Hacer senderismo en el El Ávila le permite a los caraqueños conocer su ciudad desde una nueva perspectiva. Esta experiencia le da a los senderistas la oportunidad de apreciar las especies vegetales, animales y las vistas que ofrece la montaña.
Dorian Banezca, guía de la iniciativa Acamparavila, compartió con el equipo de El Diario una propuesta de cinco rutas de senderismo en El Ávila para tener distintas perspectivas de la capital venezolana.
“De las rutas más hermosas para admirar la ciudad desde Caracas, hay cinco que se llevan todo nuestro reconocimiento, sin orden específico, porque todas son hermosas”, indicó Banezca en entrevista para El Diario.
A continuación, las rutas seleccionadas y algunas de sus características:
1. El Cortafuegos
Para acceder a la ruta de El Cortafuegos, se puede ingresar desde San Bernardino, una urbanización ubicada al noroeste de Caracas. Un punto de referencia útil es el Hotel Ávila; desde allí, se asciende hasta la entrada que cruza por debajo de la avenida Boyacá, también conocida como Cota Mil, para tomar el camino hacia la montaña.
“Yendo al este por una amplia carretera que tiene pocos ascensos exigentes y por unos 7 kilómetros, exhibe ventanas panorámicas al valle. Ideal para principiantes o corredores”, agregó Banezca.
Esta ruta es una de las más accesibles para quienes quieren comenzar a explorar la montaña, pues su trayecto no supera las tres horas.
2. Piedra El Indio

Para llegar al mirador de la piedra El Indio es necesario ascender al Ávila desde Sebucán, en el municipio Sucre del estado Miranda. Una forma de ingresar al acceso es abordar una camioneta o una unidad de Metrobús desde la estación Los Dos Caminos del Metro de Caracas, hasta llegar a la estación cloradora de Hidrocapital en Los Chorros.
“Te ofrece bosques y senderos estrechos con ventanas oportunas donde puedes tomar bocanadas de aire mientras contemplas el verdor que sigue conservando la ciudad, de cerca y a lo lejos”, comentó el guía.
En la entrada de la ruta, los senderistas se encuentran con el puesto de Guardaparques Cachimbo, donde se puede solicitar los contactos de los guardaparques en caso de alguna emergencia en el trayecto.
La Piedra El Indio está a unos 1.610 metros sobre el nivel del mar (msnm), por lo que en el trayecto es necesario hacer pausas y mantenerse hidratado.
3. Estribo Duarte
El Estribo Duarte es otra alternativa para ver la ciudad desde una perspectiva diferente. Este camino permite apreciar tanto las vistas del valle como los elementos de la montaña.
“Ascendiendo por el distribuidor de Boleíta, lo primero es toparse con uno de los puestos de guardaparques más bonitos y conservados con su gran vista. Luego, el ascenso se hace entre zanjas y tramos planos que a cada minuto amplían más y más la visual al valle. Es impresionante. Para complementar, al frente se alza el pico Oriental y de seguir un poco más, llegas a pozos de ensueño, llamada, con toda razón, Paraíso”, expresó Banezca.

En el puesto de guardaparques, los visitantes pueden igualmente registrarse y recargar agua si lo requieren. Esta ruta se caracteriza además por su vegetación de sabana, lo que hace que el senderista esté expuesto al sol mayor tiempo. Sin embargo, casi al finalizar la ruta se pueden encontrar árboles de bucare y un gran mamey que dan sombra, así como una toma de agua.
El regreso a la ciudad, aclara el guía, suele ser más exigente, pero “es suavizado por esa vista magnánima”.
4. Mirador del Edén
Al Mirador del Edén se puede llegar a través del acceso al Ávila que se encuentra en El Marqués, y para llegar a su destino los senderistas deben completar una ruta de máximo una hora.
“Te conecta con La Julia y su fila de eucaliptos que resuenan todo el día con el transitar de la brisa entre sus copas. Después de una hora máximo, se alcanza este mirador que deja apreciar la ciudad en calma”, indicó el guía.
Llegar más rápido o lento al mirador dependerá de factores como la experiencia, el peso, el grupo de senderismo o las condiciones climáticas. Sin embargo, Banezca considera que es una ruta que vale la pena hacer por la vista que se obtiene de la ciudad.
5. Galindo

Al final de la urbanización Terrazas del Ávila, se puede acceder a la ruta de Galindo. Banezca recomienda hacer este trayecto temprano en la mañana, porque el camino cuenta con vegetación de sabana y se está constantemente expuesto al sol.
“Esa misma carencia arbustiva te da una de las vistas más alucinantes de la ciudad que te hace apreciarla a cada minuto del ascenso”, indicó el guía.
Aclaró que esa vista también se aprecia plácidamente durante el atardecer. En el camino se pueden encontrar algunos puntos con sombra en los que los senderistas pueden aprovechar para hidratarse y descansar para completar el ascenso.
Ser responsable con la dificultad
Banezca explicó que cada ruta tiene su dificultad, por lo que recomienda ser conscientes y responsables de la capacidad física que tiene cada persona antes de asumir el reto de conocer el Ávila.
“Todas las rutas son difíciles, ya que implican voluntad, hacerse responsables y exponer lo vulnerable que somos. Ahora bien, si consideramos esto y queremos comenzar con trayectos cortos: Quebrada Quintero, Cortafuegos, Mirador del Edén, Picacho y Los Venados son rutas que enamoran por su biodiversidad mostrada en un corto tiempo que no pasan de una o tres horas”, añadió el senderista.
Algunas rutas de exigencia media, para personas un poco más experimentadas, pueden implicar de tres a cinco horas de camino. Entre estos trayectos están Estribo Duarte, El Banquito, Galindo, las ruinas de Mestiatis, el Camino de los Españoles (desde donde se puede llegar a La Guaira) y el ascenso hasta el hotel Humboldt desde San Bernardino.
“Para personas con mayor experiencia y resistencia están desde Sabas Nieves hacia el Humboldt; la Cascada Norte, la más alta registrada en El Ávila; los picos Occidental, Oriental y Naiguatá; o la Fila Maestra, arrancando desde el hotel Humboldt”, comentó el guía.
Banezca explicó que tanto Acamparavila como otras iniciativas tienen constantemente rutas y paseos programados para quienes quieran aventurarse a conocer el Ávila y no tienen un grupo con el cual hacerlo. Indicó que en su página web y redes sociales tienen información sobre el atractivo y las ventajas de cada una de las rutas para que cada persona pueda elegir la que más se ajuste a ella.
“Siempre es necesario conseguir espacios que nos hagan conscientes de estar aquí y ahora, hallando calma, conexión, almas similares o distintas, sin dejar de apreciar lo real. Eso y más ha hecho la montaña con sus aristas a la ciudad o el mar. Es una dicha, un refugio, un templo y un tiempo personal”, añadió.
A quienes están dispuestos a explorar la montaña, Banezca les recomienda no subestimar a la naturaleza y aprovechar ese interés para informarse sobre temas como primeros auxilios, equipamiento y el resto a las normas en los parques nacionales como el Ávila para proteger y mantener estos espacios que dan felicidad a sus visitantes.
Expertos consultados:
Dorian Banezca , guía y fundador de Acamparavila. Se realizó la entrevista el 2025-05-08.