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- El programa de formación creado en 2023 recibe a bebés y niños de entre 18 meses y 4 años de edad para realizar actividades relacionadas con el deporte
“Todos al soccer bench”, grita uno de los entrenadores para dar la señal a los alumnos de Little Strikers de que la clase va a comenzar. Inmediatamente todos los niños corren a un lado de la portería en respuesta al llamado del instructor.
En el programa de formación de baby fútbol de Little Strikers los pañales no son un obstáculo para comenzar a rodar un balón, debido a que la institución busca introducir estudiantes desde los 18 meses hasta los 4 años de edad en el deporte.
La idea de este programa, explica Enrique Veloccia, director de Little Strikers, es que los niños y niñas que aún no están escolarizados puedan tener una actividad que les permita aprender a seguir instrucciones, hacer ejercicio, socializar con otros niños y reconocer el papel de los formadores, en este caso de los entrenadores.
El director del programa siempre trabajó con futbolistas. Desde el año 2012 se ha dedicado al reclutamiento de talento para equipos de fútbol, pero esta es la primera vez que trabaja en la preparación de bebés y niños en edad preescolar.
“Hace tiempo estuve hablando con mi socio sobre un programa para enseñar fútbol a bebés en Miami. Epl programa funcionó por 10 años, pero cerró por la pandemia, entonces él me dice que en Venezuela ya se podían hacer iniciativas de este tipo. Le dije: ‘Vamos a probarlo’ y arrancamos el año pasado y nos ha ido muy bien”, contó Veloccia en entrevista para El Diario.
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Una de sus motivaciones fue su hijo, quien tiene actualmente 6 años de edad. Relató que cuando era más pequeño mostraba gran interés por el fútbol, pero no existían en el país academias que aceptaran a niños que aún no estaban en preescolar.
Cuando logró formalizar el programa de Little Strikers, su hijo ya había superado la edad fijada para el proyecto, pero sigue siendo su inspiración.
Desarrollo cognitivo y diversión
Francys Labrador observa a su hijo desde una pequeña grada dispuesta a un lado de la chancha Striker Kids, ubicada en San Luis (municipio Baruta del estado Miranda). El niño, de 4 años de edad, había esperado ansiosamente esta clase, porque era la primera después de las vacaciones escolares.
“Como íbamos a empezar actividades en el preescolar hasta el mediodía, yo quería que él tuviera una actividad extracurricular. Me encontré con ellos, me contactaron rapidísimo y me preguntaron si estaba interesada en una clase de prueba para ver si al niño le gustaba”, explicó Francys para El Diario.
Su hijo se entusiasmó después de la prueba y comenzó a tomar dos clases por semana. En ese momento, el programa estuvo funcionando en las canchas del complejo deportivo La Guacamaya en Las Mercedes.
Antes de comenzar las clases en el preescolar, Francys le preguntó a su hijo si quería volver a los entrenamientos de fútbol y que fuera parte de su rutina. Admitió que estaba casi segura de su respuesta, porque durante las vacaciones estuvo preguntando si podía jugar de nuevo, pero aún así quería saber su opinión antes de retornar al programa.
La representante recuerda que llegó a la primera clase con mucha curiosidad, porque le costaba entender que podrían enseñarle sobre fútbol a niños tan pequeños. Al ver el entrenamiento, comprendió que el deporte era el hilo conductor para enseñar cosas como números, colores, palabras en inglés y habilidades físicas y de comunicación.
“Ahora sé que no solo es algo que hace por diversión, sino que tiene un aprendizaje al que puede sacarle provecho con el tiempo. Me he dado cuenta de que en él ha nacido un interés por salir a hacer deporte y no solo jugar”, contó.
Los niños hacen una pausa para tomar agua y corren hacia sus padres, quienes resguardan sus termos. Los instructores disponen aros de colores, obstáculos y un túnel para los siguientes ejercicios y el descanso termina cuando el entrenador repite la frase: “Todos al soccer bench”.
Mientras su hijo se incorpora a la actividad, Francys cuenta que el entusiasmo que él muestra es lo que la motiva a disponer de su tiempo para este tipo de clases.
“Él está emocionado por hacer sus clases y eso me motiva porque hacer este tipo de cosas implica un compromiso, movilizarse, lidiar con el tráfico de la ciudad y dedicar tiempo a ellos”, agregó.
Aprender del ejemplo en Little Strikers
En los asientos también observa la clase Luis Ruiz, papá de un alumno de 3 años de edad del programa Little Strikers. Él también es futbolista, así que rápidamente notó que su hijo tenía habilidades e interés para el fútbol a pesar de su edad.
“Su primer juguete fue un balón, siempre le ha gustado”, dice con orgullo Luis mientras lleva en brazos a su otra bebé.
A pesar de que es su segunda clase, el hijo de Luis participa activamente en los ejercicios e imita los movimientos de los instructores con precisión y fluidez. Incluso, antes de iniciar la clase ya se había adueñado del balón para intentar anotar goles frente a la portería.
“Desde la primera vez le gustó y siempre busca la manera de entender cada cosa que le que le ponen, cada instrucción y son cosas que sorprenden, porque a esa edad es un poco más complicado seguir instrucciones”, comentó Luis en entrevista para El Diario.
El padre aclara que intenta no presionarlo por su edad a pesar del potencial que observa. Insiste en que su prioridad es que el niño se divierta y se sienta cómodo en sus actividades.
Enrique Veloccía explicó que el disfrute es uno de los factores más importantes para que los niños y niñas logren alcanzar ese potencial en el deporte. Añadió que los más pequeños tienen incluso más posibilidades de aprender con rapidez que aquellos que llegan con 3 o 4 años al programa.
Una actividad familiar
Uno de los instructores toca el silbato y anuncia una nueva pausa para hidratarse. En este punto, los niños comienzan a notarse un poco más cansados y dispersos. Además, algunos intentan alargar el descanso para ir al baño rápidamente y volver antes de que comience la próxima actividad
Los bebés que van a Little Strikers desde los 18 meses de edad comienzan sus clases acompañados de su papá o mamá, con la intención de que se les haga cómodo integrarse a una actividad nueva.
“Los niños a veces puede ser que tengan miedo o de repente no están muy adaptados y con los papás se sienten más cómodos. Pero también vemos que los papás y mamás van en ropa deportiva a hacer ejercicio y se vacilan su clase y eso es un factor diferenciador en todo el proceso”, indicó Veloccia.
Hay un segundo grupo, que es donde participan los hijos de Francys y Luis, de entre 3 y 4 años de edad. El director de Little Strikrs comentó que este grupo es más independiente y hacen solos los ejercicios mientras los padres ven la clase a un lado de la cancha.
Little Strikers ofrece clases los días lunes, miércoles y sábado, siendo este último el día con mayor demanda de las familias. “He tenido aquí en la cancha hasta 25 chicos con sus padres haciendo clases los sábados”,acotó Veloccia.
El representante del programa explicó que esta experiencia les permite a las familias tener un abreboca de lo que significa acompañar a un niño en el fútbol menor y posteriormente en ligas competitivas. Mencionó que actualmente hay más apoyo e inversión a las academias de fútbol, por lo que existe gran variedad de opciones para quienes deseen continuar en este deporte.
Mencionó que si un niño y su familia toman la decisión de continuar en el fútbol para luego formarse en el deporte profesional, es importante entender que hasta los 12 años la prioridad debe ser la diversión del niño. “Luego de esa edad es que se puede evaluar si el niño o la niña tiene un destino en el fútbol profesional”.
La jornada en Little Striker cierra con una actividad en la que los niños juegan con una tela colorida en compañía de los entrenadores. Cada alumno elige un color distinto y sigue las instrucciones de los entrenadores al momento de bajar o subir la tela que asocian con el fin de otra clase de baby fútbol.
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