El número de detenidos el miércoles 12 de marzo en Buenos Aires se elevó a 103 y el de heridos a 20, al menos uno de gravedad, durante la marcha de protesta de los jubilados a la que se sumaron hinchas de fútbol, sindicatos y organizaciones sociales.
Según datos del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, la policía local detuvo a 89 personas, mientras que otras 14 fueron arrestadas por las distintas fuerzas federales.
De los 20 heridos, al menos 10 son policías en estado leve y el resto son civiles, entre los que se encuentra un hombre en estado grave con rotura de cráneo a causa del “impacto de una cápsula de gas lacrimógena” en la plaza donde se ubica la sede del Congreso de la nación, indica un comunicado oficial de la autoridad capitalina.

Los detenidos y los heridos son producto de la represión de las fuerzas de seguridad argentinas contra los manifestantes, que iniciaron una protesta pacífica, pero se vieron rodeados por columnas de policías antes de iniciar la concentración
La protesta de este miércoles ha sido la más violenta en Argentina desde que Javier Milei llegó a la Presidencia en diciembre de 2023.
Represión contra los manifestantes en Argentina
Entre los detenidos hay siete integrantes de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la ciudad de Buenos Aires, cuyo secretario general, Daniel “Tano” Catalano, reclamó su “urgente liberación” y afirmó que fueron “detenidos violentamente por la policía tras una represión sanguinaria”.
Los medios de comunicación argentinos han destacado “la represión” ejercida por las fuerzas de seguridad desde incluso antes de iniciarse la protesta, pues no permitieron ni siquiera llegar a los manifestantes al lugar de la convocatoria: las puertas del Congreso de la Nación.

El Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires informó en un comunicado que durante la tarde fueron vandalizados siete vehículos de este cuerpo, además de que incendiaron un patrullero y una moto.
La agencia de noticias EFE fue testigo de cómo cientos de agentes pertrechados con material antidisturbios y motorizados tomaron las calles aledañas al Congreso y dispararon gases lacrimógenos y balas de goma desde el inicio de la protesta, cuando la gran mayoría de los asistentes eran jubilados, mujeres y personas de todas las edades.

Las exigencias de los jubilados
La movilización fue convocada para mostrar apoyo a los jubilados que cada miércoles protestan a las puertas del Congreso para reclamar una actualización de las pensiones, la restitución de la cobertura de medicamentos y la continuidad de la moratoria previsional, que termina a finales de marzo.
El Ministerio de Seguridad Nacional había lanzado advertencias desde el martes 11 de marzo indicando que impediría a los manifestantes cortar las calles o protagonizar actos violentos.

“Están nuestras fuerzas desplegadas para hacer cumplir el protocolo: el tránsito no se corta y los barras bravas, sobre la vereda”, manifestó este miércoles por redes sociales la ministra de Seguridad, Nacional Patricia Bullrich.
La policía y otras fuerzas federales en Argentina se apostaron en diversos puntos de los alrededores de la sede del Congreso, en el centro de Buenos Aires, y lanzaron gases lacrimógenos y chorros de agua desde camiones contra los asistentes a la marcha de protesta, donde había ancianos, mujeres y jóvenes.
La mayor represión del gobierno de Milei
Además de los gases lacrimógenos y los golpes con palos a los manifestantes, un camión recorrió la avenida hasta Bartolomé Mitre de Buenos Aires expulsando fuertes chorros de agua. Allí, otro grupo de manifestantes intentaba acercarse a la plaza y cantaba canciones contra el gobierno y las fuerzas de seguridad, con letras como “que triste debe ser tener que pegarle a un jubilado para poder comer”, “Milei, vos sos la dictadura” o “que se vayan todos”.
Quienes se acercaban al Congreso, donde ya es una tradición ver a los jubilados manifestarse cada miércoles, sentían el picor del gas en los ojos, las fosas nasales y la garganta.

Héctor, que portaba un cartel con la frase “Basta de genocidio silencioso”, contó a EFE que cobra la jubilación mínima (menos de 300 dólares mensuales): “Estamos defendiendo nuestros derechos y queremos que se vaya este gobierno hambriador”.
Liliana, otra habitual de los miércoles, se acercó a uno de los oficiales y le gritó: “Qué papelón como nos tratan. Vayan a ayudar a Bahía Blanca (ciudad donde ha habido una gran inundación) en lugar de reprimirnos”.
“Están armados hasta los dientes contra los jubilados”, se lamentó en declaraciones a EFE.
Con información de EFE