoriales y Ambientales de la Amazonía, consideramos de especial interés e importancia que la Amazonía suramericana y venezolana, forme parte de la agenda global en materia ambiental y se haya empezado a tomar medidas para su protección, vistas las funciones que este gran bioma ejerce para mitigar el calentamiento global.

Sin embargo, alertamos para que los acuerdos que se tomen en los grandes foros internacionales sobre cambio climático y protección amazónica, no sean una vez más distraídos por razones de burocracia, corrupción y política–partidista. Es necesario y urgente que los acuerdos logrados en los foros internacionales sobre la materia, se conviertan en políticas públicas reales por los Estados y estas se concreticen en una verdadera protección de los bosques húmedos tropicales de Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, donde la agenda social sea igualmente abordada, como garantía para la solución integral del problema que ocupa el sur de nuestro país.

GRIAM apoya los procesos que en este momento se desarrollan sobre el tema, a través de nuestra experiencia y capacidades humanas, especialmente desde las comunidades y líderes indígenas que hacemos parte de un movimiento por el reconocimiento, respeto y defensa de los derechos indígenas, territoriales y ambientales de la Amazonía venezolana.

Luis Betancourt Montenegro.

Director General del Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía – GRIAM.

Instagram: griam.amazonia.ve

amazoniagriam@gmail.com

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