“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”, leyó el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell el 21 de abril de 2025. Era la confirmación oficial de que el argentino Jorge Mario Bergoglio, el primer papa americano de la historia, había fallecido y ahora la Iglesia católica se sumergirá en un profundo duelo, para luego iniciar la elección de su sucesor a través de un cónclave.
Sin embargo, el cónclave es un proceso incierto, cuya duración dependerá de la capacidad del Colegio Cardenalicio para ponerse de acuerdo. En algunos casos la votación ha durado solo un par de días, pero también semanas, e incluso meses. Durante ese tiempo es necesario suplir la ausencia del sumo pontífice no solo como cabeza de la Iglesia, sino también como jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano.
En este periodo, conocido como sede vacante, las funciones papales serán asumidas de forma interina por Farell en su condición de cardenal camarlengo. Si bien esta figura cumple un rol muy importante dentro de la Iglesia, su protagonismo precisamente emerge tras la muerte del papa, al ser el encargado no solo de dar el anuncio formal, sino de convocar y organizar el cónclave.
¿Cuáles son las funciones del camarlengo?
El cargo de camarlengo surgió en el siglo XI durante el papado de Gregorio VII. Originalmente se trataba del supervisor de la Cámara Apostólica, es decir, del órgano financiero de los antiguos Estados Pontificios. De ahí el nombre del camarlengo, que tiene dos posibles orígenes etimológicos, aunque ambos coinciden en significado. El primero viene del latín camerarius (camarlingus, en latín tardío), que significa “oficial de la cámara”; el segundo deriva del germánico franconio kammer (cámara), siendo el kammerling el “camarero”.
En la Edad Media este cargo era el equivalente a un tesorero, y más adelante a una suerte de ministro de Finanzas. No obstante, a principios del siglo XIX el papa Pío VII limitó sus funciones, que mermaron más tras la disolución de los Estados Pontificios en 1870. En la actualidad, el camarlengo funge como administrador de los bienes e ingresos del Vaticano, siendo un funcionario nombrado directamente por el papa. Salvo casos de renuncia, el cargo es vitalicio.
Su función principal además es la de dirigir el rito de confirmación de la muerte del papa. Allí, el camarlengo debe llamar tres veces al pontífice por su nombre de pila, con nombre de apellido, en intervalos de tres minutos. En la antigüedad, cada pregunta iba acompañada por un leve golpe en la frente con un martillito de plata, aunque esa práctica fue abolida por Juan XXIII a mediados del siglo XX.
Actualmente un equipo médico constata el fallecimiento del papa, a lo que el camarlengo emite la frase Vere Papa mortuus est (Verdaderamente, el papa está muerto). Posteriormente retira el anillo del pescador del cuerpo y procede a destruirlo en la misma habitación junto a su sello oficial de plata. Esto como forma simbólica de representar el fin de la autoridad del difunto, así como para evitar malos usos. Todo ocurre en presencia de los prelados clérigos y el maestro de ceremonias litúrgicas pontificias, así como del secretario y canciller de la Cámara Apostólica. La comprobación termina al sellar con lazos rojos los aposentos privados del difunto papa, una vez hayan retirado sus restos.
¿Qué papel cumple el camarlengo durante el cónclave?
Tras anunciar al mundo la muerte del papa, el camarlengo tiene dos tareas importantes. La primera será presidir el acto de constatación, es decir, el velorio del pontífice, así como el resto de ritos funerarios. A diferencia de otros papas que han tenido sus exequias en el Palacio Apostólico, Francisco permanecerá en la capilla de la Casa Santa Marta, la cual fue su residencia desde 2013, de acuerdo con su última voluntad.
Otra disposición que Francisco dejó escrita hasta en su autobiografía fue la de ser sepultado en la Basílica Santa María la Mayor, en Roma (Italia). Sería el primer papa en 150 años en ser enterrado fuera de la Basílica de San Pedro. También solicitó ser velado en un ataúd abierto, en lugar del catafalco en el que se exhibieron los restos de sus antecesores recientes.
La segunda tarea del camarlengo será convocar a todos los cardenales a Roma para participar en el cónclave. Tendrá un plazo de 20 días para dirigir todos los preparativos y despachar los asuntos referentes a la organización antes de encerrarse junto al resto del Colegio Cardenalicio en el Palacio Apostólico. Allí asistirá como un cardenal más, sin injerencia sobre el proceso de escrutinio, aunque deberá redactar el informe final con los pormenores de la votación una vez resulte elegido el nuevo papa.
Durante la sede vacante, el camarlengo funge como jefe de Estado interino de la Ciudad del Vaticano, aunque no de la Iglesia católica. La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de 1996 limita además sus poderes a solo mantener la operatividad de la Santa Sede y la realización del cónclave. Es decir, no puede hacer nombramientos ni tomar decisiones definitivas.
¿Quién es Kevin Joseph Farrell?
Actualmente el camarlengo de la Iglesia católica es el cardenal irlandés-estadounidense Kevin Joseph Farrell, de 77 años de edad. Fue nombrado en el cargo por Francisco el 14 de febrero de 2019 tras la muerte del anterior camarlengo, Jean-Louis Tauran.
Farrell inició su vida religiosa con la congregación Hermanos de Cristo en Dublín, Irlanda, y en 1966 se unió como novicio a los Legionarios de Cristo. Allí realizó trabajo misionero en Estados Unidos para la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Se ordenó como sacerdote en 1978, ejerciendo en México como capellán de la Universidad de Monterrey (UDEM). También se convirtió en administrador general de los Legionarios de Cristo.
En 1984 se instaló definitivamente en Estados Unidos, en la Arquidiócesis de Washington DC. Allí llegó a ser director interino de Caridades Católicas, director del Centro Católico Hispano, vicario general, secretario de Finanzas, y moderador de la Curia de la Arquidiócesis. Finalmente, en 2002 el papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Washington, y más adelante, en 2007, Benedicto XVI lo designó obispo de Dallas (Texas).
Ascendió a cardenal en noviembre de 2016, poco después de que Francisco lo nombrara prefecto del recién creado Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida. Además, ingresó como miembro de la Oficina de Administración del Patrimonio de la Santa Sede y la la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano. Farrell colaboró activamente en las reformas de Francisco dentro de la Iglesia, especialmente en materia de transparencia institucional y lucha contra la pedofilia.
Aunque Farrell no figura en las listas de potenciales aspirantes a papa, en teoría podría resultar electo durante el cónclave. De hecho, a lo largo de la historia tres camarlengos han sido elegidos como sucesores de San Pedro: el primero fue Cosimo Gentile Migliorati, quien en 1404 se convirtió en Inocencio VII. Siglos después, en 1878, Gioacchino Pecci se convirtió en León XIII en el mismo cónclave que convocó. El caso más reciente fue Eugenio Pacelli, Pío XII, 1939.
