- Se trata de una condición poco común, a menudo confundida con otras patologías similares. Su diagnóstico e importancia se resaltaron en el III Consenso Venezolano de Vejiga Hiperactiva, el cual no se realizaba desde hace 14 años
La vejiga hiperactiva (VHA) es una condición que se caracteriza por una necesidad urgente y frecuente de orinar. La patología afecta a muchas personas en todo el mundo y puede interferir significativamente en la calidad de vida de quienes la padecen.
En Venezuela, el 24 % de la población general, mayor de 40 años de edad, padece de algún síntoma de vejiga hiperactiva, de acuerdo a un último estudio realizado en el país. Sin embargo, solo el 16 % recibe tratamiento.
El 13 de julio se realizó el III Consenso Venezolano de Vejiga Hiperactiva, el cual se organizó con el apoyo logístico y el patrocinio de FC Laboratorios.
Sobre el Consenso de Vejiga Hiperactiva
El encuentro médico tenía 14 años sin realizarse. La conferencia se considera esencial para reflejar los avances en el diagnóstico y tratamiento de la VHA.
El foro reunió a especialistas y expertos para hablar sobre las diversas alternativas de tratamiento que permiten controlar los síntomas de la enfermedad para que las personas puedan vivir plenamente.
Vanda López, uróloga especializada en piso pélvico, explicó para El Diario que la condición de la vejiga hiperactiva comenzó a discutirse ampliamente en el ámbito médico a finales del siglo XX, cuando se identificaron patrones específicos de síntomas urinarios sin causa aparente. La experta refirió que, desde entonces, la VHA se ha reconocido como un problema común que puede afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
¿Cuáles son los síntomas de la vejiga hiperactiva?
López señaló que las personas con VHA pueden presentar urgencia para ir al baño, incontinencia urinaria y levantarse en la noche para orinar. La uróloga precisó que los pacientes a menudo sienten una gran incomodidad y angustia. Algunos, a su juicio, experimentan la necesidad de ir al baño más de ocho veces durante el día y, en la noche, más de dos veces, lo que ya se considera un comportamiento anormal.
Para confirmar un diagnóstico de VHA, López indicó que se deben descartar otras posibles patologías como infecciones urinarias, cálculos vesicales, cáncer de vejiga o cualquier otra sintomatología que pueda presentar el individuo.
La especialista también explicó que aunque puede presentarse en ambos sexos y a cualquier edad, la VHA tiene mayor incidencia en mujeres debido a que esta condición afecta el cortisol, conocido como la hormona del estrés, generando noradrenalina, un neurotransmisor que produce contracción vesical.
En el caso de los hombres, la doctora mencionó que la VHA es menos frecuente, pero cuando se presenta, la urgencia está relacionada principalmente con problemas obstructivos de la próstata.
La uróloga considera que la vejiga hiperactiva no tiene factores de riesgo específicos, ya que más del 90 % de los casos no tiene una causa aparente ni una edad determinada. En ese sentido, resaltó que este síndrome puede empeorar con sustancias que provocan irritación vesical, como la cafeína, los cítricos, el alcohol y el chocolate negro, entre otros alimentos y sustancias.
¿Cómo se diagnostica la vejiga hiperactiva?
Vanda López señaló que, ante los posibles síntomas, se realiza un examen de orina para descartar infecciones y un ultrasonido pélvico para verificar la ausencia de cálculos y medir el volumen de orina residual. Posteriormente, se le pide al paciente un estudio urodinámico, el cual puede confirmar o no el síndrome.
“El estudio urodinámico es una herramienta útil para confirmar la hiperactividad vesical, y lo más importante evaluar si hay contracciones del músculo vesical en un momento no adecuado (se llaman contracciones no inhibidas o hiperactividad del detrusor)”, añadió López.
La especialista sostuvo que las causas de la vejiga hiperactiva no son completamente conocidas. Hay teorías que la vinculan a alteraciones en el urotelio vesical, activación temprana en la respuesta de contracción muscular, hipersensibilidad vesical, y alteraciones en la microbiota protectora. Otros factores incluyen alteraciones emocionales e inmunológicas, como el síndrome de colon irritable y la artritis reumatoide.
¿Cuál es el tratamiento de la vejiga hiperactiva?
Vanda López afirmó que el tratamiento de la vejiga hiperactiva se divide en varias etapas. Primero, asegura, se aplica la terapia conductual, que incluye ajustar la ingesta de líquidos, eliminar irritantes vesicales en la dieta y realizar micciones cronometradas para “reeducar la vejiga”. También se recomiendan ejercicios del piso pélvico y, en algunos casos, terapia con electroestimulación o electromagnetismo.
Pero si la terapia no es suficiente, se incluye la prescripción de fármacos. La uróloga destacó el uso del terodine debido a que tiene menos efectos secundarios, lo que permite a la persona adherirse al tratamiento.
Para pacientes refractarios, es decir, que no responden a tratamientos convencionales, se consideran opciones de tercera línea. Esto incluye neuromoduladores implantados o inyecciones de toxina botulínica en el músculo vesical. Estos procedimientos requieren una evaluación especializada y se realizan en el quirófano. López destacó que aproximadamente un 20 % de los pacientes son refractarios, y de estos, entre el 50 % y el 70 % mejoran con tratamientos.
“Esta no es una enfermedad degenerativa, ni es una patología oncológica, pero sí es desgastante para la calidad de vida del paciente. El paciente que se apega a la terapia conductual y farmacológica suele tener un excelente pronóstico con el tiempo”, concluyó.