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- Daniel Giandoni ganó el Premio Richiardi del InkaMagic 2008 en Perú y el Subcampeonato Latinoamericano de Magia Flasoma 2009
Daniel Giandoni encontró en el mundo de los trucos y el ilusionismo un nicho para el éxito, ese que lo ha llevado a representar a Venezuela en los concursos de magia más importantes de la región. Las fiestas infantiles, los sombreros y los conejos no le molestan, pero tampoco lo identifican. Lo dice con la seguridad de alguien que ha llevado sus shows a otro nivel.
Desde hace más de 10 años sus trucos tienen etiqueta de calidad certificada en los escenarios más exigentes. Su próxima participación como jurado y conferencista en el Magic House Bogotá 2019, uno de los eventos de magia más grandes del mundo, reafirman el alcance de un venezolano que ya conquistó el Premio Richiardi del InkaMagic 2008 en Perú y el Subcampeonato Latinoamericano de Magia Flasoma 2009.
Puede que su otra profesión, la de economista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), le haya servido para sacar provecho de un negocio que, reconoce, está subestimado en el país. Aun así, siempre tiene la bandera de Venezuela, al igual que sus cartas, bajo la manga desde que decidió emigrar a Colombia hace cinco años. Es en ese país en donde más puertas se la han abierto.
— ¿Está subestimada la magia en Venezuela?
— Totalmente. Y se valora luego de que me ven. Actualmente, es uno de los trabajos más difíciles que tenemos los magos, sobre todo los magos de una onda más moderna como lo que yo quiero hacer, que no es el mago típico de smoking y sombrero de copa con un conejo y una paloma. Esa magia está subvalorada. El trabajo y la experiencia que tengo logran cambiar esos paradigmas de que la magia es para una piñata.
Sin embargo, lo que otros ven como un oficio sin mayor trascendencia, él lo observa como una oportunidad para salir de la crisis.
“La situación del país necesita magia. No es una magia que puedo hacer yo en un escenario, sino una magia que tenemos que hacer todos los venezolanos, quienes debemos aportar nuestro mejor truco para poder levantar el país. Creo que es muy necesario”.
Para sus shows ha tomado cosas de Michael Jackson, de quien se confiesa admirador. La mezcla de música, baile y magia en los conciertos del “Rey del pop” son parte de su inspiración. Guitarra, stand up y hasta algunos pasos forman parte de un repertorio que siempre renueva. Pero la simpatía queda para la extravagancia de los espectáculos. Fuera de ellos, se define más bien como introvertido.
“Normalmente si tú vas a un curso de magia, te van a enseñar las cosas básicas y ya queda después de tu parte seguir ese camino. Si hoy en día quiero renovar mi show, hacer un truco nuevo, en lo primero que pienso es en qué efecto quiero lograr. A través de la música adivino la carta de un espectador, por ejemplo”, explica.
Daniel — como prefiere que lo llamen — tampoco es un mago convencional. Desde hace algunos años, es la excepción a la típica frase “un mago no revela sus trucos”:
“La magia es venta. Estoy vendiendo algo que en realidad es imposible. Yo uso, fuera de la magia, técnicas psicológicas, de persuasión, para lograr esa venta. Apliqué esas técnicas al mundo corporativo, y damos talleres para que vendedores puedan, a través de estrategias mágicas y artísticas, cerrar una venta”.
En Colombia o en Venezuela, Daniel logra impresionar a sus espectadores. Son las bondades de tratar con un público casi tan amable como sus shows. Unas miradas incrédulas, unas bocas abiertas de impresión y unos aplausos efusivos serán siempre la mejor carta de presentación de un mago que reivindica su éxito e idiosincrasia en los escenarios más importantes de la región.
