• El productor tachirense se ha forjado una exitosa e importante carrera musical que le ha valido para ganar cinco Grammy Latino

La carrera de Raniero Palm como productor musical ha estado rodeada de triunfos y destacados reconocimientos que lo han catapultado hasta posicionar su nombre en la industria discográfica fuera de Venezuela. De hecho, en el año 2018 -en conjunto con el artista dominicano Henry G– obtuvo el Récord Guinness con el tema “El manifiesto”, por “la canción más larga lanzada oficialmente”, cuya duración es de 3 horas 26 minutos.

Dicho sencillo superó el récord anterior de tres horas que ostentaba el norteamericano Michael Bostwik con “In the garden”, lanzado en el año 2015; la producción musical de “El manifiesto” reunió a nueve profesionales que encabezaron y dirigieron el proyecto, entre ellos, Raniero Palm.

Cinco Grammy Latino engalanan la carrera musical del venezolano Raniero Palm
Foto cortesía

A su trayectoria profesional se le suman 12 nominaciones a los Premios Grammy Latino (los más prestigiosos galardones otorgados por la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación) resultando triunfador en cinco de ellas (la primera en 2016) y, recientemente, obtuvo el Grammy americano junto con Rubén Blades y Roberto Delgado y Orquesta por el álbum Sal Swing en la categoría: Mejor álbum tropical latino. 

En ese proyecto, Raniero estuvo encargado de la ingeniería de las cuerdas sinfónicas y la grabación se llevó a cabo en su estudio Venezuelan Strings Recording, ubicado en San Cristóbal, estado Táchira.

Palm también ha trabajado en buena parte de su vida con producciones cristianas, de hecho, ha sido galardonado en cuatro oportunidades  con el premio Arpa, un reconocimiento otorgado al talento artístico o técnico en la música cristiana contemporánea. 

Cinco Grammy Latino engalanan la carrera musical del venezolano Raniero Palm
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A todo lo anterior hay que agregarle dos placas por récord de ventas en Estados Unidos avaladas por la Recording Industry American Association (RIAA), dos nominaciones a los Premios Pepsi Music en Venezuela, siete Premios Obelisco como productor del año y la condecoración “Orden Francisco García de Hevia”, por la composición de “San Cristóbal, el musical”.

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El inicio de su carrera

Raniero Alberto Palm Paolini nació en San Cristóbal, estado Táchira, en 1983. Desde muy pequeño sintió afinidad por la música y los instrumentos, tanto así que a los seis años lo admitieron en la escuela de música Miguel Ángel Espinel del ejecutivo regional donde inició sus estudios de piano y solfeo.

“Normalmente aceptaban a niños de siete años en adelante pero en mi caso hicieron esa excepción”, recordó Raniero en exclusiva para El Diario

Casi en paralelo ingresó a la Academia Musiyama de la Fundación Yamaha de Venezuela, donde se formó con el órgano electone por más de siete años. A los 13 ingresó al Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela donde aprendió rítmica, práctica coral, lenguaje musical y violín. 

Durante cuatro años estuvo en la Escuela Integral para las Artes Judith Jaimes. Allí estudió piano, armonía y análisis de formas musicales. Su afán por nutrir y adquirir nuevos conocimientos lo llevaron a estudiar en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación (INCES) donde obtuvo el título de Técnico en Electrónica, Radio y Televisión.

Raniero es profesor especialista en música egresado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL); además cursó una maestría en Gestión Educativa en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET). 

“Ya desde adolescente tenía claro en mi mente y corazón que quería ser productor musical, pero tuve que inventarme la carrera y combinar diversos estudios profesionales para lograrlo”, puntualizó.

En 2006 inició la materialización de sus sueños. Fundó su propia productora musical llamada “Caña loca”, nombre que le atribuye a la primera banda de la que formó parte cuando era un adolescente. La empresa se ha ido consolidando conforme pasan los años y su crecimiento tanto en experiencia como infraestructura es notable. 

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Éxito tras éxito

En 2009 Raniero dio un paso importante en su afán por forjarse una carrera musical en el estado Táchira, fundó la banda regional de pop rock “Statika”. Con ella lograría posicionarse en el mercado musical tachirense y la buena aceptación que tuvo por parte del público le permitió consagrarse como la número uno en la cartelera venezolana General del Record Report.

El 2014 marcó un punto de inflexión en la vida de Raniero Palm. Ese año se dio cuenta que tenía un pasaporte italiano y decidió sacarle provecho. Comenzó a viajar, contactar –vía Facebook- a personas relacionadas con la industria musical y tocar puertas para abrirse camino, mostrar y expandir su talento fuera de nuestras fronteras. 

Fui como un predicador de puerta en puerta, de estudio en estudio de grabación, visitando productores, artistas, ingenieros de sonido y diciéndoles a todos ‘En Venezuela crecen los mejores músicos del mundo’”, precisó Palm.

Su perseverancia lo llevó a obtener oportunidades importantes para su crecimiento y posicionamiento profesional y solo tres años después de tomar una de las decisiones más determinante de su vida, estaría ganando el primer Premio Grammy Latino con el artista 123 Andrés a Mejor Álbum de Música Latina para Niños” con el tema “Arriba Abajo”.

“De ahí en adelante vino cosa tras cosa. Premios de toda clase, varios en música cristiana, placas de platino y oro de éxitos en nuestras canciones y hasta un Récord Guinness (…) todo ha sido como una película o algo así”.

Palm ha sido autor de más de 100 composiciones, en las cuales también ha estado involucrado en los arreglos musicales, grabación, mezcla y masterización. Como productor su discografía es mucho más amplia y sobrepasa los 300 temas grabados. Y en su faceta como teclista ha participado en más de cien canciones para artistas de diversos géneros.  

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Guaco, Gilberto Santa Rosa, Christina Aguilera, Rubén Blades, Nacho, Felipe Peláez y Los Rabanes son solo algunas de las figuras con que Raniero ha trabajado en distintas producciones. Recuerda escuchar canciones de sus autorías cuando se dirigía a la universidad desde San Cristóbal hasta la población de Rubio, municipio Junín, y ahora “le parece increíble hacer música con ellos”.

Cinco Grammy Latino engalanan la carrera musical del venezolano Raniero Palm
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Es miembro de la Sociedad Venezolana de Autores y Compositores, de la Academia Nacional de Música y Artes Cristianas, de la Academia Latina de las Artes de la Grabación (organización a cargo de los Grammy Latinos) y otras tantas sociedades relacionadas con la música. 

Aunque su lista de distinciones, premios y reconocimientos es bastante amplia, Raniero asegura que su mayor éxito es encontrar en la música una manera de ayudar a Venezuela, de compartir alegrías, emociones y buenos momentos. 

“Si bien trabajar con tantos artistas que desde adolescente admiraba es todo un logro y un éxito, colaborar con mi gente cuando más lo necesita y a través de lo que más me gusta hacer es lo mejor de todo”, enfatizó Palm.

Arraigo por los Andes venezolanos

El trabajo lo obliga a estar largos periodos fuera de casa pero Raniero siempre vuelve a su hogar en el corazón de los andes, de hecho, bromea catalogándose a sí mismo como “el gocho que siempre vuelve a las montañas de paz donde hacer música es toda una maravilla”. 

Raniero Palm se declara enamorado de San Cristóbal, su clima, sus paisajes y sobre todo, de su gente, pues tiene la plena convicción que es una cuna de talentos emergentes no solo en la Orquesta Sinfónica sino en el género urbano. Incluso cuenta con  “El consulado del Reggaetón”, un proyecto liderado por jóvenes que componen hits de música urbana que ofertan en el mercado internacional para artistas de todas las escalas. 

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“Ahí tenemos a “Los Minionxs”, quienes nos asisten en la ingeniería, el departamento de edición y además son maravillosos compositores de música pop y latina (…) por eso siempre vuelvo a esta tierrita a sacar la maravillosa cosecha musical”, aseveró Raniero.  

Su familia es parte fundamental del crecimiento. Lo han apoyado desde sus inicios y admite que, gracias a ellos, desarrolló valores sólidos en su infancia que hoy en día conserva y pone en práctica. De su padre aprendió a apreciar las personas y los momentos por encima del dinero y de su madre obtuvo la disciplina, la honestidad y la pasión por el estudio. 

Curiosamente su familia tiene una especie de conexión con la música desde los antepasados. Raniero cuenta que el abuelo de José Antonio Abreu, fundador de la Orquesta Nacional Juvenil y el Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Pre-Infantiles de Venezuela, el abuelo de Yasmil Marrufo, productor musical, y su bisabuelo (César Paolini de Angeli), emigraron a Venezuela desde el mismo pueblo de Italia llamado Marciana, en la región Toscana.

“Eso fue alrededor de 1889 y me refiero a un pueblo que en la actualidad tiene poco más de 2.000 habitantes (…) es como una historia de película”. Ahora mismo apunta a nuevos retos enfocados en la creación de melodías para producciones cinematográficas, en incursionar en la industria anglosajona y en la aplicación del blockchain en la música. De pequeño Raniero soñaba con ser un inventor y de alguna manera se convirtió en uno, pero de canciones y “en un laboratorio musical lleno de tecnología y recursos”.

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