El fisicoculturismo es una actividad o deporte que trasciende la mera estética ya que es un pacto que los atletas hacen con una disciplina que exige esfuerzo físico para lograr el diseño de una anatomía bien definida.
El Diario entrevistó a Ricardo Segovia y Andrés Arroyo, dos fisicoculturistas venezolanos, quienes coincidieron en que no se trata solo de levantar peso, sino de orquestar una sinfonía compleja entre la nutrición, el descanso y una intensidad mental que pocos estilos de vida demandan.
De acuerdo con los expertos, el fisicoculturismo es la ciencia aplicada al cuerpo, donde cada célula y cada repetición persiguen la hipertrofia, que es el crecimiento muscular que redefine la forma humana.
Esta disciplina floreció con fuerza a mediados del siglo XX y estaba ligada a la búsqueda de la forma física ideal, inspirada en las estatuas griegas de proporciones perfectas. Actualmente, con décadas de evolución en la ciencia del entrenamiento basada en principios de sobrecarga progresiva, rutinas y la maximización de la respuesta hormonal, el camino es más estructurado para lograr moldear el cuerpo.

La preparación para una competencia es un trabajo complejo que despoja al atleta de lo superficial, para dejar solo la esencia de su compromiso.
Ricardo Segovia es un atleta de larga trayectoria y entrenador personal que describe el fisicoculturismo como un proceso donde la mente es el arquitecto principal de la disciplina. Además, resaltó que se requiere de constancia, dedicación y entrenamiento diario.
“Hay que tener una mente fuerte para poder progresar en esta disciplina, eso ayuda a aguantar lo que es la nutrición, la dieta y el entrenamiento que se necesita. Al principio, cada cambio que veía en mi cuerpo me gustaba cada vez más”, dijo el culturista en entrevista para El Diario.
Con respecto a la rutina de preparación, enumeró algunas de las más básicas: empezar las mañanas haciendo cardio, pesar los alimentos, comer cada 3 horas, realizar los entrenamientos y descansar lo necesario.
En su caso, también le llamó siempre la atención estar en una tarima de competencia, aprender a posar para que se notaran todos los cambios que logró durante la preparación con esfuerzo y pasión.

La dieta como motor de la transformación
Si el entrenamiento es el estímulo para el crecimiento, la nutrición es el combustible que define el resultado final. Por eso, la fase de definición para una competencia es un ejercicio de precisión matemática.
Las dietas deben ser hipocalóricas y extremadamente rigurosas, diseñadas para reducir el porcentaje de grasa corporal al mínimo para que la musculatura se revele, en un proceso conocido como separación o corte.
En contraste, la fase de volumen o fuera de competencia, busca el superávit calórico necesario para lograr la hipertrofia. De esta manera, la rutina del culturista se convierte en un bucle repetitivo de actividad física y meticulosa dieta, que aísla al atleta de las dinámicas sociales comunes.

“En la fase de preparación, la rutina es fuerte porque ya tienes que programar cuántos cardios te tocan durante el día, ya sean dos o tres de una hora cada uno, programar tus comidas desde las 5:00 am hasta las 12:00 am, es un proceso de 7 o 8 comidas que debes consumir durante el día, aparte de eso el entrenamiento intenso que tienes que llevar durante la preparación, a veces entrenas una vez o dos veces al día dependiendo de cómo esté el horario”, destacó Segovia.
Agregó que esta práctica se debe balancear con la vida cotidiana (familia, pareja, hijos, trabajo) por lo que insistió que la salud y fortaleza mental es lo que va a dar la fuerza para no rendirse en el camino y llegar a la meta.
Con respecto a la comida, el culturista señaló que se debe consumir entre unas 7.000 u 8.000 calorías durante el día en un proceso de aproximadamente 12 semanas, dependiendo de la competencia y los requerimientos personales.
Sobre la alimentación, Andrés Arroyo acotó que una semana antes de un evento de fisicoculturismo predomina la descarga de hidratos de carbohidratos de la dieta, para enfocarse en el consumo de sodio, potasio y agua con la intención de llegar lo más marcado posible al día de la competencia.

“Fuera de competencia predomina una dieta alta en calorías, el entrenamiento con más volumen de ejercicios buscando la mayor hipertrofia muscular con la intención de mejorar el tamaño y condicionamiento en cada tarima. Mientras que el entrenamiento en la fase previa es trabajar con la misma intensidad del inicio de la preparación pero con más ejercicio cardiovascular y sauna”, dijo el atleta en entrevista para El Diario.
Además, Arroyo contó que desde niño le llamó la atención esta disciplina, compraba revistas y soñaba con lograr ser como íconos del fisicoculturismo tales como Arnold Schwarzenegger, Dorian Yates, Ronnie Coleman, entre otros.
“Fui creciendo y realizaba rutinas en mi casa o al aire libre, al cumplir los 18 años de edad mi mamá me regaló la mensualidad e inscripción de mi primer gimnasio y desde ese entonces mi vida cambió hasta convertirme en fisicoculturista”, indicó el también preparador de atletas.
La semana final antes de un evento es, de acuerdo con Segovia y Arroyo, la más delicada, ya que el objetivo es alcanzar el equilibrio hídrico y electrolítico para maximizar la definición muscular.

Sacrificio y recompensa del fisicoculturismo
El fisicoculturismo, como deporte de alto rendimiento, se distingue de la vida fitness por la intensidad y el grado de compromiso que exige, lo que lleva al atleta a postergar la gratificación inmediata en función de un objetivo a largo plazo.
“El fisicoculturismo y la vida fitness son cosas muy diferentes. Mucha gente suele confundirlos porque se ven bien y quieren empezar a competir. Tienen mucha desinformación sobre lo que es este proceso para una preparación de precompetencia y por eso es que algunos empiezan y fracasan”, destacó Segovia.
Añadió que un 5 % realmente son culturistas y 95 % son personas fitness que llevan una vida cotidiana, que es muy diferente a la de un atleta de fisicoculturismo.
“La vida de un culturista necesita mucho sacrificio, dedicación y dejar muchas cosas atrás como fiestas, salidas, compartir, divertirse y tener un estilo de vida 100 % dedicado a lo que es el fisicoculturismo”, enfatizó.

Para Arroyo también la dedicación y el sacrificio son dos de los ingredientes más importantes de esta disciplina. Además, advirtió que el uso de sustancias que pueden causar daños irreversibles al organismo, al igual que el uso excesivo de diuréticos, no forman parte de la preparación de un verdadero culturista.
“Para lograr los mejores resultados se deben sacrificar muchas cosas sin llegar al punto de que más nada existe, hay otras cosas importantes en nuestras vidas, ya que el gasto económico es elevado y debemos considerar una buena administración para evitar que todo se vaya en el fisicoculturismo. El entrenamiento, en general, implica mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades”, resaltó Arroyo.
Por otra parte, el logro más importante para el culturista no siempre es el trofeo, sino la capacidad de materializar la visión de un cuerpo que demuestre que la constancia superó el cansancio.
Para Ricardo Segovia, la culminación de la fase es en sí su propia recompensa, aunque a lo largo de su trayectoria ha obtenido varios reconocimientos dentro del país y representando a Venezuela en torneos internacionales.
“He ganado muchas competencias en el país, he representado a Venezuela en competencias mundiales, centroamericanas, suramericanas, he estado en el Olympia dos veces, pero lo más gratificante es montarte en la tarima y mostrar una buena condición. Haber pasado ese proceso tan difícil, que los jueces te vean, que sepan que hiciste el trabajo correcto, eso es lo más gratificante”, manifestó Segovia.

El fisicoculturista tiene planeada una competencia en Bogotá, y otra en Estados Unidos en los próximos meses, aunque confesó que su meta es crear su propia marca, crecer como entrenador personal y dedicarse a ayudar a otros para competencias de alto rendimiento y fitness.
Andrés Arroyo, por su parte, evoca la magnitud de su recorrido profesional dentro del fisicoculturismo, quien también ha representado al país en concursos internacionales y, que a pesar de actualmente estar retirado de las tarimas, continúa en la disciplina como asesor personalizado y preparación de atletas, además de ofrecer tips a través de su cuenta de Instagram.
“A lo largo de mi carrera logré participar en más de 30 campeonatos, entre torneos abiertos a nivel nacional donde siempre estaba 1° o 2° lugar, los nacionales dónde hice primer lugar y para mí la experiencia más grande fue participar en una competencia internacional que fue un mundial en el que obtuve el 10° lugar”, detalló Arroyo.

Responsabilidad y consejos de los fisicoculturistas
El fisicoculturismo podría ser considerado un deporte que requiere una conciencia plena de los riesgos y la necesidad de una guía profesional para adaptarse a las exigencias extremas. Los expertos resaltaron que la autogestión, alimentada por información superficial de Internet, se convierte en la principal fuente de lesiones y fracasos para los recién llegados.
La recomendación unánime de los atletas experimentados es buscar la orientación de profesionales con credenciales comprobadas, entendiendo el fisicoculturismo como una ciencia aplicada que no admite improvisaciones.
“El consejo más importante para quienes están empezando en este mundo, primero es documentarse bien, leer, aprender, pedir ayuda de personas expertas, en este caso preparadores o entrenadores que ya tengan experiencia”, subrayó Arroyo.

Advirtió que actualmente hay personas que ven un video en Youtube y quieren hacer o seguir lo que observan, o quienes creen que saben lo necesario porque siguen programas de entrenamiento en Internet.
“Pueden terminar lesionados por no tener la ayuda de un entrenador al lado, un coach de preparación o experto de musculación y fuerza que guíe e indique realmente como debes mover, alzar o ejecutar cada ejercicio”, dijo el entrenador personal.
En el caso de Arroyo, el consejo que le da a quienes deseen iniciar en el fisicoculturismo es que lo asuman con responsabilidad y contraten a un preparador con experiencia. Agregó que la disciplina vale el esfuerzo que requiere y para quienes realmente les apasione, las emociones y satisfacción son parte del compromiso.
El entrenamiento, la alimentación y la disciplina de Segovia y Arroyo demuestran que la preparación física, mental y nutricional del fisicoculturista va más allá de un logro en la apariencia, debido a que esta disciplina es una filosofía de vida forjada en la constancia y sacrificio. Su legado no solo se mide en trofeos, sino en los valores que deja la preparación que se pueden transferir a cualquier faceta de la vida.