- Lo expertos consultados por El Diario insistieron que la experiencia y las habilidades de Gustavo Petro estarán a prueba porque el tema venezolano debe ser manejado con “prudencia”
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela luego de que Gustavo Petro asuma la presidencia colombiana el próximo 7 de agosto, es algo que está anunciado como una de sus primeras acciones de gobierno. Petro comenzará su mandato con la vista puesta hacia la normalización del vínculo con el régimen de Nicolás Maduro.
El presidente electo ha adelantado que a su llegada a la Casa de Nariño empezará a construir una institucionalidad que permita que las relaciones entre Caracas y Bogotá sean fluidas en el marco del respeto. Sus primeros anuncios como mandatario electo están enfocados hacia la próxima reapertura de los pasos fronterizos y retomar la normalización de las relaciones económicas y comerciales.
Una presidencia que se opuso de una manera abierta y pública al régimen venezolano fue la de Iván Duque, no en vano, en el año 2019 decidió romper relaciones diplomáticas y al mismo tiempo le dio todo su respaldo a Juan Guaidó como presidente interino. Este cambio de gobierno que por primera vez va a estar liderado por un izquierdista -con evidentes filiaciones ideológicas con Nicolás Maduro- facilita un viraje en la política exterior de Colombia hacia Venezuela.
Ante esa realidad, el internacionalista Alejandro Linares en entrevista para El Diario cree con “absoluta certeza” que los pasos fronterizos se abrirán luego del restablecimiento de las relaciones diplomáticas pero podría haber trabas relacionadas al tema logístico en caso de no estructurarse un plan concreto que involucre a las autoridades civiles y militares de ambos países.
Petro ha insistido que el tema económico tendrá un peso importante durante su gobierno, por lo que recuperar el comercio colombo-venezolano con el dinamismo que tenía en el año 2008 “podría compensar parte de la pérdida de divisas por la caída del precio mundial del petróleo”.
“Si se restablece el intercambio económico y comercial será muy beneficioso (en principio) para las ciudades y departamentos que son frontera. Es una economía que se dinamiza con los venezolanos que van y compran o venden en Colombia, así como los colombianos que hacen sus intercambios comerciales de productos y servicios en Venezuela. Eso va adquirir vida nuevamente y conforme lo hace va a formar un músculo financiero importante”, dijo Linares.
Migración y grupos irregulares
En la actualidad, Colombia es un país que alberga a unos dos millones de venezolanos, de los casi siete millones que emigraron para huir de la crisis humanitaria compleja. Esa realidad, sumada a la posibilidad de que más venezolanos continúen saliendo de Venezuela para irse a Colombia, seguramente hará del tema migratorio un asunto de interés para la futura Administración de Petro, aseguró Linares.
A su vez, el especialista, considera que en la medida que la migración venezolana continúe siendo una carga, para la presidencia de Petro entonces será uno de los principales temas de conversación bilateral con el régimen para tratar de hallarle una salida. Explica que esto puede afectar directamente los intereses de Colombia, por lo que ambas partes tendrán que hallar un punto de conciliación.
“Es muy posible que se llegue a un tipo de diálogo con los grupos guerrilleros, como las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), para tratar de contener las arremetidas de estos en la zona de frontera. No es un tema fuera de agenda”, sostuvo.
El actual presidente de Colombia Iván Duque ha señalado al régimen venezolano de proteger a grupos irregulares y organizaciones terroristas colombianas. Asimismo, la ONG venezolana FundaRedes se ha hecho eco de la denuncia documentando pruebas que demuestran el reclutamiento de jóvenes y niños para actividades -dentro de estas organizaciones criminales- relacionadas al contrabando y la minería ilegal, además de la utilización de armas y municiones pertenecientes a los diferentes cuarteles y cuerpos policiales con el aval del Estado.
Para Linares, actualmente en Latinoamérica prevalecen dos modelos de izquierda: una que calificó como “paleolítica” por tratarse de una visión dinosauria de un movimiento extemporáneo que sigue al pie de la letra los postulados marxistas-leninistas; otra que entendió la necesidad de ser acompañada por el capital privado y que respeta la institucionalidad. “Por el bienestar de Colombia y de sus ciudadanos, ojalá que Gustavo Petro decida insertarse en una izquierda más pragmática y respetuosa de la democracia y la institucionalidad”, agregó.
Entendimiento y negociaciones
Según la visión del internacionalista y profesor universitario Félix Arellano, el nuevo mandatario neogranadino plantea el restablecimiento de relaciones como una “construcción de puentes” de forma tal que su entendimiento con Miraflores sea visto como una necesidad regional y no como un movimiento que solo tenga repercusiones entre ambos países.
El catedrático describe a Petro como un hombre con experiencia en política, hábil y que sabe que el tema venezolano lo debe manejar con mucha prudencia “porque le puede generar más problemas que beneficios”.
Relaciones consulares
En su visión sobre el alcance de los acuerdos, Arellano insiste que en este momento lo vital es la recuperación de la relación consular, “pero Petro es político y habla del restablecimiento de las relaciones diplomáticas”.
Como parte de la regularización de relaciones se hace necesario el apoyo de las representaciones consulares, quienes son las encargadas de diligenciar los trámites de los ciudadanos, así como la permisología para quienes deseen hacer negocios.
Cambios en la política interna
Petro necesita generar un mínimo de confianza para su tesis del “capitalismo social”, aunado al temor de que la oposición colombiana vaya a cometer los errores de radicalizarse o atrincherarse, señaló Arellano.nnDe acuerdo con Arellano, en la oposición venezolana nunca hubo la aceptación de que había un líder que atraía masas y que existía un fuerte resentimiento social. “En Colombia se está entendiendo que el resentimiento habló, porque optó por la propuesta radical, la que se alejaba más del conservadurismo”.nn“La oposición colombiana debería trabajar enfocada en presentar cambios y no esperar que todo lo entregue Petro. En promover las transformaciones y no rechazar todo lo que venga del gobierno, porque en la medida que ese rechazo crezca entonces Petro también se va a radicalizar (…) La realidad para Gustavo Petro es que tiene un Congreso fragmentado. Es decir, en el Parlamento el Pacto Histórico es quien tiene más número de curules en las dos cámaras, pero no llega a tener mayorías. Lo que sí tiene son amigos en el Partido Liberal, en el Centro Esperanza, entre otros”, dijo.nnLa sugerencia de Arellano a la oposición colombiana es que se vea reflejada en la oposición venezolana y no cometa el error de fragmentarse porque podría estar generando un “cheque en blanco a Petro”. nnAdemás, recordó que el accionar opositor colombiano debe salirle adelante al gobierno en presentar opciones o planes alternativos concretos a las reformas que pudiese llevar Petro a las instancias de rigor, de forma tal que siempre se le obligue a la negociación, “porque quizá su meta final sea el control de las instituciones y eso no se le debe permitir”.n
Hallar salidas a las distorsiones económicas
El internacionalista Irwin Ríos destacó que Maduro y Petro quieren ser una influencia en la región ideológicamente y se van a dedicar a ello. “Ahora, lo que es innegable son las distorsiones económicas que deben hallar una salida para el beneficio de sus países”.
Coloca dentro de los ejemplos la vigencia del control cambiario (pese a que se ha flexibilizado), la incapacidad de generar abiertamente transacciones financieras en divisas con otros países, y las sanciones de EE UU que limitan el acceso de Venezuela a los mercados internacionales.
Para Ríos, dentro del necesario reconocimiento político de ambos gobiernos debe existir la voluntad de establecer mecanismos de cooperación en materia económica, así como la libre transacción financiera entre países.
En un primer escenario, considera que es evidente la voluntad política de Maduro y Petro por lo que iniciarán su acercamiento designando plenamente embajadores (tanto en Colombia como en Venezuela), regularizando las relaciones políticas en primera instancia, para luego enfocarse en las relaciones comerciales y económicas. Incluso, “la reapertura del puente Simón Bolívar será visto como el primer gesto de fraternidad de ambos mandatarios”, dijo Ríos.
El escenario político definitivamente es el que va a dictar dinámica, donde también será evidente el papel de una fuerza opositora colombiana que va a hacer peso a Petro en cuanto al tema sobre las relaciones con Venezuela. “La cautela será vital para garantizar que su popularidad y los cambios que desea llevar a cabo calen en la sociedad colombiana”, indicó.
El presidente electo Gustavo Petro y el régimen de Nicolás Maduro están enfocados en dejar atrás años de desavenencias en la búsqueda por hallar puntos en común que mejoren -en principio- las relaciones entre ambos países, pero no sin olvidar que hace 14 años, y en su mejor momento, el intercambio comercial alcanzó la cifra de 7.290 millones de dólares, que contrastan con los 222 millones que se lograron durante 2020.