Investigadores de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, desarrollaron una técnica experimental que restauró la visión en animales afectados por enfermedades de la retina, a través de una inyección de nanopartículas de oro, que son fracciones extremadamente pequeñas de este metal.
El procedimiento consistió en introducir estas diminutas partículas de oro en el ojo. Una vez se inyectaron las trazas metálicas en forma líquida, estas se fijaron a las células internas de la retina, que es la capa de tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo.
Posteriormente, los científicos utilizaron un láser de luz infrarroja con patrones preestablecidos que les permitió proyectar diversas formas sobre las retinas de los animales afectados.
De acuerdo con el estudio, publicado en la revista especializada ACS Nano, la nueva estrategia permitió eludir el daño en los fotorreceptores, que son las células de la retina responsables de detectar la luz.
La clave de la técnica reside en que, cuando la luz infrarroja se enfoca en las nanopartículas, estas generan una pequeña cantidad de calor. Este calor, a su vez, activa las células bipolares y ganglionares, que son tipos de células nerviosas en la retina que transmiten señales visuales al cerebro.
Este proceso de activación es similar a cómo los fotorreceptores sanos envían impulsos que permiten activar la visión pérdida en los pacientes con afecciones retinianas, detalló la investigación.

Alternativa para tratar la pérdida de visión
Los investigadores resaltaron que las afecciones oculares, como la degeneración macular, afectan principalmente a los fotorreceptores por lo que esta estrategia resultaría ser una alternativa para recuperar la visión.
Jiarui Nie, investigadora de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU y autora principal del estudio, destacó que esta técnica se trata de una nueva forma de prótesis de retina sin la necesidad de cirugías o modificaciones genéticas.
No obstante, la experta acotó que las pruebas están en fase experimental con animales, por lo que el potencial de restaurar la visión en casos de degeneración retiniana en humanos aún no lo han comprobado.
En ese sentido, el estudio señaló que para su aplicación en personas están trabajando en un sistema donde las nanopartículas de oro se combinen con una herramienta láser integrada en lentes.
Las cámaras en estos lentes recogerían información visual del entorno y la utilizarían para controlar la emisión del láser infrarrojo. Los pulsos del láser estimularían las nanopartículas en las retinas de los pacientes, permitiéndoles percibir imágenes.
“Esta técnica podría transformar los paradigmas de tratamiento para las enfermedades degenerativas de la retina”, apuntó Nie.

Perspectivas a largo plazo de la técnica experimental
El estudio agregó que otra ventaja de la técnica experimental es que la solución de nanopartículas, al ser inyectada, se distribuye por toda la retina, que es la capa de tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo y es responsable de la percepción visual.
Esta cobertura completa implica que el método tiene el potencial de abarcar y restaurar la totalidad del campo visual de un paciente con ceguera. Esta característica lo diferencia de otras prótesis retinianas que a menudo se limitan a un área pequeña de la retina, ofreciendo solo una visión parcial.
Además, la respuesta selectiva de las nanopartículas a la luz infrarroja cercana no interfiere con la visión residual que el paciente con una afección retiniana pueda conservar, lo que permite que cualquier remanente de vista natural coexista con la estimulación inducida por las trazas de oro.
No obstante, los investigadores subrayaron la necesidad de realizar más estudios con animales para que pueda recibir la aprobación de probarse en un entorno clínico con pacientes humanos. La transición de la fase experimental en laboratorio a la aplicación en personas requiere una validación de seguridad y eficacia que se realiza con ensayos preclínicos adicionales para asegurar la biocompatibilidad a largo plazo de las nanopartículas de oro en el ojo y la ausencia de efectos adversos.
Después de confirmar estos aspectos, los investigadores podrán avanzar hacia experimentos clínicos con humanos que permitan demostrar la viabilidad, seguridad y efectividad del tratamiento para la pérdida de visión.