- La decisión de la FINA llegó luego de los récords que estableció la atleta transgénero Lia Thomas en la Ivy League
La Federación Internacional de Natación (FINA) informó el domingo 19 de junio una nueva política de inclusión de género y acordó por votación que no permitirán que los nadadores transexuales compitan en carreras de élite femeninas si han pasado por cualquier parte del proceso de pubertad masculina.
La nueva política de la FINA se aprobó con un 71 % de los votos de los 152 miembros en el congreso general extraordinario que se celebró durante los Campeonatos Mundiales de Natación en Budapest.
Uno de los elementos que se les exige a los competidores transgénero es que hayan completado su transición antes de los 12 años de edad para poder competir en las pruebas femeninas.
La FINA también intentará establecer “una categoría abierta” en las competiciones para los nadadores cuya identidad de género sea diferente a su sexo de nacimiento.
“La FINA siempre acogerá a todos los atletas. La creación de una categoría abierta significará que todo el mundo tiene la oportunidad de competir a un nivel de élite. Esto no se ha hecho antes, así que la FINA tendrá que marcar el camino. Quiero que todos los atletas se sientan incluidos para poder desarrollar ideas durante este proceso”, agrega Al-Musallam.
La polémica del caso de Lia Thomas
Lia Thomas es una nadadora transgénero, de 22 años de edad, de la Universidad de Pensilvania. En los últimos meses ha estado envuelta en polémica debido al tema sobre si sus victorias en la natación se deben a una ventaja física sobre las otras atletas.
En febrero de 2022, 16 integrantes del equipo femenino de natación de la Universidad de Pensilvania pidieron que la nadadora trans Lia Thomas fuera excluida de la competición de la Ivy League al considerar que tiene ventajas biológicas.
“Apoyamos totalmente la decisión de Lia Thomas de transicionar de hombre a mujer. Sin embargo, Lia tiene una ventaja biológica injusta en el deporte”, afirmaron sus compañeras.
La carta llegó después de que Lia Thomas estableciera, en noviembre pasado, los récords de la Ivy League de la NCAA, liga universitaria del noreste de Estados Unidos, en la categoría femenina de los 200 metros libres.
Thomas comenzó a nadar desde los cinco años de edad, y desde 2017 entró a nadar con el equipo masculino universitario de Pensilvania.
En 2020, se sometió al reemplazo hormonal. Aunque continuó en el equipo masculino durante ese año, hasta que se cambió a la rama femenina en 2021.
El pasado 17 de marzo, Thomas se convirtió en la primera atleta transgénero en ganar el título universitario en la prueba de 500 metros. Durante esa prueba derrotó a la medallista olímpica de Tokio 2020, Emma Weyant y a Erica Sulivan.
Esta competencia generó molestias incluso dentro del gobierno estadounidense. Ron de Santis, gobernador de Florida, firmó una proclamación que reconoce a Weyant como la ganadora de la competencia debido al género de Thomas.
“La NCAA básicamente está haciendo esfuerzos para destruir el atletismo femenino. Están tratando de socavar la integridad de la competencia y están coronando a otra persona como campeona femenina y creemos que eso está mal”, dijo DeSantis sobre el tema.
El caso de Renée Richards
No es la primera ocasión que a una atleta transgénero le impiden que compita en las categorías femeninas de alguna disciplina. Renée Richards es una tenista transgénero que vivió esta polémica durante la década de 1970.
Richards nació en 1934, bajo el nombre de Richard Raskind y fue catalogado durante varios años como una promesa del tenis.
A sus 45 años de edad, Richards hizo la reasignación de sexo y continuó jugando tenis. Dos años después, cuando se disponía a participar en el US Open, las tenistas protestaron alegando que Richards tenía ventajas físicas.
La Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) pidió una prueba de cromosomas a todos los atletas participantes, pero Renée se negó a hacerse dicha prueba y quedó eliminada.
Luego Richards decidió llevar el caso a la justicia estadounidense que falló a favor de la atleta de Nueva York. Richards participó en ese torneo y llegó a la final de dobles junto a Betty Ann Stuart.
La atleta transgénero se retiró en 1981 y se dedicó a la oftalmología. En 1986, se estrenó una película biográfica sobre la tenista que lleva el nombre de Segundo Servicio.