- Cada 11 de septiembre se conmemora la aparición de Nuestra Señora de Coromoto. Para este viernes están previstas varias misas en línea en distintos estados del país | Foto: Brisa del Mar
Este viernes la feligresía católica venezolana conmemora el día de Nuestra Señora de Coromoto.
Según la tradición, la advocación mariana se le presentó al indígena Coromoto, de la tribu de los Cospes, hace 368 años.
En vista de la cuarentena por la pandemia del coronavirus, las fiestas patronales en su honor se realizarán de forma virtual en varias partes del país.
A las 9:00 am la Iglesia católica de la Diócesis de Ciudad Guayana, estado Bolívar, tiene prevista una misa que transmitirá en vivo a través de su cuenta en Instagram @pcoromotopzo.
La virgen apareció el 8 de septiembre, pero su celebración se realiza el 11 de septiembre, fecha en la que el papa Pío XII realizó su coronación canónica en 1952.
Conocida como la Patrona de Venezuela desde 1942, el 19 de noviembre de 2011 pasó a ser Nuestra Señora de Coromoto, Patrona Principal de la Arquidiócesis de Caracas, por aprobación del Vaticano.
En Guanare (estado Portuguesa), ciudad donde apareció, tiene su templo: la Basílica Menor Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto.
En ese santuario se encuentra la imagen que la virgen le habría dado al indio Coromoto. Se trata de una efigie de 2,7 centímetros de alto por 2,2 de ancho, que se ha replicado extensamente en todo el país.
Su templo en Guanare fue elevado a la categoría de santuario en enero de 1996 y, al mes siguiente, el papa Juan Pablo II lo inauguró durante su visita a Venezuela.

Luego, en 2007, el papa Benedicto XVI lo elevó a la categoría de Basílica Menor.
Dos apariciones
De acuerdo con la tradición católica, cuando los españoles llegaron a la región de Guanare en 1591, un grupo de indios cospes abandonó la zona y huyó hacia el río Tucupido para no tener contacto con los “blancos” ni su religión, detalla el portal católico ACI Prensa.
El statu quo se mantuvo hasta 1651, cuando el cacique Coromoto y su esposa contemplaron asombrados, sobre las corrientes de las aguas del río, a una hermosísima mujer que los observaba con rostro amable y sonriente.

Aquella mujer, que tenía un niño en brazos, le dijo al indígena que saliera del bosque “junto con los tuyos y ve donde los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”.
El cacique aceptó y fue con su tribu para ser instruido en la fe cristiana, sin embargo, no se adaptó al nuevo régimen de vida.
Luego, el 8 de septiembre de 1652, la advocación mariana apareció nuevamente, pero esta vez en la choza del indígena Coromoto, aunque ni con sus rayos luminosos ni con su resplandor lo logró convencer de su evangelización.
La virgen se le acercó al cacique amablemente y este, enfurecido, intentó atraparla. En ese momento, la mujer desapareció y solo quedó una pequeña estampa en la mano del hombre, que es donde está grabada la imagen de la Virgen de Coromoto.
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