-- Publicidad --
  • A varias personas del sector El Bambú les cambió la vida la madrugada del 12 de agosto, cuando la explosión de una bombona de gas afectó una vivienda de tres pisos y dejó un saldo de 12 fallecidos | Fotos: Adrián Salazar

Zulma no puede contener las lágrimas. Es el tercer día de las labores de remoción de escombros por el desplome de una vivienda de tres pisos en el sector El Bambú del barrio Unión de Petare, en el estado Miranda. 

La maquinaria que está en el lugar retira las pertenencias de los que allí hicieron vida y son los vecinos los que le otorgan el significado emocional a esos objetos cubiertos de barro y polvo. Ya casi no queda nada. Se lo han llevado todo, pero todavía hay cosas que remueven ese mar de emociones empañado por la tristeza. Zulma encontró una gorra de los Navegantes del Magallanes, le pertenecía a su vecino y amigo Elías, quien murió por la explosión y posterior derrumbe el lunes 12 de agosto. 

La explosión de una bombona de gas doméstico se llevó consigo varios vecinos muy queridos de la comunidad. Elías se dedicaba a la venta de empanadas y fue esa la razón por la que prendió la cocina a las 4:48 am del lunes. A Zulma, como la conocen en la comunidad, se le quiebra la voz de solo pensar que hace unos días habló con Elías sobre la idea de celebrar el cumpleaños de su esposo. 

-- Publicidad --

En esa oportunidad, planificaron reunirse, como lo hacían todos los años. “Yo le estaba echando broma, ‘Elías acuérdate que este mes es el cumpleaños de Ale. Vamos a ponernos de acuerdo para ver qué hacemos’”, le dijo Zulma. Su vecino prometió estar presente ese día, pero de esa promesa solo queda el recuerdo y la certeza de cómo la vida se puede transformar en un instante. 

Zulma, al ser jefa de calle, todos los días está al pendiente de la situación de los sobrevivientes y de su familia. Y es que de su casa entran y salen muchas personas. La puerta nunca se ha cerrado desde el día de la tragedia. Son bolsas que salen y otras que entran entre donaciones de ropa e insumos para afectados quienes, para ella, también son grandes amistades.

Foto: Adrián Salazar

Es así como Zulma lidia con el dolor de las pérdidas en la comunidad. Dice que, como muchas personas, no ha podido dormir. Cada vez que intenta coinciliar el sueño, los recuerdos del momento del derrumbe la invaden. La proximidad del evento hace que sus pensamientos se repitan en su mente una y otra vez. Cuando cierra los ojos, vuelve a escuchar los sonidos y ve las imágenes de lo que ocurrió. De esta situación ha hecho una coraza que solo deja entrever cuando, por solo minutos, comienza a llorar. 

“Es muy triste, pues, ver una persona que todos los días te saludaba con los buenos días ya no va a estar. Ellos salían y compartían con la comunidad. Eran conocidos. Ahora muchos de ellos ya no están”, dijo Zulma en entrevista para El Diario.

Una fuerza indescriptible 

Fanny Aponte, líder de la comunidad en el barrio Unión, comenta que no sabe cómo sacó las fuerzas para levantar escombros y puertas. Ella fue una de las primeras que se movilizó al lugar de la explosión para sacar a los primeros heridos y guió el rescate de los vecinos. Su acción se la atribuye a Dios en todo momento.

Cuando ocurrió la explosión, Fanny relata que la estructura no se cayó por completo. El inmueble se fue debilitando poco a poco, lo que permitió que se pudieran socorrer a varias personas y seis niños que se encontraban en el último piso de la vivienda. Los rescates también se hicieron por los laterales de la vivienda de al lado, cuyas paredes también se desplomaron por el impacto de la onda expansiva. Fue de esta forma que salvaron a Gabriela, la madre de los morochos de cinco días de nacidos.

Fanny cuenta que el esposo logró sacarla del baño, pero al momento de regresar a buscar a los bebés la vivienda terminó de colapsar y el hombre no pudo salir. La pareja tenía un año de haber retornado de Chile y estaban juntos desde hace 15 años. Ambos habían intentado concebir, pero no fue posible hasta su regreso a Venezuela. 

Es un dolor muy grande. La abuela de los niños perdió a su único hijo y la alegría de tener dos bebés al mismo momento. A Gabriela se le tuvo que adelantar el parto porque se puso delicada de salud y los bebés nacieron de 32 semanas. A pesar de eso se encontraban bien y ahora pasó esta tragedia. Es algo impactante”, expresó Fanny. 

Pero en la adversidad, estuvo la unión y el compromiso social de los vecinos. Ella asegura que su esposo puso a disposición su camioneta para el traslado de los heridos. Todo se hizo rápido porque cada minuto contaba. En total, eran seis familias que vivían de forma divida en tres plantas y, de acuerdo con los testimonios, del último piso todos resultaron ilesos, en el segundo piso se rescataron a tres personas y de la planta se pudo conocer que una persona sobrevivió. 

Para el 16 de agosto, fecha en la que se publica esta nota, se contabilizan 12 fallecidos y 3 heridos, los cuales permanecen hospitalizados. 

Fanny y Zulma son algunos de los rostros más visibles que trabajan para que la tragedia no cobre otras víctimas. Pero detrás de ellas hay muchos residentes. Todos coinciden en que aunque el control no está en sus manos, seguirán coordinando recursos y brindando apoyo emocional y material para garantizar que cada vecino tenga lo que necesita para enfrentar estos momentos difíciles. A través de su esfuerzo, inspirarán a otros a unirse y ayudar a la comunidad a permanecer fuerte y unida.

La unión sin distinción

La articulación de la comunidad ha sido la fortaleza y el apoyo de las familias afectadas. Desde el primer momento, los vecinos se organizaron para apoyar a quienes lo perdieron todo. Se ofrecieron refugios temporales, alimentos y ropa para quienes se quedaron sin hogar, pero todavía queda mucho por hacer. 

Fanny ha acompañado a quienes se han visto devastados por la tragedia, ayudándoles a enfrentar la pérdida de sus seres queridos. Ella dice con firmeza que nadie está solo en este proceso y que la comunidad entera está unida para superar esta situación. Asegura que, aunque el dolor es grande, es vital la ayuda mutua y el apoyo que todos se brindan entre sí, sin ninguna distinción o color político. 

Foto: Adrián Salazar

Las líderes de la comunidad reconocen y valoran el apoyo de las autoridades en las gestiones relacionadas con el sepelio de las personas fallecidas. También agradecen la unión que ha surgido en los últimos días, personas de todos los sectores se han unido para ofrecer ayuda.

La colaboración es general. Ciudadanos y organizaciones han aportado donativos esenciales que han llegado a las familias afectadas. Estos incluyen alimentos, agua y otros enseres. 

Para los vecinos del sector El Bambú, mantener el compromiso social tras una tragedia de tal magnitud es su única opción. No han descansado, y cada día que ven esa parcela vacía sienten un profundo pesar. Afirman que no podrán descansar hasta que las familias de los heridos puedan volver a abrazar a sus seres queridos. Hasta que eso suceda, seguirán firmes, porque creen que los milagros son posibles.

Noticias relacionadas