La calidad del aire en Caracas, Venezuela, representa una amenaza constante para quienes viven con asma. La quema de basura, los cambios de temperatura y la acumulación de agentes contaminantes aumentan el riesgo de crisis respiratorias, por lo que especialistas han alertado sobre el impacto silencioso de estos factores, sobre todo en niños, niñas, adolescentes, adultos mayores y personas que no tienen la posibilidad de asistir a una consulta médica regular.
Julia Martínez, neumopediatra y especialista en asma, señaló que el cuerpo posee defensas naturales para filtrar el aire que respira. Sin embargo, en pacientes asmáticos estos mecanismos no funcionan correctamente, lo que provoca una inflamación crónica del epitelio respiratorio —la capa interna que recubre los bronquios— lo que disminuye su capacidad de respuesta.
“En Caracas, cuando una persona asmática inhala aire con humo, polvo u otro agente, sus pulmones reaccionan con más sensibilidad y eso puede desencadenar crisis severas y frecuentes”, agregó Martínez en entrevista para El Diario.
La experta indicó que en zonas con mucho tráfico, como el centro de la ciudad, las personas están expuestos a emisiones vehiculares. También existen áreas con niveles de humedad que agravan la condición respiratoria de los pacientes. Además, acotó Martínez, se registran quemas cotidianas de basura y cambios bruscos de temperatura que elevan el riesgo para los asmáticos, ya que provocan una irritación continua en las vías respiratorias.
“Estas condiciones ambientales agravan los síntomas y ocultan la progresión de la enfermedad”, alertó. La médica considera que el asma puede clasificarse como leve, moderada o severa. A pesar de esto, aseguró que hay muchos pacientes con cuadros leves y que se adaptan a respirar con una capacidad reducida sin notarlo. El deterioro “silencioso” y sostenido en el tiempo, advirtió, puede alterar de forma irreversible la estructura pulmonar hasta derivar en enfermedades crónicas más severas.
Factores externos y los pacientes asmáticos
Julia Martínez advirtió que muchos pacientes suelen ignorar la presencia de factores ambientales que agravan el asma. Entre los elementos que complican un cuadro de salud, destacó la presencia estacional de la planta gramínea conocida como “Capin Melao” (Melinis minutiflora), una hierba que florece entre marzo y noviembre, principalmente en las cordilleras de El Ávila, y cuyo polen es irritante para algunas personas.
La especialista añadió que otra variable son los ácaros del polvo que, de acuerdo con estudios de escuelas de posgrado de Inmunología, están presentes en más del 40 % de los hogares caraqueños. Comentó que estos microorganismos suelen acumularse en áreas mal ventiladas o de difícil acceso, donde la limpieza es insuficiente. “El borde de un ventilador puede convertirse en un criadero invisible si no se desinfecta adecuadamente con sustancias ácidas, como el vinagre”, dijo Martínez.
Martínez señaló que los ácaros afectan directamente a quienes tienen asma porque sus partículas desencadenan respuestas alérgicas al entrar en contacto con el organismo. En pacientes sensibles, la exposición constante irrita los bronquios, estrecha las vías y dificulta el paso del aire. Por lo tanto, recomienda higienizar correctamente los espacios, especialmente en colchones, cortinas y rincones poco ventilados.
“Hay que controlar la humedad que hay en la casa, hay que evitarla al máximo, hay que hacer limpieza, podemos ser personas muy humildes, podemos ser personas que no tenemos grandes riquezas, pero en el entorno interno de la casa debe haber una limpieza y pulcritud”, reiteró.
Por otra parte, de acuerdo con la especialista, cuando una persona con asma permanece expuesta a ciertos condicionantes puede desarrollar síntomas como cambios en la nariz, agrandamiento de cornetes, deformaciones en el paladar, respiración oral y voz nasal. En etapas avanzadas, incluso las uñas pueden mostrar señales de daño por la falta prolongada de oxígeno.
Estas manifestaciones físicas, explicó, son clave para identificar cuadros no diagnosticados. Agregó que muchas personas se acostumbran a “respirar mal” y normalizan la fatiga o la congestión constante. Martínez manifestó que estos cambios deben tomarse como señales de alerta y que una evaluación médica oportuna permite confirmar el diagnóstico y comenzar un tratamiento que evite mayores complicaciones.
La medicación en los pacientes asmáticos
Julia Martínez advirtió que todo paciente diagnosticado con asma debe mantener un control médico continuo. Aunque no siempre es necesario acudir cada mes, insistió en que quienes presentan síntomas frecuentes deben asistir al menos cada tres meses. En cada consulta se evalúa la capacidad pulmonar y se ajusta el tratamiento de acuerdo a los resultados clínicos y las necesidades individuales.
La neumóloga refirió que uno de los errores más comunes es asumir que todos los tratamientos funcionan de la misma forma. “El asma no se trata con fórmulas generales. La edad, la intensidad de los síntomas y las condiciones de salud de cada persona determinan qué tipo de medicación necesita y en qué dosis”, informó Martínez.
También alertó sobre los riesgos de la automedicación. Reveló que el uso inadecuado de inhaladores o esteroides puede ofrecer alivio temporal, pero oculta los síntomas reales y retrasa una intervención oportuna.
“Muchos pacientes recurren a tratamientos caseros con nebulizadores de bajo costo, pero estos no son efectivos para el manejo adecuado del asma. Existen dispositivos más sencillos y accesibles que, cuando se usan correctamente, son mucho más eficaces para evitar complicaciones y controlar la enfermedad”, declaró la especialista.
Para lograr un buen control del asma, recomendó seguir con rigor las indicaciones médicas, buscar atención especializada y mantener una conducta de adherencia con los medicamentos recetados. “Esto no solo mejora la calidad de vida, sino que previene crisis graves y complicaciones a largo plazo”, concluyó la doctora.
Sin un tratamiento adecuado y control médico constante, muchos pacientes experimentan un deterioro progresivo de su salud respiratoria. Reconocer los síntomas a tiempo es crucial para controlar la enfermedad, ya que, para Martínez, actuar con rapidez puede prevenir crisis graves y mejorar de manera significativa la calidad de vida de los pacientes.
