- Durante la segunda ola de covid-19 en Venezuela, el temor hacia el virus ha aumentado al igual que los casos y decesos por el mismo. El equipo de El Diario entrevistó al psicólogo Leonardo Hernández para indagar cómo se encuentra la salud mental del venezolano
A pesar de que ha transcurrido más de un año desde que el coronavirus llegó al país, muchos venezolanos se sienten abrumados ante el incremento de contagios diarios y el número de fallecidos desde marzo de 2021. Se trata de un sentimiento que ha afectado sus emociones frente al covid-19.
El psicólogo clínico y profesor del Departamento de Psicología Clínica de la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Leonardo Hernández, explicó para El Diario que esta preocupación se debe a que durante la primera ola de covid-19 no se observaron inmediatamente las consecuencias.
Señaló que esto es debido al alto nivel de contagio de la cepa brasileña que está circulando en Venezuela. Y a que reconocen que la crisis sanitaria es real y no es una teoría de conspiración.
“A pesar de las estrategias de prevención, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, muchas personas se han contagiado. Lo cual quizás ha exacerbado una idea falsa de que las medidas no son buenas y está dejando a las personas indefensas”, apuntó el especialista.
Inmediatamente aclaró que esa premisa, que pueden pensar algunos ciudadanos, no es cierta. Pues se ha demostrado que la aplicación correcta de las medidas de prevención ha indicado que el número de casos de covid-19 es bajo.
Seleccionar las fuentes de información
Desde que se supo sobre los primeros casos de coronavirus en Wuhan, China, la cobertura sobre la pandemia no ha cesado. Hernández dijo que debido a la incertidumbre que existe sobre cuándo culminará la pandemia, “la mayoría puede interpretar esto como un factor de riesgo para la especie humana”.
Agregó que el encargado de regular la supervivencia y las emociones básicas del ser humano es el sistema límbico. Entonces, recibir diariamente este tipo de contenido puede ocasionar que se convierta en una fuente de ansiedad para estas partes del cerebro como el hipocampo y otras estructuras. Estas están anticipando constantemente consecuencias catastróficas sometiendo a la persona en un proceso de estrés.
“El manejo de la información es compleja, porque no todo el que informa puede ser considerado una fuente especializada. Considero que con la evolución de las redes sociales se puede confundir la opinión con la información. Lo cual promueve la desinformación y el pánico ante situaciones como las que estamos viviendo e incentiva estados emocionales displacenteros de forma prolongada”, resaltó el profesor del Departamento de Psicología Clínica de la Escuela de Psicología de la UCV.
El especialista invitó a los venezolanos a seleccionar medios de comunicación que cuenten con fuentes oficiales especializadas y que estas sean consultadas por tiempo limitado. El objetivo es saber que está ocurriendo, cuáles medidas tomar y seguir las recomendaciones de los expertos.
También “para ponerle una especie de velo a toda esa información que puede tener un tono amarillista. Aunque pueda tener la intención de prevenir a las personas, lo que genera son estados de alarma innecesarios y aproximar a las personas a tomar decisiones de riesgo con el fin de resolver el problema que ocasiona el virus”.
Continúa socializando y mantén el distanciamiento físico
Hernández sostuvo que ahora las personas están reconociendo que no han respetado por completo las recomendaciones sanitarias y que comprenden que todos pueden ser portadores del virus.
Resaltó que es importante saber tratar con personas desconocidas o allegados cuyo historial de interacción social no se conoce, porque no existe la capacidad de monitorear los encuentros que ha tenido nuestro entorno.
“Aunque los podemos conocer, ya sean familiares o amigos, no tenemos certeza de con cuántas personas interactúan diariamente. Puede existir la posibilidad de que sea portador del virus”, expresó el psicólogo clínico.
Por lo tanto, es posible que las personas puedan desarrollar cierto temor de interactuar con personas desconocidas e incluso conocidas.
“Lo importante de ese punto es tener claro que la invitación es a mantener distanciamiento físico y mantener las medidas higiénicas necesarias. Por supuesto, si no es necesario que usted interactúe físicamente con alguien, evítelo y mantenga la interacción social por otras vías que ya conocemos; como las redes sociales, plataformas de mensajería o videollamadas”, aclaró.
¿Existe el “covid psicológico”?
Los usuarios de las redes sociales han mencionado en reiteradas ocasiones el “covid psicológico”, porque han manifestado síntomas similares al virus. El especialista expresó que tal diagnóstico no existe. Sin embargo, menciona una explicación de por qué las personas están planteado ese término.
“Con el caso del covid-19, no podemos hablar de ‘somatización’ porque según quienes apoyan estas teorías psicosomáticas, se habla de somatización cuando se instaura una enfermedad como consecuencia de un conflicto psíquico”, explicó Hernández.
Mencionó que tener sintomatología parecida al coronavirus no implica estar enfermo. Cuando se observan síntomas similares que no están originados por contagio o por cualquier proceso biológico, pueden provenir desde la ansiedad, angustia, pánico que produce la sospecha de estar infectado.
“Dado este contexto, las personas están hipervigilantes ante cualquier síntoma que se parezca al Sars-Cov-2 (agente causal del virus) y anticipan una posible infección, escenarios catastróficos asociados a la salud y en consecuencia a su vida”, resaltó el psicólogo clínico.
Indicó que los factores que generan ese escenario es saber que el covid-19 puede presentar una amplia sintomatología similar a otras enfermedades. Lo cual favorece caer en la confusión y relacionarlo inmediatamente con el virus.
El otro punto es el hincapié que han hecho los especialistas de la necesaria vigilancia que debemos mantener ante la aparición de cualquier síntoma, con la premisa de “todo puede ser covid-19 hasta que se demuestre lo contrario”.
Cuando el covid-19 está en casa
El equipo de El Diario le planteó un caso hipotético al psicólogo Leonardo Hernández sobre cómo el virus podría afectar la estabilidad mental de un persona que se enfermó:
—Un paciente está infectado de covid-19 y contagió a su núcleo familiar. Uno de ellos falleció debido al virus, ¿cómo se vería afectada la salud psicológica del primer integrante que se enfermó?
—Sin duda es bastante probable que esta persona experimente culpa y eventualmente depresión. Sin embargo, el tema puede tener varias aristas.
Por ejemplo, si el contagio fue voluntario o involuntario, si se pudo evitar o no. También puede ser si las complicaciones asociadas tienen que ver más con la carencia de los recursos para tratar la enfermedad. Mientras más responsable se crea la persona, lo cual lo puede poner en duda, más culpa puede desarrollar.
Ahora bien, lo esperado es que se mueva entre emociones asociadas como la culpa, rabia e impotencia y que pueda desarrollar su duelo por la pérdida. Luego de acuerdo con sus propias habilidades de afrontamiento, pueda llegar a la fase aceptación y pueda seguir adelante.
En cambio, las personas que sufren o han padecido algún tipo de trastorno de conducta previa a esta fase de culpa o este episodio, podría constituir un factor disparador de riesgo y el seguimiento profesional especializado es muy importante en este caso para que no se agrave.
Cuida tus vínculos
Antes de que apareciera el coronavirus, ya las familias atravesaban distintos tipos de situaciones, incluso algunas crisis. El especialista explicó que las relaciones interpersonales de los grupos familiares y sociales que transitan por una crisis están moduladas por las relaciones previas ante un conflicto.
Explicó que si se tratan de núcleos medianamente armoniosos, cohesionados que han desarrollado estrategias ante las crisis que han surgido durante el pasado y que poseen lazos emocionales significativos, la experiencia del covid-19 puede convertirse en una experiencia más de aprendizaje y ayudaría a reforzar el vínculo del grupo.
“En cambio, aquellas agrupaciones familiares con poca cohesión o poca noción de equipo, que posean lazos emocionales débiles y tengan antecedentes de crisis mal manejadas, puede que la aparición del covid-19 se convierta en una crisis terrible o genere un desenlace indeterminado”, concluyó.