- El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) publicó un informe que refleja la situación de los menores de edad en situación migratoria. Foto: Proyecto Migración Venezuela
La crisis migratoria de Venezuela es la más significativa en la historia del continente latinoamericano. De acuerdo con las cifras presentadas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), más de 5,4 millones de venezolanos han emigrado. Además, para 2019, se calculaba que 1,9 millones de niños, niñas y adolescentes estaban en situación de movilidad.
Los datos recogidos por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en el informe “Pequeños en Movimiento”, publicado en el mes de mayo de 2021, presentan la gravedad de la situación actual de miles de niños, niñas y adolescentes venezolanos en las fronteras latinoamericanas. El informe establece que al principio de la pandemia más 750 menores de edad retornaron sin acompañamiento a Venezuela. Sin embargo, tras la reactivación económica de los países receptores más de 450 han vuelto, solos o junto a otros menores, a emigrar entre agosto de 2020 y febrero de 2021.
La recopilación de las estadísticas se realizó a través de la investigación de distintos puntos de opinión de la situación venezolana. Ya que, como el informe refiere, hay dificultades para el registro de población de movilidad ilegal. Igualmente, el Plan Regional de Respuesta para las Personas Refugiadas y Migrantes de Venezuela (RMRP, por sus siglas en inglés) entre enero y diciembre de 2019 informó el incremento de menores de edad, tanto con su familia como sin ellas, en la población migratoria.
El RMRP recordó la vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad en las fronteras. “(la pandemia) ha dado lugar a un aumento considerable de los casos notificados de violencia basada en el género (VBG) y de necesidades de salud mental, al tiempo que ha provocado inseguridad alimentaria generalizada, aumento de los niveles de malnutrición y una creciente indigencia, especialmente entre las personas más vulnerables, a saber, los niños y niñas no acompañados y separados de sus familias”, establece el informe.
Factores para la migración de menores de edad no acompañados
El Centro de DD HH de la UCAB estableció que entre 2015 y 2019 más de 25.000 niños no acompañados emigraron de Venezuela y el 55% lo hizo sin documentos. La estimación es recopilada a través de los datos expuestos por las distintas organizaciones, como el portal Hijos Migrantes.
La mayoría de los menores de edad no acompañados o separados que salen de Venezuela lo hacen a pie y tienen edades comprendidas entre 12 y 17 años. En muchos casos, estos niños, niñas y adolescentes son hermanos mayores y asumen un papel proveedor en sus hogares. Los factores principales para la movilidad de estos menores son de talante familiar, económico, políticos y sociales.
Muchos de ellos, de acuerdo con el informe, deciden irse de Venezuela por la ausencia de un horizonte académico o laboral. De esta manera, se ven obligados a buscar una nueva oportunidad en otro país. “En Venezuela no había nada. Vine a buscar recursos por otro lado”, declaró una joven de 15 años de edad, madre de un bebé de 3 meses, en Nariño, Colombia.
La directora ejecutiva de Save the Children para Colombia, en una entrevista realizada en abril de 2021, informó que 70% de los menores de edad no acompañados realizan este viaje para reencontrarse con sus padres y lograr reunificación familiar. Por otro lado, existen niños, niñas y adolescentes que abandonan sus hogares por violencia doméstica.
“Otro ángulo de la emergencia humanitaria que afecta a este sector de la población es el deterioro del orden público, que ha generado una crisis de inseguridad a causa de la proliferación de grupos armados en Venezuela (colectivos, bandas de delincuencia organizada, etc). También hay grupos armados transfronterizos en Colombia y Venezuela, situación frecuente en la región del Arco Minero del Orinoco. Todos estos grupos están forzando a los NNA (niños, niñas y adolescentes) a salir para evitar el riesgo de ser reclutados”, establece el informe.
Los peligros de las rutas ilegales en la frontera
Los niños, niñas y adolescentes que viajan sin acompañamiento son la población más vulnerable y, por ende, son el objetivo predilecto de los grupos delincuenciales que dominan las fronteras. El paso más utilizado es entre Colombia y Venezuela que, desde hace mucho tiempo, está dominado por organizaciones guerrilleras (EPL, ELN y FARC) y otros grupos como Los Pelusos y Los Rastrojos. De esta forma, los menores de edad que transitan sin supervisión las trochas son objeto de reclutamientos forzosos para actividades ilegales.
Estos riesgos se estructuran a partir de la edad y el sexo de los menores de edad. Las niñas son objeto de explotación sexual, registrando casos de violación, abuso y, posteriormente, de embarazos precoces. Los varones son explotados en actividades de transporte y manejo de armas, de químicos para el procesamiento de la droga y de sustancias ilícitas.
Asimismo, el Centro de DD HH de la UCAB recopiló casos de xenofobia como peligro recurrente para los menores de edad sin acompañamiento. Uno de los casos remite a las zonas ubicadas entre el departamento del Valle del Cauca y Nariño, frontera con Ecuador, donde los venezolanos han padecido la agresión de grupos violentos.
La respuesta de los distintos gobiernos del continente ante la migración de menores de edad no acompañados ha sido inconsistente. Por ende, este grupo, de por si vulnerable, incrementa sus posiblidad de reclutamiento forzado o abuso sexual. “Es un fenómeno invisibilizado. Nadie habla de los flujos migratorios de niñez no acompañada, aunque es un grupo que está presente en los flujos migratorios mixtos, en especial el que vemos en Colombia, de personas provenientes de Venezuela”, puntualiza el investigador Nicolás Mantilla en el informe.
Para el Centro de DD HH de la UCAB la solicitud de refugio por parte de los niños, niñas y adolescentes es una de las maneras para su protección y amparo. Sin embargo, existen distintos obstáculos como el desconocimiento de los migrantes y la formalidad burocrática de este trámite que, al final, termina siendo insustancial para personas que escapan sin documentos por lugares alternos dominados por la violencia.