• En pandemia, desde casa, Erika Guillén inició un emprendimiento de repostería saludable en Caracas. Ella ideó un postre que su papá, diagnosticado con diabetes tipo 1, pudiera probar

Erika Guillén creció viendo a su papá cocinando. Los almuerzos siempre tenían un toque especial. El aroma de los mariscos de la paella y de los asados de los domingos le recuerda a él, sentado al frente de la mesa mientras el resto de la familia degustaba sus platos. Pero siempre pensaba que faltaba algo cuando llegaba la hora del postre. Es diabético y Erika siempre ideaba, dentro de su mente, algún postre que fuera perfecto para su papá. Que pudiera comer, degustar y que disfrutara dentro de los límites de su condición. Así fue cómo nació su emprendimiento: Health Yeah Food. 

Detrás de sus redes sociales de Erika está una madre a tiempo completo, así como una cocinera motivada por derribar las barreras de una comida saludable y no “fit”. Considera que ese término envuelve de prejuicios a los alimentos, sobre todo a los dulces. 

Pero en su mente no estaba planteado hacer una comida que no engordara, sino un postre que su papá pudiera probar. Él fue diagnosticado con diabetes tipo 1 y se propuso empezar a hacer brownies desde su casa con la batidora de su mamá y se asesoró con su hermana, que es chef, pero que migró a Madrid, España. Al horno fueron muchos intentos fallidos que a Erika todavía le traen recuerdos y son capaces de quebrarla. 

No recuerda la cantidad exacta de días que se trasnochó buscando una receta que fuera lo contrario a un brownie seco, sin sabor y con una textura dura. Pensó que tenía que ser bueno porque quería darle algo muy rico de comer a su papá. Con el pasar de los días, y con su hermana al teléfono, logró un brownie de chocolate que engaña a sus comensales. Se piensa que se está comiendo un dulce con azúcar, pero no es así. Tampoco contiene harina, pues está hecho a base de ingredientes saludables, con proteína y vitaminas. Erika lo había conseguido.

Health Yeah ya tiene más de un año y medio en el mercado. Poco a poco se ha ido expandiendo en Caracas y algunas ciudades del interior del país. Actualmente su emprendimiento no solo ofrece brownies, sino también bites o ponqués de canela y limón, todos ellos sin azúcar, harina y libres de lactosa. 

Ahora tiene una segunda casa. Una cocina más amplia que le permite contar con ayuda extra para completar los pedidos. Erika pasó de estar sola a tener tres ayudantes con el éxito de su negocio. 

Cada bite cuenta su historia

Erika estuvo más de un mes de reposo a causa del covid-19. Tuvo que dejar las clases y tampoco podía ayudar en la producción diaria de Health Yeah. Aunque su emprendimiento nació en medio de la cuarentena, tenía miedo de intentarlo y emprender su negocio porque, comenta, no quería hacerlo sola.

Tras esta etapa, ahora piensa diferente y quiere inspirar a las mujeres a trabajar en lo que les apasiona sin miedo al fracaso.

El reto de emprender en Venezuela

“Yo creo que el secreto es no tirar la toalla. Yo en mis inicios no creía en mí y ahora pienso que eso me trabó muchas veces y no me permitió hacer realidad lo que era mi sueño desde que me convertí en mamá. Emprender da mucho miedo y eso es normal”, comentó para El Diario. 

Erika confiesa que no ha sido un camino fácil tener un negocio en Venezuela. Por supuesto que hay desafíos, dice, y le afecta el no poder conseguir algunos productos. Pero cada dificultad se puede sortear y eso es lo que también busca transmitir con sus dulces, los cuales considera que cuentan su historia y su esfuerzo, además de su amor por el país. 

Foto: Fabiana Rondón

Admite que podía haber emigrado, pero decidió empezar desde cero y aportar algo a Venezuela.

“En mi vida jamás pensé que terminaría teniendo un negocio que tuviera que ver con la cocina, pero fue algo que siempre estuvo presente en mi familia. Mi papá es el que hace las paellas en la casa, mi hermana menor ahora tiene un restaurante en Madrid y yo, como era la ‘saludable’, decidí dedicarme a la repostería. Todo en mi vida tuvo que ver en lo que ahora soy y en lo que quiero hacer: postres para toda mi familia”, explicó. 

Ella también fue autodidacta, y aunque desea hacer cursos de repostería para mejorar y expandir su menú de postres, también dice que eso no es un impedimento para no emprender. “Siempre busco leer y seguir aprendiendo cada vez que tengo tiempo”, agregó. 

Foto: Fabiana Rondón

Igualmente, confía em que el destino de Health Yeah siempre estará enlazado con Venezuela. La marca, que anunciará un nuevo sabor en los próximos meses, planea continuar ofreciendo dulces que puedan ser una opción para los niños y personas que no puedan consumir azúcar o que sean alérgicas a los lácteos. El sueño de Erika comenzó con una batidora y nunca perdió las esperanzas de que podría llevar a cabo su proyecto.

Foto: Fabiana Rondón

A su papá, su inspiración detrás de cada postre, le dedica palabras cada vez que puede. Todavía recuerda el momento en que probó su brownie de chocolate: “Erika, te la comiste”, dijo. Hoy en día su padre, desde el exterior, le dice que le hace falta su dulce para disfrutarlo junto a ella, como siempre soñaron. 

Noticias relacionadas