- Durante el discurso de posesión del presidente Gustavo Petro en la plaza Simón Bolívar de Bogotá, el presidente solicitó, como primer mandato, traer la espada del Libertador al evento. Una petición que había negado previamente la Administración del expresidente Iván Duque | Foto: EFE
“Como presidente de Colombia le solicito a la Casa Militar traer la espada de Simón Bolívar, una orden del mandato popular y de este mandatario”, dijo Gustavo Petro el 7 de agosto tras juramentarse como presidente de Colombia.
Se trata de la primera orden del mandatario colombiano y supuso un choque simbólico para la Administración saliente de Iván Duque, que previamente se negó a acceder a la petición de Petro para el evento de transición de poder.
El gobierno saliente alegó que no se podía acceder a trasladar la espada de Bolívar por motivos de seguridad, ya que al objeto de gran valor histórico le hacía falta una póliza de seguro.
Según informó la revista Semana, la espada tendría un seguro para el evento de posesión con una duración de 24 horas, que contemplaba daño por terrorismo, incendio, rayo, explosión, agua, anegación, fenómenos naturales y de cualquier origen.
La histórica espada, de la Casa de Nariño a la plaza Simón Bolívar de Bogotá
Al final, Gustavo Petro decidió esperar a posicionarse en el cargo para poder cumplir con su mandato. La espada luego hizo el recorrido solicitado y salió de la Casa de Nariño hasta el Palacio de San Carlos, donde estuvo custodiada por la seguridad de la Cancillería de Colombia.
Posteriormente, luego de las palabras de Petro, se trasladó a la plaza Simón Bolívar de Bogotá, donde fue el evento de transición de poder en Colombia. En ese sitio fue resguardada por la Alcaldía Mayor de Bogotá, por la Presidencia de la República y otras autoridades del nuevo gobierno.
La espada estuvo acompañada en todo momento por soldados del Batallón de la Guardia Presidencial. La petición retrasó la transición unos minutos, alargando el evento que estuvo cargado de promesas en el ámbito social para el mandato que inició con la investidura y termina en 2026.
El objeto llegó en una urna de vidrio y se mantuvo en la tarima donde Petro estaba siendo juramentado. Durante el discurso, el mandatario indicó que la espada “nunca más debe estar envainada” y que “debe ser del pueblo”.
“… Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina”
El simbolismo de la petición de Petro es compartido con otros países bajo la figura del bolivarianismo y busca exaltar la figura del libertador Simón Bolívar por parte de los políticos considerados de izquierda.
El evento también estuvo acompañado de consignas consideradas “revolucionarias” durante el traslado de la espada a la tarima. Una en específico recordó a los mítines que hacía el expresidente Hugo Chávez en su momento: “Alerta, alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina”.
Sobre el escenario no solo estaban mandatarios ideológicamente alineados con el presidente recién juramentado, como el chileno Gabriel Boric, también estaba uno de los que la robó hace décadas, Carlos Sánchez, un veterano exguerrillero, quien militó con Petro en el Movimiento 19 de abril (M-19).
Al simbolismo “revolucionario” de choque contra el gobierno del expresidente Iván Duque, el mensaje de las luchas sociales, se le suma la relevancia histórica de la espada, que salió a la vista de todos el 7 de agosto, fecha que coincide con el aniversario de la Batalla de Boyacá, que tuvo lugar en 1819 y que promovió la creación de la Gran Colombia.
La espada de Bolívar y el robo por parte del M-19
La espada del libertador Simón Bolívar tiene en su mango un escudo de la Gran Colombia y está inventariada en el país desde 1924. Está decorada con tres estrellas de general y con hojas que se asemejan al olivo y que simbolizan la paz.
Es, presuntamente, una de las espadas que usó Bolívar en sus combates y su historia está ligada al nacimiento de Colombia como nación. Está vinculada también a la lucha guerrillera, que en 1974 llevó a un grupo irregular a robarla: el M-19.
“Bolívar no ha muerto. Su espada rompe las telarañas del museo y se lanza a los combates del presente. Pasa a nuestras manos. Y apunta ahora contra los explotadores del pueblo”, señala una nota que dejó en enero de ese año el M-19 tras el robo de la espada en la Quinta Bolívar.
El robo se consolidó por un grupo de guerrilleros comandados por Álvaro Fayad. Los disidentes entraron al museo ubicado en el centro de Bogotá y robaron la espada.
De acuerdo con una reseña el académico Miguel Ángel Gutiérrez de la Universidad del Valle, al año siguiente del robo crecieron los grupos guerrilleros en la región, influenciados por la Revolución Cubana, pasando de 35 a 200 grupos. El M-19 en específico, según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), se caracterizó por protagonizar “hechos de alto impacto”.
La devolución de la espada estuvo enmarcada en los procesos de paz
Durante los 17 años siguientes del robo se desconocía cuál era el paradero de la espada, sin embargo, los rumores indicaron que estuvo un tiempo en manos de poetas, de otros guerrilleros e incluso que estuvo fuera del país. En 1976 se especuló que estuvo en la casa del poeta León de Greiff y en 1979 pasó a manos del también poeta Luis Valdés, reseña Semana.
Igualmente, se dijo que paró en manos de líderes revolucionarios latinoamericanos. La hipótesis de que el objeto estuviera fuera del país fue desmentida por Gustavo Petro en 1988, quien en una entrevista dijo: “La espada de Bolívar será presentada públicamente; está en Colombia y seguirá en Colombia”.
El 31 de enero de 1991, el M-19 devolvió la espada de Bolívar al Estado. La acción estuvo enmarcada en los procesos de paz de Colombia que se extendieron por al menos dos años, cuando se buscó desmovilizar la guerrilla. La entrega la hizo Antonio Wolf, quien la dejó envuelta con la bandera de Colombia.
Tras entregar la espada, el entonces presidente César Gaviria ordenó que fuera resguardada en el Banco de la República y posteriormente fue llevada a la Casa de Nariño, sede del Poder Ejecutivo de Colombia. Desde entonces ha sido cuidada por los distintos gobiernos de paso debido a su carga histórica.