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  • Su éxito en las redes sociales y en las calles de diferentes ciudades le permitieron abrir su primer local 

El trabajo honrado, la responsabilidad y la resiliencia fueron los principales valores que el venezolano Jesus Riaño, de 28 años de edad, aprendió de sus padres desde muy joven. Su mamá se dedicaba a comerciar zapatos en Caracas, específicamente en el mercado de La Hoyada, y su papá –de origen colombiano–, vendía tostones y quesillos en las calles de la ciudad. 

Riaño, quien ahora es conocido en las redes sociales como Jesús Quesillo, se hizo popular en Instagram y TikTok por vender quesillos –un postre venezolano que se ha popularizado con la diáspora– y mostrar su día a día vendiendo este dulce que ha llevado a más de seis países y ha cautivado paladares de paisanos y extranjeros. 

En entrevista exclusiva para El Diario, Riaño contó que su estrategia de venta y su ojo para identificar a sus coterráneos fue lo que lo ayudó cuando comenzó con el negocio en Bogotá, Colombia, país al que emigró cuando tenía 19 años de edad. 

Alcance en redes sociales: Jesús Quesillo cuenta con 1,6 millones de seguidores en TikTok y más de 760 mil en Instagram. 

“Al principio vendí bastante porque fue como una novedad para los colombianos, pero cuando las ventas bajaron, tuve que idear una forma de atraer a personas y comencé dando muestras pequeñas del producto”, detalló. 

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Fue así como, junto con el crecimiento en sus redes sociales, se le abrieron las puertas para viajar a otras ciudades de Colombia y posteriormente otros países, donde las personas lo esperan para probar su famoso quesillo, que se agota en pocas horas. 

Jesús Riaño, un venezolano que conquista paladares del mundo con su quesillo

Sus comienzos

A los 8 años de edad comenzó a ayudar a su familia vendiendo en un carrito los quesillos que elaboraba su papá. En ese momento estudiaba, y vivía entre Caracas y Barquisimeto (estado Lara). Al salir de clases y durante las vacaciones se dedicaba a la venta del postre venezolano.

“A los 14 años empecé a realizar mis primeros quesillos. Como mi papá tenía la fábrica en Caracas, comencé a producirlos yo solo en Barquisimeto, porque ya tenía una idea de cómo lo hacía y le di mi toque”, señaló.

Con los años, fue practicando y mejorando su receta. Todos los días vendía los quesillos en un carrito en el centro de Barquisimeto luego de salir de clase. Sin embargo, con el espíritu aventurero que asegura que lo caracteriza decidió emigrar a Colombia en 2015.

“Llegué primero a donde unos familiares, unos primos que habían ido a Venezuela años antes, pero tenía la meta de independizarme. Empecé a buscar trabajo por Internet y conseguí una oportunidad como auxiliar de cocina y a los 8 meses que logré reunir algo, comencé de nuevo con los quesillos”, relató. 

Aunque al principio los quesillos no le quedaban “muy bien” debido a la variación de los ingredientes, fue perfeccionando de nuevo su receta usando las marcas colombianas. En ese entonces, llegó a tener al menos 30 carritos de venta de quesillos en la ciudad colombiana. 

“La mayoría de los que me compraban podía decir que el 80 % eran venezolanos. Con las técnicas de venta puede hacer una relación con los clientes, porque además el quesillo es un postre que te recuerda los cumpleaños en Venezuela y momentos que generan nostalgia”, comentó. 

Riaño precisó que nunca dejó a un lado a su clientela colombiana, por lo que también se dedicó a evaluar su dinámica y las formas en las que podría venderles. Con el éxito de su negocio, logró comprar congeladores que le permitieron ampliar su producción.

Sin embargo, con las restricciones de la pandemia del covid-19 que se impusieron en los países para evitar los contagios a inicios del año 2019, su negocio se vio muy impactado. “No podía seguir costeando los parqueaderos de los carritos, así que me fuí a pique”, añadió.

Jesús Riaño, un venezolano que conquista paladares del mundo con su quesillo

Las dificultades fueron un salto al éxito

Debido a la pandemia y con la pérdida de los carritos de quesillo, Jesús Riaño comenzó a vender accesorios por Internet. Cuando se levantaron algunas restricciones, armó un carrito con vidrio templado para vender esos productos en las calles de Bogotá. 

“Duré un año con ese negocio, pero quería volver a lo que me gustaba, y empecé de nuevo a vender quesillos. Al poco tiempo logré montar cinco carritos nuevamente. Trabajando conocí a un humorista colombiano que hacía bromas en la calle, en ese momento tenía como 25 mil seguidores en TikTok y cuando subí un video de él, se hizo viral y al día siguiente ya tenía más de un millón de vistas y el doble de seguidores”, comentó. 

A pesar de no saber de marketing digital y las técnicas que se utilizan en redes sociales, aceptó la proposición del humorista para crear contenido. De esa forma, Jesús Riaño contó que comenzó con las giras por varias ciudades acompañando al humorista, lo que le permitió evaluar las zonas en esos lugares y vender sus quesillos. 

Tras trabajar cinco meses con el humorista, decidió grabar contenido de su negocio para mostrar a sus seguidores cómo atiende a los clientes y la receptividad de las personas. Buscó la forma de poder grabar sin entorpecer su trabajo, por lo que invirtió en una cámara con una pechera. 

Empecé a grabar y ahí empecé a subir contenido que se viralizó en Facebook y luego en TikTok. Gracias a que me estaba yendo bien con las ventas, contraté a una persona para que me ayudara con las redes sociales y subiera los videos. A mí no me daba tiempo porque me la pasaba trabajando”, destacó. 

Las giras “quesilleras”: de Colombia a Dubái

Gracias al éxito en las redes sociales, Jesús Riaño comenzó a recibir peticiones de venezolanos y colombianos de distintas ciudades para que vendiera los quesillos en esos lugares. Fue así como comenzó con giras que lo llevaron a visitar al menos 20 ciudades de Colombia. 

La gente me esperaba en los lugares que decía en las redes sociales en las que iba a estar, todo era una locura. En noviembre del año pasado (2023) decidí hacer un salto y me fui a Ecuador y luego a Perú. Fue una travesía, pero me fue muy bien porque quienes me seguían de esos lugares ya sabían dónde iba a estar”, indicó. 

Con su gira visitó las ciudades ecuatorianas de Tulcán, Ibarra, Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta y luego recorrió Perú con visitas a Tumbes, Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote y Lima. 

Riaño sorprendió a sus seguidores cuando publicó un video mostrando que estaba en Dubái, una oportunidad que surgió sin previo aviso y tuvo que añadir al itinerario de su gira, con la que posteriormente visitó Chile, Argentina, España y Francia. 

Jesús contó que el Consulado de Colombia en Abu Dhabi (Emiratos Árabes) fue el que lo contactó para informarle que una compañía deseaba que viajara a ese país para dar una degustación de sus quesillos.

Jesús Riaño, un venezolano que conquista paladares del mundo con su quesillo

El idioma no fue un impedimento para que Riaño creara un vínculo con las personas de ese país que tuvieron la oportunidad de probar su famoso quesillo, no solo en el evento programado, sino en un restaurante donde le permitieron venderlo. En los videos que subió en las redes sociales, Riaño envió un mensaje a sus seguidores: “Sí se puede, podemos soñar en grande y estar en uno de los sitios más hermosos, todo es posible con constancia y disciplina”. 

Durante su gira ha logrado vender en un solo día con un carrito entre 40 y 60 quesillos, algunos enteros, otros por porciones. Riaño recuerda que en Santiago de Chile y en varias ciudades de Colombia llegó a vender toda la producción en menos de tres horas, con la ayuda de personas que contrató para atender al público de forma rápida. 

Un establecimiento y muchas metas por lograr

Jesús Riaño tiene tres hijas. Su trabajo y perseverancia no solo son para poder brindarle calidad de vida a su familia, sino también porque su crecimiento ha sido una oportunidad para otros venezolanos que lo han contactado para trabajar con sus carritos de quesillo. 

En las redes sociales las personas también publican videos del resultado de los quesillos que realizan con su receta. Jesús comentó que en el mundo hay espacio para todos y que es gratificante para él también compartir los secretos del postre que le ha brindado la oportunidad de crecer. 

Con el crecimiento de su emprendimiento, se vio en la necesidad de buscar un local para poder producir los quesillos. “Alquilé un local en Calí y comencé a comprar todo lo que necesitaba, la cocina, las vitrinas y las neveras. Las personas comenzaron a saber que también estaba vendiendo ahí y se acercaban”, destacó. 

Riaño contó que con cada gira que realizó pudo invertir en lo que hacía falta para el local y en la fachada. Su emprendimiento tiene en el logo la frase “en honor a mi padre”, con el propósito de homenajear a su papá, que fue el que comenzó con el negocio del quesillo y estuvo en sus primeros pasos. 

Jesús Riaño, un venezolano que conquista paladares del mundo con su quesillo

 Aunque vive en Bucaramanga, cuenta con un equipo de trabajo que se encarga del negocio en Calí, donde las personas siempre esperan su visita. En ambas ciudades también tiene carritos de quesillos recorriendo las calles. 

A pesar de las dificultades que representan las giras por la coordinación logística e inversión, Jesús tiene planificado realizar otra gira a partir de diciembre para recorrer Panamá, México, Ecuador, Bolivia y Chile. En sus pensamientos también está la idea de regresar a Venezuela con sus quesillos pero aún no ha definido la fecha. 

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