La relación entre Donald Trump y Elon Musk, dos de las figuras más poderosas y polarizantes de Estados Unidos, ha pasado de una alianza estratégica a una guerra abierta en menos de una semana.
El detonante oficial: un ambicioso y controversial plan fiscal impulsado por el mandatario republicano, pero detrás hay egos enfrentados, intereses económicos y acusaciones que van mucho más allá de las finanzas públicas.
El proyecto de ley en cuestión, llamado por Trump «el gran y hermoso proyecto de ley» (One Big Beautiful Bill Act), busca ampliar los alivios fiscales implementados durante su primer mandato y cumplir con varias promesas de campaña. Entre sus puntos clave destacan:
- Exenciones fiscales a las propinas, horas extra y adquisición de autos fabricados en EE UU.
- Eliminación del crédito fiscal para vehículos eléctricos, algo que golpea directamente a Tesla.
- Recortes de mandatos regulatorios relacionados con eficiencia energética y transición verde.
Aunque Trump asegura que el plan busca reducir el gasto público, la Oficina Presupuestaria del Congreso, un ente no partidista, advirtió que podría incrementar la deuda nacional en 2,4 billones de dólares en la próxima década.
El quiebre con Musk
Elon Musk, que hasta mayo lideraba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) creado por Trump para supervisar recortes de gasto, anunció su renuncia al cargo tras denunciar públicamente el plan fiscal como una «abominación repugnante». Aseguró que el texto fue aprobado a espaldas de muchos legisladores y que no tuvo acceso a sus pormenores antes de su aprobación.
«¡Falso. No me enseñaron este proyecto de ley ni una sola vez», escribió Musk en su red social X. Trump, en cambio, acusó al empresario de haber conocido todos los detalles y lo acusó de deslealtad: “Lo sabía mejor que nadie y nunca tuvo un problema hasta que se fue”.
En una declaración en el Despacho Oval, Trump expresó su decepción: “Estoy muy decepcionado con Elon. Lo he ayudado mucho”. Incluso cuestionó su decisión de recomendar a Jared Isaacman para dirigir la NASA, lo cual fue rechazado por ser demócrata.
Musk respondió intensificando sus ataques. Dijo que sin él, Trump no habría ganado las elecciones de 2024, y acusó a los republicanos de «haber cometido un error enorme» al aprobar el plan. En una escalada aún mayor, publicó: “Es hora de lanzar la gran bomba: Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”.
Amenazas desde la Casa Blanca
Trump no tardó en responder. A través de Truth Social, amenazó con cancelar todos los subsidios y contratos gubernamentales con las empresas de Musk:
La manera más fácil de ahorrar miles de millones es cancelar los subsidios y contratos de Elon. ¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!”, escribió.
Esto podría afectar directamente a SpaceX, que en abril obtuvo un contrato por $5.9 millardos con la Fuerza Espacial, además de acuerdos a través de Starlink y Tesla. Uno de ellos, revelado en febrero, incluye una reserva de $400 millones del Departamento de Estado para comprar camionetas Cybertruck.
Un «bromance» roto
La relación entre Trump y Musk fue siempre volátil. En 2016, Musk consideraba que Trump no era “el mejor tipo” para liderar el país.
Sin embargo, sus vínculos se fortalecieron durante el gobierno de Joe Biden, especialmente tras la compra de Twitter (ahora X) por parte de Musk en 2022 y su acercamiento a posturas de derecha.
Musk no solo apoyó públicamente a Trump en la campaña de 2024, sino que donó más de $250 millones y apareció en varios mítines. Fue premiado con un puesto clave en el gobierno, desde donde intentó aplicar reformas drásticas al gasto federal.
Pero ahora, todo indica que esa relación está rota. “Elon y yo tuvimos una gran relación. No sé si todavía la tenemos”, dijo Trump. La guerra entre ambos no solo revela una lucha por el poder, sino también un choque de visiones sobre el rumbo económico y político de Estados Unidos.
Y, como muchos seguidores del movimiento MAGA y usuarios de X se preguntan: ¿es este el final definitivo de una de las alianzas más inesperadas —y explosivas— de la política y la tecnología estadounidense?
Este contenido incluye redacción realizada con la inteligencia artificial de ChatGPT. Supervisado y verificado por el equipo editorial. Conoce nuestra política de uso de IA aquí.”
Este contenido incluye información suministrada por la Agencia EFE. Editado, verificado y contextualizado por el equipo editorial de El Diario. Conoce nuestra política sobre el uso de contenidos de EFE aquí.