Email
- Colaboradores y seguidores del preso político señalaron que fue trasladado del centro de alta seguridad donde se encontraba hacia un lugar desconocido. Señalaron que la situación pone en peligro su vida, pues el gobierno de Vladímir Putin ya intentó asesinarlo en el pasado
Cuando los abogados del líder opositor rusa Alexei Navalny fueron a visitarlo en prisión, encontraron una respuesta que los dejó atónitos. “Aquí no está ese convicto”, les indicaron los guardias de la colonia correccional IK-2, en la ciudad de Pokrov. Inmediatamente sus colaboradores y seguidores utilizaron redes sociales como Telegram para denunciar su desaparición, ya que hasta el momento se desconoce el lugar al que fue trasladado.
“¿Dónde está Alexei ahora y a qué prisión lo están llevando? No lo sabemos”, indicó el martes 14 de junio de 2022 el dirigente político Leonid Volkov, aliado de Navalny. De acuerdo con la agencia AP, los custodios le dijeron luego a los abogados que fue llevado a otra cárcel de máxima seguridad, aunque sin especificar a cuál.
Algunos colaboradores han advertido que el líder del partido Rusia del Futuro corre peligro ahora que está desaparecido y en manos del Estado ruso. “Está solo y en el sistema que ya una vez intentó matarlo”, indicó la escritora Kira Yarmysh. El 20 de agosto de 2020 lo hospitalizaron luego de ser envenenado con el agente nervioso Novichok en un vuelo a Siberia. Ante la sospecha de complicidad por parte del Kremlin en el atentado y el riesgo de tenerlo en un hospital ruso, lo trasladaron a Alemania, donde se recuperó exitosamente.
Enemigo del Kremlin
Navalny, abogado y activista, creó en 2011 la Fundación Anticorrupción, una organización dedicada a investigar y denunciar las actividades ilícitas de funcionarios y empresarios afines al gobierno de Vladímir Putin. También para formar una plataforma de reportes ciudadanos que recogiera los principales problemas de la población rusa. Esto no solo lo catapultó como uno de los rostros más visibles de la oposición, sino que también lo puso en la mira del Kremlin.
En 2013 fue juzgado por presunta malversación de fondos de su fundación, y en 2017 condenado a cinco años de prisión. No obstante, luego logró medidas cautelares y en 2018 llevó su caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Este determinó que el juicio estuvo viciado por intereses políticos, y obligó al Estado ruso a indemnizar a Navalny y a su hermano, así como desestimar sus cargos. Aunque Moscú pagó lo acordado, mantuvo firme su sentencia contra el líder opositor.
Tras cinco meses de recuperación en Berlín, el 17 de enero de 2021 voló de regreso a Rusia junto con su esposa. El avión en el que viajaba debía aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Moscú-Vnúkovo, donde lo esperaban cientos de seguidores. Ante los disturbios ocurridos en el lugar, desviaron su vuelo al Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo. Allí las autoridades lo arrestaron inmediatamente, acusándolo de violar su libertad condicional durante el tiempo que estuvo convaleciente en el hospital. A pesar de las protestas y comunicados de organismos internacionales, esta vez permanecería detenido.
Sentencia ratificada
Una vez tras las rejas, continuaron los desencuentros de Navalny con la justicia rusa. Desde la cárcel de Pokrov, el 22 de marzo de 2022 lo declararon culpable en un nuevo juicio abierto por presunto fraude. En esta oportunidad lo acusaron de robar 4,7 millones de dólares en donaciones para la Fundación Anticorrupción, que actualmente es considerada como una organización terrorista en Rusia y está ilegalizada.
La jueza Margarita Kotova condenó a Navalny a nueve años más de prisión. De acuerdo con la BBC, señaló que fue responsable de “robo de bienes como parte de un grupo organizado”, refiriéndose a su fundación. Este nuevo juicio fue calificado por diferentes organismos como Amnistía Internacional o la Unión Europea como un proceso forjado con el único fin de mantener al líder opositor fuera del foco por casi una década.
A principios de junio, los abogados de Navalny intentaron apelar la condena, pero la jueza lo rechazó Su justificativo fue considerar al activista como un “extremista y terrorista”.
Sin callarse
A pesar de estar recluido en su celda, Navalny siguió alzando la voz a través de sus artículos y mensajes difundidos por redes sociales. Su último texto para la revista Time se publicó el 23 de mayo de 2022. Allí criticó fuertemente la invasión rusa a Ucrania, y llamó a Putin “un loco malvado con un Ejército, armas nucleares y un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU”.
Indicó que Rusia desde hace tiempo vive una dictadura nacida del fraude electoral de 2018, y todas las dictaduras eventualmente provocan guerras. También cuestionó la efectividad de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, instándolos a tomar medidas más contundentes para frenar las masacres en Ucrania. Agregó además que muchos países mantienen posiciones ambiguas para no perder sus contratos de importación de combustibles rusos.
“Los líderes mundiales hablaron hipócritamente durante años sobre el pragmatismo y las ventajas del comercio internacional. Así, se posicionaron para beneficiarse del petróleo y gas ruso, mientras el control del poder de Putin era cada vez más fuerte”, afirmó.
En los últimos días también circularon en plataformas como Telegram comunicados de Navalny llamando a los ciudadanos rusos a protestar en contra de la guerra ucraniana. Sus seguidores no descartan que esta sea una de las razones por las que el Kremlin decidió silenciarlo al llevarlo a una nueva locación donde permanece incomunicado. También a perseguir y censurar cualquier publicación que replique sus mensajes.
