• Más de 20 venezolanas egresaron de Laboratoria (sede Perú), organización que impulsa a las mujeres a crecer en la era digital, las capacita para trabajar en tecnología y las conecta con el campo laboral. Hoy lideran importantes proyectos en las empresas en las que trabajan

De acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), Perú es el segundo país con más migrantes venezolanos después de Colombia. 47.7% son mujeres, según una encuesta dirigida a la población venezolana que reside en el país (Enpove 2018), realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas e informática (INEI).

Las migrantes llegaron a un país en el que algunos medios de comunicación se han dedicado a crear una imagen de la mujer venezolana vinculada a la prostitución y actos delincuenciales; reforzando estereotipos negativos que dificultan el acceso a mejores oportunidades laborales.

Frente a esta situación, las venezolanas encontraron en Laboratoria una oportunidad para aprender, estudiar, desarrollar habilidades; además de formarse para emprender proyectos tecnológicos y mejorar su futuro en tierras incas.

La oportunidad

Laboratoria es un emprendimiento social que nació en 2014 y ofrece un bootcamp de seis meses intensivos para que las mujeres desarrollen habilidades tecnológicas y aprendan Desarrollo Web o Diseño UX. Se trata de un sistema de educación no tradicional en el que pagan por su formación una vez que consiguen un empleo.

Hoy con sede en México, Chile, Brasil, Colombia y Perú, la organización tiene como parte de los fundadores y socios a dos venezolanos: Rodulfo Prieto y Ana María Martínez, quienes, preocupados por la inserción laboral de sus compatriotas, se unieron a la iniciativa de la embajada de Venezuela en Perú “Chamas con Chamba”, un proyecto para apoyar a las migrantes a buscar trabajo y por el cual algunas venezolanas llegaron a Laboratoria.

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Migrantes venezolanos y el embajador Carlos Scull
Embajador venezolano Carlos Scull y los dos venezolanos fundadores y socios de Laboratoria | Foto cortesía

Empezar de cero

Estefanía Telis (32) estudió diez semestres de Medicina, sin embargo, frente a la crisis económica y social que golpea a Venezuela, se vio obligada a dejar la tierra que la vio nacer, su natal Aragua. Además de abandonar la carrera para migrar a un país que le permitiera ganar lo suficiente para ayudar a su familia; fue así como llegó hace tres años a Lima, Perú.

Después de pasar por varios empleos en donde no se respetaban sus derechos laborales, Estefanía siempre interesada por los temas tecnológicos, decidió postular al bootcamp de Laboratoria. Quedó seleccionada y se preparó durante seis meses. Egresó en 2018 como diseñadora de experiencias de usuario y empezó a trabajar en el Scotiabank, uno de los cinco bancos más grandes de Canadá con presencia en México,Colombia, Chile y Perú.

En su paso por la entidad bancaria fue la responsable de hacer todo el rediseño de la interfaz de los cajeros automáticos que hoy se sigue implementando hasta alcanzar los más de 2000 cajeros a nivel nacional, un gran proyecto que asumió con total responsabilidad y entrega. También trabajó en ventas digitales y capacitó al personal en temas tecnológicos.

Migrante estefanía con un cajero en Perú
Estefanía Telis | Foto cortesía
Atrévete a hacer algo distinto que te ayude a obtener resultados diferentes. Será duro al principio, pero arriésgate a intentarlo y aprovecha las oportunidades que se te presentan”, recomienda Estefanía.

Ahora trabaja en Auna, una compañía de salud y bienestar que agrupa a siete modernas clínicas que ofrecen uno de los mejores servicios en salud privada en el país. Se desempeña como diseñadora de servicios y busca qué cambios operativos de la organización pueden influir en la mejora de las atenciones médicas que brindan.

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Estefanía se convirtió en la primera venezolana egresada de Laboratoria (Sede Perú), ella fue inspiración para otras mujeres migrantes que buscan reinventarse en el mundo de la tecnología. Ellas se arriesgaron a intentarlo y a empezar de cero lejos de los suyos.

El reto de estudiar siendo migrante

Andreína Medina (26), natural de Caracas, estudió Economía y Periodismo, en su intento por encontrar su verdadera vocación; sin embargo, en ninguna de las dos carreras universitarias la encontró, por lo que decidió dejar las clases y tomar la decisión de emigrar. Llegó hace cuatro años a Perú en búsqueda de oportunidades para mejorar su calidad de vida.

Se enteró de Laboratoria en 2019 a través de una amiga que le contó que en la organización podría iniciar una carrera en tecnología, sin necesidad de tener conocimientos de programación o dinero para pagar por su formación, solo debía tener tiempo y disposición. 

Andreína se animó, postuló al igual que 1000 mujeres y fue una de las pocas que quedó seleccionada para vivir una de las experiencias más retadoras que ha tenido hasta el momento, según cuenta para El Diario. 

Entrar en Laboratoria siendo migrante es un reto muy difícil, solo dependes de ti para mantenerte, pagar el alquiler de una habitación, cubrir gastos de comida y pasaje. Son seis meses intensivos que dedicas a estudiar sin percibir ingresos, pero gracias al apoyo de mi pareja pude hacerlo”, comenta Andreína.
Migrante Andreína
Andreína Medina | Foto cortesía

Después de seis meses de preparación egresó y hoy es Diseñadora UX/UI, trabaja en Kushki, una procesadora de pagos digitales con más de 20 años de trayectoria en la industria. Andreína investiga cuáles son las soluciones más acertadas de acuerdo al mercado que se maneja en la empresa y qué estrategias implementar para sacar un producto digital totalmente nuevo. 

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Ahora lidera un proyecto en el que diseñó la experiencia de usuario de una  solución de redirección para gestionar pagos online. Tiene a su cargo un grupo de personas con las que organiza reuniones constantemente  para delegar y distribuir las funciones con el fin de que el equipo siga creciendo profesionalmente.

La reinvención de las mujeres en el mundo de la tecnología

Marilyn Rivero (32) se graduó y ejerció la carrera de Ingeniería en Gas en Guanare, estado Portuguesa. Encontró en la tecnología una forma de reinventarse y mejorar su situación laboral en Lima.

Ella asistió a uno de los talleres de “Chama con Chamba” en el que le enseñarían cómo potenciar su CV y la prepararían para entrevistas de trabajo. Ese día conoció Laboratoria y sin pensarlo mucho se arriesgó a intentarlo.

Yo veía a otras chicas egresadas y decía: Si ella pudo ¿por qué yo no voy a poder? Si mi familia me apoyará económicamente debo aprovechar esta oportunidad porque quizás no se vuelva a presentar. Tal vez no sea seleccionada, pero quedo con la satisfacción de que lo intenté”, recuerda Marilyn.

Marilyn egresó como Desarrolladora Web Frontend en abril de este año; sin embargo, con la llegada de la pandemia la oferta laboral disminuyó, las entrevistas de trabajo se suspendieron y  algunas empresas cambiaron de rubro, por lo que sigue estudiando y postulando a diferentes procesos.

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Marilyn Rivero
Marilyn Rivero | Foto cortesía

—¿Qué puede aportar la mujer venezolana a empresas en Perú?

—La mujer venezolana se caracteriza por su seguridad a la hora de tomar decisiones y enfrentar los problemas, es una mujer que se arriesga a dejarlo todo para mejorar su vida y la de los suyos. No le teme a los retos, su simpatía y forma de desenvolverse la llevan a desarrollar un liderazgo femenino que es bien apreciado en las empresas y equipos de trabajos multidisciplinarios en Perú.

Acceso a mejores oportunidades laborales

Estas mujeres venezolanas, como la gran mayoría de los migrantes, al llegar a Perú se adaptaron a empleos que nunca habían realizado, incluso a oficios que no eran de su agrado al 100 %, pero por necesidad se vieron obligadas a cumplir hasta con 12 horas de jornada laboral, preparando jugos y almuerzos, trabajando en imprentas o recorriendo los 43 distritos Lima con paneles publicitarios.

Hoy, su esfuerzo, constancia y sacrificio las han llevado a tener empleos estables y a mantenerlos en medio de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia, en la que cientos de personas han perdido su trabajo. Pese a las limitaciones económicas no se rindieron y priorizaron salir adelante para cumplir sus metas hasta conseguir trabajar en lo que les apasiona: la tecnología.

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