• El 2 de octubre de cada mes la Organización de las Naciones Unidas conmemora esta fecha a propósito del natalicio de Mahatma Gandhi. Este día es un recuerdo para evitar el flagelo de la guerra y preparar a la humanidad para un futuro pacífico

En la historia de la humanidad la violencia se ha planteado como un signo inequívoco de su naturaleza por la consecución de los conflictos bélicos, tratos inhumanos y una serie de procesos que incurren en el maltrato y el asesinato. Pero esa señal, en realidad, no es la única que permite una modificación social. Mahatma Gandhi fue un referente importante para declarar la manifestación de la no violencia como una vía favorable, incluso la única para la solución de los problemas.

“La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre”, dijo Gandhi.

Y la filosofía del abogado y político, aunque pudiera considerarse simplista, genera un cambio en el entendimiento de la “normalidad”. La violencia no es el único elemento propio del ser humano, sino que en realidad es una reacción equivocada que puede generar el fin de la humanidad. Por esta razón, la inclusión de la no violencia por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el calendario de efemérides mundiales, el mismo día del nacimiento de Mahatma Gandhi, tiene como objetivo educar a la población sobre el flagelo de la guerra.

Mahatma Gandhi | Foto: archivo

El proceso de la no violencia funciona para modificar las luchas sociales, para entender que la finalidad de un cambio de realidad social no involucra la violencia, que en la mayoría de los casos genera momentos oscuros y lamentables en la historia humana.

Después de la aparición de Gandhi, muchos activistas del siglo XX adoptaron su forma de protesta. Uno de ellos fue Martin Luther King, un luchador que trabajó por las reivindicaciones raciales y para las demandas de las comunidades negras en Estados Unidos. Este personaje adoptó los procedimientos de protesta de Gandhi para lograr un cambio social, sin necesidad de generar un espiral de violencia, sino respondiendo al hecho discriminatorio con su contraparte: la no violencia. Y aunque fue asesinado el 4 de abril de 1968, su legado significó un quiebre en la segregación racial que ocurría en ese territorio norteamericano.

Si bien el principal factor de la violencia está ligado a una reacción física y palpable, este enunciado se disgrega por todos los elementos de la relación interpersonal que tienen los individuos, abarcando el discurso, los símbolos y todo aquello que no podemos percibir a primera vista.

Martin Luther King | Foto cortesía

Para el teórico esloveno Slavoj Zizek, la violencia objetiva se identifica como “inherente a este estado de cosas ‘normal’. La violencia objetiva es invisible puesto que sostiene la normalidad de nivel cero contra lo que percibimos como subjetivamente violento”, es decir el entendimiento de que las relaciones comunes están, por una u otra razón, intervenidas por la violencia.

La creación y práctica de la no violencia, además de presentar una innovación a la forma de reclamar por los derechos sociales, también es un bastión para acabar con la “naturaleza” violenta del ser humano.

Gene Sharp, filósofo y practicante de esta táctica, explica que “la acción no violenta es una técnica por medio de la cual las personas que rechazan la pasividad y la sumisión pueden llevar adelante su lucha sin violencia. La acción no violenta no es un intento por prevenir o ignorar el conflicto. Es una respuesta al problema de cómo actuar efectivamente en política, especialmente cómo ejercer el poder de manera efectiva”.

La ONU refiere que existen tres formas de aplicar la resistencia no violenta: protesta y persuasión, incluyendo marchas y conmemoraciones; no cooperación e intervención no violenta, como bloqueos y ocupaciones.

¿En Venezuela se practica la no violencia?

La ciudad de Caracas ocupó en el año 2015 el primer puesto del ranking de las ciudades más violentas del mundo, según cifras del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (Ccspjp), una ONG mexicana que se encarga de contabilizar las muertes violentas en Latinoamérica. Ese año Caracas tuvo una tasa de 119,87 homicidios por cada 100.000 habitantes, pero las cifras sobre la cantidad de muertes violentas son inestables, porque los entes gubernamentales encargados de los registros de la violencia en el país no publican cifras verídicas desde el año 2013. Por esta razón, el informe presentado por la ONG mexicana recolecta información de distintos organismos autónomos e independientes de cada país.

Foto: Diario Las Américas

En esta lista Caracas se encuentra seguida por 41 ciudades de América Latina, demostrando la escalada de la violencia en el continente americano, que ha sufrido procesos de represión, pobreza y desigualdad considerables. Por ejemplo, la segunda ciudad más peligrosa del mundo según dicho informe es San Pedro de Tula, en El Salvador, con 113,03 por cada 100.000 habitantes.

Aunque posteriormente Caracas abandonó el sitial de la ciudad más violenta del mundo, se ha mantenido en el podio durante los siguientes años, sin procurar una resolución a nivel gubernamental al problema. Asimismo, el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) — organismo independiente que se encarga de contabilizar los procesos de violencia ocurridos en el país — estableció en su informe del año 2018 que los homicidios tenían una diferencia notable en comparación con los años anteriores, motivados a nuevos factores: el empobrecimiento y la letalidad policial.

Estos dos elementos son característicos del proceso de violencia que sufre Venezuela, porque la participación de los organismos de seguridad del Estado como detonante y protagonista del avance indiscriminado de los asesinatos en el país, es un referente del desequilibrio institucional. Y aunado a esto, la crisis económica que ha empobrecido a las comunidades es un factor recurrente para la materialización de la violencia.

Foto: Punto de Corte

Las cifras del OVV a finales del año pasado presentaron una tasa calculada de 81,4 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en el territorio venezolano. Dicha cifra sigue catalogando a Venezuela como el país más violento de América Latina, incluso por encima de El Salvador y México. Estas naciones que siguen a Venezuela en el ranking de la violencia padecen conflictos originados por organizaciones criminales financiadas por el narcotráfico hacia Estados Unidos.

En el año 2018 ocurrieron 10.422 homicidios en el territorio nacional, de los cuales 7.523 asesinatos fueron protagonizados por las fuerzas policiales del Estado. Para estos organismos, bajo el yugo del régimen, dichos asesinatos ocurren por “resistencia a la autoridad”, pero en realidad pueden ser clasificados como ejecuciones extrajudiciales.

En comparación con las cifras presentadas en 2016 y 2017, existe una reducción en la tasa de muertes violentas, pero esto no quiere decir que haya habido un tratamiento positivo por parte de los organismos responsables de la situación para tomar esta resolución, sino que una serie de factores externos han influido en la disminución de los homicidios.

Según el informe expuesto por la OVV, esta reducción ocurre por cuatro razones: el exterminio policial, la emigración, las variabilidad del delito y la dificultad de contabilizar las muertes ocurridas. El último factor no es una razón que influya en la realización del hecho violento sino en el reconocimiento del mismo, porque cada día es más difícil para los organismos independientes conocer, recolectar y categorizar estas muertes.

El Día Internacional de la No Violencia reivindica las estrategias pacíficas, a partir de la figura de Mahatma Gandhi, para lograr un cambio positivo en la sociedad, pero las instituciones venezolanas se han transformado en el primer factor que propicia las muertes violentas en el país. Por ejemplo, según las cifras presentadas por el Foro Penal Venezolano (FPV) los organismos de seguridad del Estado, desde el 1° de enero de 2019 hasta la fecha, han encarcelado en los distintos focos de protesta a más de 2000 personas, y presuntamente han sido responsables de 46 muertes a causa de la represión indiscriminada empleada como respuesta al derecho universal de la protesta.

Foto: Libertad Digital

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) emitió un comunicado en el que establece que desde julio de 2015 hasta marzo de 2017 las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP) protagonizaron el asesinato de 505 personas, entre las que se encontraban 24 niños. Esta cifra fue recolectada por el Acnudh luego de entrevistar a cientos de familiares y personas cercanas a los asesinados. Además, la investigación forense de estos homicidios fue realizada por los mismos oficiales señalados como actores principales y, por ende, los resultados estaban manipulados.

La no violencia es un elemento filosófico necesario para cambiar el statu quo de la violencia, para entender el proceso pacífico como una vía posible para reclamar los derechos. Pero en muchas naciones del mundo, y sobre todo en Venezuela, las manifestaciones pacíficas han sido agredidas brutalmente. Entonces, el recordatorio de las luchas pacíficas y el trabajo educacional es un paso importante para construir un futuro menos violento en el mundo.

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