- “¿Quién dijo que la agricultura es solo para hombres?”, cuestionó la empresaria y comunicadora social Génesis Olivia, quien decidió romper con esta barrera al trabajar en la agroindustria del maíz | Crédito: Cortesía de Génesis Oliva (AgroWomen)
Durante cinco décadas, un grupo familiar de agroempresarios se ha dedicado a producir maíz en Venezuela. En la actualidad, Génesis Oliva, una venezolana de 27 años de edad, se convirtió en la cuarta generación que asume la responsabilidad de producir alimentos como ellos. No obstante, decidió que lo haría con otro enfoque.
Antes de seguir con el legado de su familia, Oliva estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), y realizó dos másteres en Suiza y EE UU para fusionar lo mejor de su carrera con la agroalimentación. En uno de sus trabajos finales presentó AgroWomen, una idea que marcaría la diferencia en la tradición familiar.

Este proyecto consiste en visibilizar y empoderar a las mujeres que trabajan en la producción y distribución de la agroindustria del país, además de conectar con otras mujeres en todo el mundo para brindarles una plataforma en la que compartan historias y experiencias en el rubro.
Al mismo tiempo, AgroWomen busca fomentar la transparencia en la cadena alimentaria para permitir a los venezolanos conocer de cerca el origen y el proceso de producción de sus alimentos.
De Venezuela al Foro Mundial de la Alimentación
La fundadora de AgroWomen participó por primera vez en el Foro Mundial de la Alimentación 2024 (WFF), en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) en Roma, Italia.
“Buena alimentación para todos, hoy y mañana”, es el nombre que recibió el programa en 2024. Esta red mundial reúne a expertos, gobiernos y organizaciones para discutir y buscar soluciones a los desafíos que enfrenta la alimentación. Desde la seguridad alimentaria y la nutrición hasta el cambio climático y la sostenibilidad.

También se presentan las últimas innovaciones del sector, se comparten experiencias de éxito y se establecen políticas para garantizar que todos tengan acceso a alimentos saludables y suficientes.
Para participar en el foro, Oliva aplicó a través de los canales oficiales como sociedad civil, aportando su experiencia como productora venezolana sin formar parte de ninguna delegación oficial. “Si trabajas en la producción de alimentos se puede aplicar para participar, con meses de anticipación y al acreditarte hay meses de trabajo previo a través de reuniones”, explicó la empresaria venezolana.
No solo es una industria para hombres
Los primeros desafíos que enfrentó Génesis Oliva al comenzar con este proyecto fueron “los prejuicios sociales”, debido a que es una industria desigual en cuanto a la participación de hombres y mujeres. También se debatió entre quedarse en territorio venezolano o emigrar a otro país.

De acuerdo con un informe de la FAO, las acciones para reducir las desigualdades de género en la agricultura tienen un impacto directo en la seguridad alimentaria, el crecimiento económico y la resiliencia de las comunidades ante diversas crisis, incluyendo el cambio climático y la pandemia.
“Las mujeres venezolanas podemos desarrollar la autoconfianza suficiente para creer en nuestras capacidades y atrevernos a hacer las cosas distintas”, expresó Oliva. “Y confiar que, en ti, están los recursos y las fortalezas para vencer cualquier miedo y levantarte las veces que sean necesarias”, agregó.
Su participación en el foro refleja la fortaleza de AgroWomen para romper barreras y reafirmar que el trabajo de las mujeres en la agroindustria es fundamental para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar una seguridad alimentaria global.
Oliva enfatizó que el carácter innovador, resiliente y familiar de este proyecto representa una inversión en el futuro para asegurar que las próximas generaciones de mujeres tengan las herramientas necesarias para liderar la transformación de los sistemas alimentarios.