• En los últimos años las fundaciones de payasos en Venezuela han significado una escapatoria a la tristeza provocada por la crisis nacional, pero especialistas explicaron para El Diario que la figura del payaso también genera temor en muchas personas

La existencia de la figura pintoresca que alegra fiestas infantiles y, en muchos casos, momentos difíciles de la niñez ha convertido a los payasos en un icono de la infancia. El payaso de circo, aquel que la mayoría conoce, tiene la característica de entretener a través de la forma burlesca y el comportamiento ridículo en cierta forma. Los payasos de hospital tienen como función brindar momentos de alegría a los niños que padecen distintas enfermedades.

El inicio de esta figura bufonesca, que hace reír a partir de la exacerbación del absurdo y la parodia, se remonta en su referente más conocido a la época medieval. Esta comprende desde la caída del Imperio Romano en el siglo V después de Cristo hasta la aparición del Renacimiento en el siglo XV. Los bufones, aunque guardan diferencias tajantes con la figura del payaso actual, poseen una semejanza ineludible: la risa.

Sombrero puntiagudo de distintos colores, mallas coloridas, además de chaleco de cuadros negros y rojos es una descripción pertinente para rememorar la imagen del encargado de generar risas en los ámbitos de la monarquía. Los nobles de la Edad Media, reunidos en los aposentos del rey demostrando “la pureza de su sangre” y “la casta” que los identificaba, necesitaban del personaje burlesco para romper con la rudeza de los límites morales de la época.

Incluso, según el teórico ruso de principios de siglo XX, Mijail Bajtin, la parodia funciona como medio para la disrupción de los parámetros culturales. En la Edad Media, el teatro, la figura del bufón y la iniciación del carnaval permitía revolver el mundo y establecer, por unos pocos instantes, un nuevo status quo a partir de la risa.

Los payasos — cuya etimología proviene del idioma italiano pagliacci — , por otro lado, mantuvieron el colorido de los trajes y agregaron el maquillaje a partir del siglo XX. Su figura migró de las cortes monárquicas al teatro callejero y, de esta forma, la conformación del circo comenzó con uno de estos personajes pintorescos en sus filas.

El poeta español Federico García Lorca en su cancionero entre 1921 y 1924, dedica un poema breve a la figura del arlequín. “Teta roja del sol. Teta azul de la luna. Torso mitad coral, mitad plata y penumbra”. La proliferación de colores que está sobre el payaso, con los pedazos de color sol y color luna, infundieron una breve inspiración en la mente del poeta andaluz.

Asimismo, el payaso se divide en distintos personajes: “el cara blanca”, “el augusto”, “contraugusto” y “el tony”. Cada uno de estos personajes tiene una estética determinada en maquillaje, vestimenta y comportamiento dentro del espectáculo circense.

Los payasos de circo en Venezuela

En la década de 1970 Diony López, mejor conocido como “Popy”, fue uno de los primeros referentes del arte circense de la televisión venezolana. Radio Caracas Televisión (RCTV) fue su hogar desde 1971 a 1988 a través del programa “El Show de Popy” que significó un espacio importante para la niñez del país en esos 17 años de difusión.

Con 35 años de carrera artística, las payasitas Nifu-Nifa han sido un grupo importante para animar las fiestas infantiles en Venezuela, aunque también su hits se suelen colocar en celebraciones de cumpleaños de cualquier edad. “Ki Ki Kí-Co Co Có”; “Sana, Sana, Colita De Rana”; “Don Pepito”; “Alibombo”; “Cumpleaños”; y “Mi Burrito Sabanero” son parte de los temas que esta agrupación ha dejado en la memoria de varias generaciones.

El pasado mes de septiembre, las payasitas Nifu-Nifa fueron nominadas a los Grammys Latinos en la categoría de Mejor Álbum de Música Latina Para Niños con sus canciones más reconocidas.

Los payasos humanitarios en Venezuela

Los payasos humanitarios buscan adentrarse en las zonas de conflicto y en las más pobres para brindarle a los niños un momento de felicidad. En Venezuela, la figura del payaso de hospital y humanitario ha sido muy importante a través de los años para el entretenimiento de los niños en situación vulnerable. Además, con la profundización de la crisis humanitaria y de salud estos personajes se han transformado en un ápice de alegría en la vida de los más pequeños.

Fundaciones como Doctor Yaso (payasos de hospital), Lepo y Payasos Sin Fronteras, que se identifican como payasos comunitarios, han adquirido la ardua labor de darle alegría a los niños que padecen enfermedades terminales o que necesitan de medicamentos.

Muchos de los voluntarios de estas organización se sumergen, con su nariz roja y la bocina que rompe con el silencio de los hospitales, en las tristezas de muchos pequeños que solo piden un momento de sosiego. Guillermo Otero, TSU en informática y participante de la fundación Lepo — caracterizada por tratar niños en situaciones de conflicto — aseveró a El Diario que un payaso comunitario “no finge que nada pasa. Al contrario, es un ser tan vulnerable que siente las emociones y situaciones a flor de piel, y se hace cargo de ellas mediante su trabajo como payaso, su filosofía clown y su preparación práctica y teórica para abordarlas desde el juego, la cercanía y el ridículo como herramientas”.

El lado oscuro de los payasos

Aunque para muchos los payasos son sinónimo de alegría y risas, otros prefieren guardar distancias en vista de que su apariencia les genera un terror indescriptible. La figura de la risa exagerada, el maquillaje pronunciado que, en muchas ocasiones, oculta su identidad y los movimientos ilógicos tienden a generar aversión.

El séptimo arte ha sabido aprovechar estas características para producir varias películas de terror como It, Halloween, Poltergeist, Clownhouse, entre otras. El psicólogo Carlos Armas, graduado de la Universidad Central de Venezuela, aseveró para El Diario que “los payasos, en primera instancia, fueron asociados a las fiestas infantiles pero su utilización en películas de terror, cuando los padres dejan a sus hijos ver ese tipo de películas, ha permitido que el maquillaje del payaso se asocie al miedo”.

Este miedo, que cada día se hace más frecuente en el mundo, es denominado “coulrofobia. Se trata de un padecimiento que puede variar según las experiencias que haya tenido el afectado con los payasos.

Por otro lado Manuel Fariñas, psicólogo con orientación clínica de la UCV, explicó a El Diario que “la psicología conductual opina que una asociación del pasado con estas imágenes características del payaso como la risa, el maquillaje, vestimenta estrambótica es asociado con un estímulo aversivo (desagradable)”.

Los síntomas que pueden padecer las personas que padecen este tipo de traumas, según Armas, puede desencadenar un miedo que genera gritos, ansiedad, llanto y pálpitos en el pecho al ver la figura de zapatos grandes y maquillaje excesivo. “La risa (de los payasos) es forzada, es chillona, es exagerada. Cuando la risa no es natural se puede transformar en un símbolo de terror”, agrega Carlos Armas.

Estefany Fernández, una mujer que decidió compartir con El Diario su temor a los payasos indicó que el trauma se remonta a su niñez. “Un día mi papá me llevó a una fiesta de cumpleaños, cuando tenía 6 años, y el payaso que estaba en la fiesta me asustó con sus zapatos grandes, la boca pintada de rojo y la cara blanca. Desde ese día les tengo temor”, relata.

Otra figura que desde su creación en 1940 se valió de la risa exagerada como muestra de desequilibrio emocional y locura fue el Joker, villano del cómic de Batman.

En relación con este personaje, el psicólogo y comunicador social, Carlos Armas, establece que se trata de alguien “muy complejo” desde el punto de vista psicopatológico por las distintas aristas que presenta en el contexto pero, al mismo tiempo, posee alucinaciones sobre lo que ocurre en la realidad.

“La locura es un patrón estadístico porque, por ejemplo, cuando un individuo realiza acciones fuera de lo que la sociedad considera normal es considerado como loco”, explica el especialista a El Diario. Entonces, el personaje del Joker, que asimila la simbología de terror o locura asociada al bufón maquillado, tiene distintas lecturas desde el plano social y psicológico.

Asimismo, Manuel Fariñas establece que la sociopatía ocurre cuando el individuo está sometido a eventos traumáticos o a entornos desestructurados. “En el caso del Joker es un proceso multifactorial. El tema de manifestarse a través de la imagen de un payaso se transforma en una ironía, ya que es un mecanismo de defensa ante el sufrimiento”.

Este personaje no se asemeja a la idea de payaso, sino recurre al bufón medieval. Y, de cierta manera, al recordar lo dicho por el filósofo ruso Mijaíl Bajtín, trata de revolver el status quo de la sociedad y así transformar Ciudad Gótica en un espacio caótico.

Celebración del día del payaso

Cada cinco de noviembre celebra su existencia la figura pintoresca que alegra fiestas infantiles y, en muchos casos, momentos difíciles de la niñez. La escogencia de este día se remonta a la figura del payaso español Emilio Alberto Aragón Bermúdez, conocido como “Miliki”, quien con su típica camisa roja, su boina con forma de tablero de ajedrez y el sonido de su acordeón representó un episodio importante de la televisión de España.

También participó, junto a sus hermanos Gabriel y Alfonso, en el programa español Había una vez un circo. Desde ese instante los tres comenzaron a llevar el nombre de “Los Payasos de la Tele”. Este tridente de la comedia infantil realizó varias giras por Latinoamérica y representó un recuerdo vivaz de los niños de dicha época.

Sus antecedentes en las cortes monárquicas, su función benéfica en los hospitales y su aparición en películas de terror le han valido a los payasos la etiqueta de ser personajes que despiertan todo tipo de emociones en las personas. Risas y temores parecen dos constantes producidas por estos personajes que parecen destinados a seguir entreteniendo al público por un buen tiempo.

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