• SpaceX, Virgin Galactic y Blue Origin ya comenzaron sus primeros viajes hacia la frontera entre la Tierra y el espacio, lo que representa la incursión del sector privado en un campo antes exclusivo de las agencias gubernamentales. Cientos de millonarios ya han reservado sus boletos para su próximo destino: la Estación Espacial Internacional

Cuando William Shatner se acercó a la ventanilla de la cápsula, aseguró que vio un gran edredón azul. Luego una oscuridad que se perdía en el infinito, mientras su cuerpo comenzaba a flotar ante la ausencia de gravedad. Durante tres años, entre 1966 y 1969, el actor canadiense había viajado a las estrellas en su papel como el capitán James Kirk, en la popular serie de televisión Star Trek. Pero ahora todo era real: Shatner estuvo en el espacio, viendo el cielo terrestre desde afuera.

Con 90 años de edad, se había convertido en la persona más longeva en viajar fuera del planeta. No lo hizo como su personaje, en el siglo XXIII a bordo de la nave Enterprise. Fue el 13 de octubre de 2021, en el cohete New Shepard NS-18 de la empresa Blue Origin. Su dueño, el magnate fundador de Amazon, Jeff Bezos.

“No sé lo que pueda parecerle al mundo, pero a mí mismo me parece que solo soy como un niño jugando en la orilla del mar mientras el gran océano de la verdad yacía desconocido ante mí”, le dijo Shatner a Bezos abrazándolo, visiblemente emocionado, una vez de regreso a Tierra. Estaban en Corn Ranch, al oeste de Texas, Estados Unidos, a pocos metros de la plataforma de lanzamiento donde minutos atrás el cohete había despegado.

Hasta hace unos años, el control absoluto de las operaciones en la órbita terrestre y más allá era exclusivo de agencias gubernamentales como la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), o la rusa Roscosmos. Sin embargo, desde 2010 el sector privado ha tomado cada vez más terreno, primero en el desarrollo tecnológico y transporte de astronautas y carga, sino ahora también con el negocio del futuro: el turismo espacial.

La última frontera

Tres compañías abren el camino hacia una nueva era del turismo espacial
Lanzamiento del New Shepard. Foto: EFE

Shatner participó en la misión NS-18 por invitación de Bezos, pero no estuvo solo. Lo acompañó Audrey Powers, vicepresidenta de operaciones de vuelo y misión de Blue Origin. También estaban el físico Chris Boshuizen, cofundador de la compañía de satélites Planet Labs, y el ejecutivo de software Glen de Vries. Estos dos últimos pagaron por su pasaje, aunque la cifra no se hizo pública.

El vehículo espacial New Shepard despegó con 45 minutos de retraso debido a las condiciones meteorológicas, aunque eso no impidió el desarrollo normal del viaje. Una vez en el aire, todo el proceso fue automático, por lo que no hizo falta piloto. Ya a 76 kilómetros de altura, el cohete apagó su motor y se desacopló de la cápsula, la cual ascendió hasta los 106 Km. 

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Pasaron la línea de kármán, reconocida por la Federación Aeronáutica Internacional como la frontera entre el espacio y la atmósfera terrestre, y fijada a 100 Km sobre el nivel del mar. Luego de 11 minutos, la cápsula regresó a salvo a Tierra con un paracaídas, mientras el cohete aterrizó de nuevo en su plataforma. 

Es la segunda vez que el New Shepard lleva civiles al espacio. El primer vuelo, conocido como misión NS-16, despegó el 20 de julio de 2021, con un recorrido exactamente igual. En él viajó el propio Bezos acompañado de su hermano Mark. Con ellos estuvo la piloto Wally Funk, reconocida por ser la primera instructora de vuelo civil en una base militar estadounidense, de 82 años de edad, y quien en los años sesenta fue descartada del proyecto Mercury de la NASA por ser mujer. También el estudiante holandés Oliver Daemen, cuyo padre, director ejecutivo de una firma de capital privado, pagó por su puesto.

Aunque apenas era un niño pequeño cuando se emitió por primera vez Star Trek, Jeff Bezos siempre sintió fascinación por el espacio. En una entrevista al Miami Herald, declaró que a los 18 años de edad su sueño era construir colonias humanas en otros planetas, con hoteles y parques de diversiones. Por eso fundó Blue Origin en el año 2000, cuando Amazon apenas se consolidaba como el gigante de ventas en línea que actualmente es. Ahora, con 57 años, el multimillonario da sus primeros pasos hacia su meta.

Desde 2005 trabajó discretamente en el desarrollo de vehículos espaciales de uso comercial. Sus primeros modelos, el Charon y el Goddard, fueron exitosos, pero no fue sino hasta 2015 que el New Shepard 1 hizo su primer vuelo. Al poseer un mecanismo de aterrizaje en vertical, puede ser fácilmente recuperado y reutilizado, lo cual lo hace rentable en comparación a los cohetes anteriores, que eran costosos y de un solo uso.

La nueva carrera espacial

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Momento en el que la nave Unity se desacopla del avión que lo transporta. Foto: Cortesía

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética competían fuertemente por conquistar las estrellas. Mientras el ruso Yuri Gagarin fue el primer ser humano en orbitar la Tierra en 1962, los estadounidenses Neil Armstrong y Edwin “Buzz” Aldrin fueron los primeros en poner un pie sobre la Luna en 1969. Ahora la carrera espacial no es entre superpotencias, sino entre súper empresas y sus adinerados capitanes.

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Nueve días antes del primer vuelo de Bezos, otro magnate se le había adelantado. El 11 de julio de 2021 el británico Richard Branson voló a bordo de la nave VSS Unity, desarrollada por su empresa aeroespacial Virgin Galactic. Estuvo acompañado por Beth Moses, Colin Bennett y Sirisha Bandla, tres altos ejecutivos de la compañía, así como por los pilotos Dave Mackay y Michael Masucci.

A diferencia de otros proyectos, el VSS Unity no es un cohete, sino un avión de alta potencia. Despegó de la base Spaceport America, en Nuevo México (EE UU), acoplado a una nave nodriza que se encargó de llevarlo hasta los 15 Km de altura. Allí el avión-cohete se desprendió y voló a alta velocidad hasta los 85,9 Km, un nivel por debajo de la línea de Kárdár, pero suficiente para experimentar la ingravidez y ver la curvatura de la Tierra.

Branson no ha perdido el tiempo para proclamar el comienzo del turismo espacial. Virgin Galactic ya anunció nuevos vuelos de la nave Unity abiertos al público para el año 2022. Aunque la experiencia por el momento será un lujo para pocos, con un costo de 250.000 dólares por persona. No obstante, la empresa ya anunció la venta de los primeros 600 cupos, quedando disponibles solo reservaciones para el 2023.

El gran rival

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Astronautas de la misión Inspiration 4 de Space X. Foto: Cortesía

Al mencionar la carrera espacial, uno de los competidores más sólidos es SpaceX, propiedad del actual hombre más rico del mundo: Elon Musk. Desde su creación en 2002 la empresa ha realizado importantes avances en la aeronáutica espacial, siendo el primer contratista privado en poner un cohete en órbita en 2008, así como en llevar una nave a la Estación Espacial Internacional (EEI) en 2012.

Con sus naves reutilizables Dragon, SpaceX obtuvo un papel privilegiado en el transporte de carga de la NASA. En 2020 desarrollaron la nave Crew Dragon Resilience, con la cual realizaron el 16 de noviembre de ese año el primer vuelo operativo tripulado de la compañía hacia la EEI.

Al igual que Bezos y Branson, Musk también se sumó al negocio del turismo espacial. El 1° de febrero de 2021 lanzó la misión Inspiration4, la cual reutilizaría la Crew Dragon Resilience, pero esta vez pilotada en su totalidad por civiles. Despegó del Centro Espacial John F. Kennedy, en Florida, el 15 de septiembre de 2021. Estuvo dos días en órbita, recorriendo el planeta, para luego aterrizar el 18 de septiembre en el océano Atlántico.

De acuerdo con la agencia AFP, la nave fue fletada por el estadounidense Jared Isaacman, fundador de la empresa de procesamiento de pagos Shift4 Payments. No se reveló la cantidad de dinero que Isaacman pagó por alquilar la Crew Dragon, aunque se estima en decenas de millones de dólares. 

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Con él viajó la asistente médica Hayley Arceneaux, quien es sobreviviente de cáncer de los huesos y la primera persona en el espacio con una prótesis. También el veterano de la Fuerza Aérea estadounidense Chris Sembroski, escogido tras hacer una donación al hospital pediátrico St. Jude de Tennessee; y la profesora Sian Proctor, escogida aleatoriamente entre los usuarios de Shift4 Payments.

Por su parte, el propio Musk tiene planes de convertirse en el cuarto multimillonario en el espacio. La revista Semana señaló que el empresario fue uno de los compradores del vuelo Unity de Virgin Galactic para 2022.

El primer turista en el cosmos

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Dennis Tito fue el primer astronauta no profesional en ir a la Estación Espacial Internacional. Foto: Cortesía

Desde el soviético Yuri Gagarin, alrededor de 600 personas han viajado al espacio hasta la actualidad. No obstante, hasta entonces todos habían sido astronautas profesionales salidos de las fuerzas armadas, o científicos e ingenieros con entrenamiento. Esta situación cambió luego de la caída del bloque comunista en 1991.

Ante la crisis económica rusa, la Roscosmos vio la posibilidad de generar ingresos alquilando los asientos disponibles de sus naves a astronautas de otras agencias. Fue en 2001 cuando el magnate estadounidense Dennis Tito se hizo con el título de primer turista espacial. Exingeniero de la NASA en los años sesenta, siempre quiso viajar en uno de los cohetes, pero había sido rechazado por su condición física. Décadas después, a sus 60 años de edad, pagó 20 millones de dólares a la agencia espacial rusa para abordar la Soyuz TM-32. 

Estados Unidos, y específicamente la NASA, rechazaron la presencia de Tito en el vuelo por considerar que los viajes espaciales no debían ser caprichos de multimillonarios. Tras la insistencia de los rusos y la mediación de Buzz Aldrin, el civil pudo viajar y llegó a la EEI el 30 de abril de 2001. Allí permaneció varios meses, donde aunque no fue bien recibido al principio por los astronautas de la base, pronto se integró haciendo tareas como  manejar el sistema de comunicaciones o verificar la energía. También fungió como cocinero y tomando fotografías y videos caseros de la rutina de los tripulantes.

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La experiencia con Tito permitió a la agencia espacial rusa establecer una alianza con la empresa Space Adventures para llevar a otros seis millonarios a la EEI entre 2001 y 2009. Entre ellos están el surafricano Mark Shuttleworth y el estadounidense Gregory Olsen, así como la iraní Anousheh Ansari. También Charles Simonyi, cofundador de Microsoft y creador de los programas Word y Excel.

Hacia el más allá

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William Shatner abraza a Jeff Bezos luego del aterrizaje de la cápsula espacial. Foto: EFE

A medida que avanza la nueva carrera espacial, nuevos capitales se suman para ganar terreno dentro del mercado. La empresa china CAS Space, propiedad de la Chinese Academy of Sciences, anunció en agosto el desarrollo de un cohete suborbital reutilizable. Este, con un diseño similar al New Shepard de Blue Origin, hará viajes de 10 minutos para turistas sobre la línea de Kárnán.

También está programado para enero de 2022 el primer vuelo privado hacia la Estación Espacial Internacional. La empresa Axiom Space, en alianza con la NASA, enviará cuatro personas en la misión AX-1 con un cohete alquilado a SpaceX, de acuerdo a información reseñada por la agencia DW. El viaje de 10 días estará comandado por el ex astronauta Michael López-Alegria, y tres empresarios de Estados Unidos, Canadá e Israel.

Por otro lado, SpaceX no se aleja del propósito para el que fue fundada en 2002: colonizar otros planetas. Recientemente la NASA le adjudicó un contrato por 9,4 millones de dólares para desarrollar proyectos para el programa Artemisa, que busca volver a colocar seres humanos en la luna en los próximos años. Blue Origin no se queda atrás, y se llevó también un contrato por 25,6 millones de dólares de la agencia estadounidense.

Desde julio de 2021 Bezos se apartó por completo de su puesto como oficial ejecutivo en jefe (CEO) de Amazon. Ahora tiene toda su atención, esfuerzo y capital dedicados a Blue Origin y su sueño de abrir hoteles en Marte. Musk comparte la misma aspiración, aunque reconoce que será un viaje riesgoso en el que probablemente mucha gente muera en el intento. Aún así, el dueño de Tesla y SpaceX ha dicho que desea ser el primer hombre enterrado en esas tierras rojas y áridas.

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