• La vaguada registrada durante la noche del 23 de agosto de 2021 en el Valle del Mocotíes, estado Mérida, dejó aproximadamente 500 familias afectadas y 75 viviendas quedaron en pérdida total

El sector El Corozo, en Tovar, Zona del Valle del Mocotíes, fue uno de los más afectados por las lluvias en Mérida. Sus habitantes aseguran que previo al deslave del 23 de agosto, las precipitaciones se hicieron presentes por varios días hasta que ocurrió el fatídico hecho que cobró la vida de 21 personas arrastradas por el agua o tapeadas por el lodo y los escombros.

“Fue algo nunca antes visto”

La noche de ese lunes, aproximadamente a las 8:00 pm, Jesús Eduardo Méndez Vivas estaba en su vivienda, en El Corozo, municipio Tovar, con quienes normalmente habitan esa casa y otros familiares que estaban de visita esa noche. Llovía con fuerza pero ya habían presenciado el mismo panorama días anteriores, así que pensaron que no debían preocuparse.

Poco tiempo después, según recuerda Jesús, empezó a fluir gran cantidad de agua por las calles del sector. En cuestión de minutos ya estaba entrando en su hogar y poco a poco aumentaba el nivel. 

Jesús Méndez, Valle del Mocotíes, Mérida
Jesús Méndez | Foto cortesía

Por si fuera poco lo que estaban viviendo, Méndez relata para El Diario que también se registró un corte de energía eléctrica en el pueblo que los dejó a oscuras en medio de una noche tormentosa.

“Las casas comenzaron a inundarse y todo eso vino acompañado de un exceso de sedimento, piedras y restos vegetales. Eso trajo como consecuencia una vaguada impresionante”, dijo Méndez.

Él reaccionó rápidamente y en vista del peligro que se avecinaba subió con toda su familia a la segunda planta de la vivienda. Casi al mismo tiempo, el agua arrasaba con parte de la estructura de su hogar. La parte trasera quedó completamente destruida. 

Vimos con gran sorpresa que no solo entraba el agua sino que tenía mucha presión y subía velozmente. Todo ese movimiento del lodo y escombros tenía una altura de un metro y 20 centímetros. De estar en el primer piso nos hubiese arrastrado a todos”, recordó Jesús.

Los enseres y demás objetos de su hogar quedaron destruidos. La furia del agua, las piedras y el barro se llevaron todo, pero le reconforta saber que su familia y él están sanos y salvos, tras resistir más de 40 minutos mientras cesaba la tormenta.

“Mi casa tiene entrada por las dos calles pero por uno de los lados bajaron tantos escombros que dificultaba mucho pasar; pero gracias a la ayuda de los vecinos logramos salir hacia otra parte más alta que no estaba tan afectada”, explicó.

“Sentía mucha impotencia”

Solo recordar la noche del 23 de agosto le genera a Jesús un torbellino de emociones y recuerdos que vuelven a su mente. Ver cómo quedaron las calles del lugar donde está su vivienda y saber que algunos de sus vecinos perdieron la vida, también.

Valle del Mocotíes, Mérida
Foto cortesía

“A dos casas de la mía hubo un señor que se lo llevó el agua y al final de la calle también una señora quedó totalmente tapiada. A ambos los consiguieron días después a mucha distancia del sitio donde originalmente estaban”, indicó Jesús.

Decenas de personas perdieron sus enseres, casas y quedaron solo con la ropa que vestían la noche de la vaguada. Algunos no pueden siquiera recordar lo sucedido sin venirse en llanto. 

“Es muy triste ver esa condición porque son personas que a lo mejor no cuentan con los recursos para poder recuperar sus cosas”, expresó Méndez.

Si bien él también perdió objetos materiales y parte de su casa, la noche de la tragedia no pensaba en más que salvar a su familia y evitar que algo malo pudiera pasarles. 

“Realmente no tuve chance de pensar en la casa, pensaba en mis seres queridos y que, quizá, con lo que estaba sucediendo no me iba a dar tiempo de sacarlos a todos, así que más que sensación de pérdida material, sentía impotencia de no saber qué pasaría”.

Daños en Tovar, Mérida
Foto cortesía

En medio de la incertidumbre, a una de sus tías le dio un ataque de pánico por la situación que estaban viviendo y tuvieron que intentar calmarla para evitar algún problema de salud grave en ese momento. 

“Entró en shock, casi convulsiona del miedo que sentía y todos estábamos muy asustados”, aseguró 

Jesús tiene 50 años de edad y jamás imaginó atravesar por una experiencia como la inundación de Tovar. De hecho, creía vivir en una zona segura y la naturaleza se encargó de demostrarle todo lo contrario.

Zona de alto riesgo

Tras lo sucedido, autoridades de Protección Civil y Cuerpo de Bomberos se hicieron presentes para inspeccionar y hacer un balance de los daños registrados. Declararon El Corozo como zona de alto riesgo y recomendaron a los habitantes no volver a sus viviendas –o lo quedó de ellas- hasta que no se hagan los trabajos pertinentes para evitar repetir una tragedia como la ocurrida.

“Las autoridades validaron que la integridad de la casa se mantiene en 60%, pero el problema es que deben hacerse trabajos de canalización o hacer un dique, no sé bien. Pero eso va a tomar mucho tiempo hasta que podamos decir que estamos seguros en esa área”, expuso Méndez.

Se mudó junto con su familia a la casa de sus padres. Y si bien está en una zona más segura, admite sentir incertidumbre sobre lo que pueda pasar de ahora en adelante. Perder su hogar, o parte de él, le genera una profunda tristeza. 

“Se siente uno confundido porque hay cosas que podremos recuperar pero hay muchas otras que no. Aunque debemos tener una actitud positiva porque ese día Dios nos dio una nueva oportunidad (…) estoy agradecido por seguir en este plano terrenal”.

Pese a vivir una experiencia tan traumática y negativa, mantiene optimismo y fe en que las cosas van a mejorar para él, los suyos y todos los afectados. De igual forma, le alegra ver que la solidaridad de otros se ha hecho presente en Tovar.

Tanto personas del gobierno como empresas privada, ONG, Unicef, Acnur, ha sido impresionante la cantidad de ayuda recibida, pero no es fácil en una comunidad que no está organizada, así que eso dificulta un poco que llegue a las personas que realmente lo necesita”, sentenció Jesús.
Valle del Mocotíes
Foto cortesía

Para la fecha, el frente de su casa que estaba obstruido por escombros ya está completamente despejado. Sacaron unos 47 camiones tipo volteo repletos de escombros y material rocoso de allí. 

“Los acueductos del pueblo también fueron afectados y poco a poco se han ido reactivando. Ya Tovar había sufrido una vaguada en 2005 y personas que lo vivieron en ese momento y también ahora, dicen que la ayuda ha sido más oportuna en esta ocasión”, añadió.

Jesús espera que continúen ayudando al pueblo de Tovar y no se deje a un lado y se obvien las necesidades de su gente. Desea que la atención que se brinda en estos momentos no tenga como trasfondo alguna intención política o de otro tipo, sino que se busque realmente el bienestar de la población.

“Salvé a mi esposa e hijos”

Joel Criollo recuerda con nostalgia lo ocurrido en El Corozo Alto la noche del 23 de agosto. Afortunadamente logró salvar a su esposa e hijos de la vaguada y lograron salir de la casa antes que fuera destruida por la lluvia.

A mí no me quedó nada, las cosas que hay por aquí son de otras personas a quienes medio les quedó alguito, pero mi familia ya no tiene nada. Solo quedó el desastre y todo dañado”, explicó Joel para El Diario.

Contó que su casa era pequeña y esa noche estaba acostado en la cama junto a una de sus hijas. Cuando escuchó el torrencial aguacero y otros ruidos se asomó a ver qué ocurría y de inmediato sostuvo a sus hijos, llamó a su esposa y salieron de la vivienda hacia una loma para ganar altura y evitar ser arrastrados por el agua. 

Mérida, Tovar
Foto cortesía

“Cuando bajó un poco el agua mi hermano nos ayudó a pasarnos a una peña y vinos una especie de ola grande, de varios metros, llevándose todo y allá pasamos como siete horas hasta que todo se calmó un poco y por fin vino gente a rescatarnos”, reseñó.

Criollo se siente desorientado. Se quedó sin hogar ni objetos personales y sabe que recuperarlos es prácticamente una utopía. Afortunadamente ha recibido ayuda y colaboración de otras personas que se han acercado a la zona afectada. 

“Me arrodillo ante Dios por estar viva”

Para algunos recordar es vivir, para otros, como Ilce Ramírez, las memorias son solo sinónimo de tristeza y lamento. Hablar de lo ocurrido esa noche en el Valle del Mocotíes le cristaliza los ojos y quiebra su voz.

Ilce vivía en la parte alta de El Corozo, municipio Tovar, una de las zonas donde se registraron los mayores daños. 

“Logré salvar a mi familia pero lamentablemente muchos vecinos perdieron la vida”, indicó Ilce para El Diario.

Grupos de rescate
Foto cortesía

Agradece a Dios por estar viva y que sus padres y nietos también lo estén. Pero se solidariza con quienes perdieron a seres queridos y sufrieron daños irreparables.

“Me arrodillo ante Dios porque estamos vivos y agradezco a toda la gente que nos ha ayudado de una u otra manera. Muchas personas han estado pendiente de colaborarnos. Hay casas destruidas y muy dañadas”, precisó.

Afortunadamente la ayuda en el Valle del Mocotíes no se ha hecho esperar. En Mérida e incluso en otros estados del país se han recolectado donativos para los afectados por la inundación. Los trabajos de recuperación y remoción de escombros también continúan paulatinamente a más de dos semanas de la tragedia.

Pérdida de hogares en el Valle del Mocotíes
Foto cortesía
Tovar, Mérida
Foto cortesía

A la par, poco a poco, reaviva la esperanza del pueblo tovareño. Sus habitantes solo piden que no los olviden, que tengan presente que aún falta mucho camino por recorrer hasta que la vida pueda volver a la normalidad para las familias afectadas por una desdicha que marcó un antes y un después para ellos. 

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