• Los remakes de cine y televisión, ¿será cierto que las segundas partes nunca fueron buenas?

A finales de los 80, Disney cautivaba a generaciones de espectadores con historias, personajes y música que siguen siendo parte de nuestra cultura hoy. Aladino, El Rey León, La Bella y la Bestia, La Sirenita, Mulan y muchos otros. 

30 años después, Disney repite el repertorio con sus versiones ´en vivo´ de esas mismas historias. Y no se trata simplemente de mostrarnos la historia con otros ojos, una nueva propuesta o a la luz de técnicas cinematográficas distintas, se trata de algo que va más allá. El dinero sería la respuesta más obvia.

Desde 2010, con Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton, Disney incrementó la producción de remakes en ‘vivo’ de sus clásicos animados que empezó con 101 Dálmatas. La reciente producción de La Bella y la Bestia ganó cerca de un millardo de dólares en taquilla y la nueva versión de Aladino fue la película más taquillera mundialmente en su fin de semana de estreno. Eso lo explica casi todo:

  • Estas producciones tienen alta probabilidad de éxito, pues apuesta a la fidelidad de una generación y a ganar nuevos espectadores más jóvenes.
  • El proceso creativo es más sencillo a partir de un proyecto exitoso. Tiempo y dinero juegan un rol clave en el retorno de la inversión.
El negocio de la nostalgia
Spiderman kid

Secuelas y precuelas 

Son continuaciones de una película anterior. Usualmente está presente el mismo elenco o parte de él, además de aspectos clave de la original. Ejemplos emblemáticos pueden ser Star Wars o Marvel. Por el contrario, una precuela es una historia que precede a la de una obra original y por lo general, su narrativa ayuda a llenar espacios de la historia en una línea de tiempo anterior. Sin duda un el mejor ejemplo es la trilogía de Star Wars de los 90 (Episodios I, II y III) que nos cuenta cómo el joven Anakin Skywalker se transforma en Darth Vader, que conocimos adulto y el villano de la saga de los años 70. 

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Spin off

Se trata de un punto de vista diferente de la historia.  Generalmente, es una historia relacionada con algún elemento principal de la historia original, un personaje que fue parte del elenco protagónico, el lugar donde ocurrieron los hechos, o un universo ficticio de la serie original. Rogue One, Maléfica o Animales Fantásticos y dónde encontrarlos, pueden ser ejemplos de esta modalidad.

Crossover

En este caso es un cruce entre historias o un encuentro de personajes, por lo general del mismo universo. Suelen ser películas taquilleras, grandes éxitos que tienen asegurada su audiencia solo con la expectativa del encuentro, que además es el foco de la campaña publicitaria.  Avengers de Marvel es quizás el ejemplo más emblemático recientemente o Batman vs. Superman de DC.

Remake y reboot

Ambas son nuevas versiones de historias existentes, pero un remake recrea la historia original y la cuenta de nuevo (las versiones ‘en vivo’ de Disney), mientras un reboot reinicia la historia conservando elementos principales de la historia original (Spiderman por ejemplo, que ha reiniciado la historia en tres oportunidades). Por lo general, un remake se refiere a películas individuales y un reboot aplica a franquicias, aunque esto no es una regla. 

Los remakes no son algo nuevo, en la historia del cine muchos directores y productores reinterpretaron películas. Lo que sucede en los últimos años, es que pareciera que casi todo es un remake, secuela o precuela de historias previas exitosas. Y en este caso, es el dinero lo que manda. Para un estudio resulta mejor ir a lo seguro para generar dinero, más aún si se trata de una historia o personaje con millones de fans alrededor del mundo. 

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Mirando la historia de la taquilla cinematográfica de los últimos cinco años, es evidente que la apuesta más segura para la industria son las franquicias. Star Wars y Marvel son los ganadores de esta movida. Si tratamos de recordar la última película original que resultó ser la más taquillera en su año de lanzamiento, es Frozen en 2013. Y si buscamos entre las películas ´en vivo´, es Avatar en 2009. 

Pero no se trata sólo de remakes, secuelas y precuelas. Se trata de producciones nuevas ´retro´como Stranger Things o Dark, entre muchas otras, con historias nuevas ambientadas en épocas pasadas, tan recientes que se corresponden con la adolescencia de la generación X, por ejemplo. Y en este caso, hay algo más que el dinero.

Estos productos apelan a la nostalgia, un sentimiento que parece una mega tendencia de estos tiempos. ¿Quién no tuvo pesadillas con un velociraptor o sufrió al lanzar los dados en Jumanji?. El público que disfrutó esas historia originales, no dejará pasar la oportunidad de ver la nueva versión. 

El poder de la nostalgia

En un capítulo de la serie de AMC Mad Men, se observa a su protagonista, Don Drapper, un publicista de Madison Avenue de la Nueva York de los 60, intentando venderle a su cliente Kodak, una campaña publicitaria para un proyector de diapositivas. Es de admirar el storytelling, la forma como el brillante creativo maneja la nostalgia como el elemento central de un discurso que vendía emociones para vender un equipo. En ese episodio, Mad Men nos demuestra lo que hace la industria del entretenimiento para asegurarse el éxito de taquilla o audiencia. 

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La palabra nostalgia es un acrónimo del griego que se traduce como “dolor por el hogar”. Provocar y transmitir sentimientos y sensaciones para revivir épocas pasadas. Eso es nostalgia. Y la gente tiende a disfrutar sentirse nostálgico. La nostalgia es una emoción muy poderosa que funciona como disparador de felicidad. Disfrutamos lo que nos es conocido, familiar y cercano.  Se trata de reconectarse con uno mismo en otra época. Y usualmente, la infancia es una de las etapas más felices y despreocupadas de las personas. Las cosas con las que crecimos son asociadas de forma automática e instintiva, a esa etapa de felicidad. 

El psicólogo social experto en nostalgia del King´s College, Wijnand van Tilburg, asegura que una de las claves de esa conexión es que el espectador ya sabe qué va a suceder en la historia y sufre menos. Lo conocido genera una sensación de comodidad. A esa sensación de felicidad que produce el volver a la adolescencia o a la infancia, se agrega la comodidad de enfrentarse a personajes e historias conocidas.  Si uno piensa en algo que amaba cuando era niño; un libro, un programa de televisión, una película, un juguete o un cómic, seguramente sonríe.  Eso es nostalgia y es algo poderoso.

Y la nostalgia por el pasado es multi vehículo. Pokemon Go es el juego de realidad aumentada más jugado, entre todos los juegos de realidad aumentada. Los millennials que crecieron con los cómics, hoy van por la calle atrapando Pokemons,  Más recientemente, el remake de Final Fantasy VII posiblemente sea uno de los videojuegos más exitosos de este año.

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En un estudios de opinión conducido por la empresa YPulse en los Estados Unidos, se evidencia cómo cerca del 80% de los millennials afirma que le gusta ver películas, series y escuchar música que escuchaba cuando era niño o adolescente. Esta cifra es aún mayor en la generación X, alcanzando el 90%.  ¿La razón? La gente quiere ser niño de nuevo. Recuperar parte de ese tiempo es la esencia detrás del comportamiento que las grandes compañías de entretenimiento aprovechan con maestría. Muchos de estos remakes se producen pensando en los hijos de estos millennials, pero otros son simplemente una apuesta. Disney anunció el remake de Patoaventuras y La Casa de Mickey Mouse, programas cuya principal audiencia fue la generación Z, que en su mayoría no tienen hijos aún.

Por supuesto, que esta tendencia tiene seguidores y detractores. Quienes están a favor, afirman que estos remakes sirven para que las nuevas generaciones tengan acceso a los contenidos clásicos, que no serían de su interés si lucen viejos. Y quienes están en contra aseguran que se deterioran las historias e incluso hay quienes acusan a la industria del entretenimiento de falta de creatividad. No cabe duda que revivir buenas historias para que volverlas a disfrutar y hacerlas atractivas a las nuevas generaciones, tiene su valor.

¿Será que vivimos una era en la que nos asusta mirar al futuro y por eso nos aferramos al pasado? La industria del entretenimiento tiene muy claro el poder de la nostalgia y lo usa. Traer de vuelta personajes e historias que fueron influyentes en el pasado de las generaciones X y Y, parece una megatendencia de nuestro tiempo que nos acompañará por un buen rato. 

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