- El director de la cinta inspirada en el libro del escritor Eduardo Sánchez Rugeles conversó con el equipo de El Diario sobre los orígenes del proyecto. El filme, que narra las vivencias de un joven atormentado por su pasado, se estrenó en agosto en las principales salas de cine del país, luego de recorrer festivales en Europa y Estados Unidos
En muchos casos, el cine es el espejo de la sociedad. Es un arte que no suele ser cómodo o atractivo para todos y, precisamente, ese fue el objetivo del cineasta chileno-venezolano Hernán Jabes (Santiago de Chile, 1969) al momento de filmar Jezabel, película estrenada en agosto de 2022 e inspirada en el libro del escritor Eduardo Sánchez Rugeles. El drama en clave de thriller mantiene inquieto al espectador por casi dos horas, atrapado por una maraña de realidades que, una tras otra, va labrando la mente en la búsqueda de respuestas.
Jezabel narra la historia de Alain, quien se topa con Salvador en la Venezuela del año 2033, sin “revolución”, donde abundan privilegios, pero aún en decadencia. Su vida, aunque parece como la de cualquier otro joven, toma un giro inesperado cuando recuerda su juventud llena de excesos, drogas, sexo y fiestas junto con sus amigas Cocá, Loló y Eli. Las vivencias de este grupo son retratadas de manera surreal e idílica, exponiendo escenas que dejan la sensación de incomodidad y asombro a quien ve el filme. Para Alain no todo está bien, los recuerdos de su bachillerato, en el año 2017, no lo dejan seguir adelante.
Eli murió luego de ser abusada sexualmente, algo que atormenta a Alain en cada paso que da. Salvador, como periodista, trata de esclarecer las circunstancias de la muerte de la joven, que aparentemente fue violentada por un profesor. La verdad siempre estuvo ante ante los ojos del espectador, quien no solo ve la muerte de Eli, sino de otro de los protagonistas, para dejar al descubierto al autor de los crímenes. Cada recuerdo deja ver, casi sin censura ni moralismos, distintas realidades ignoradas en la sociedad venezolana.
Jezabel, entre aplausos y críticas
Antes del estreno en salas venezolanas, las primeras proyecciones de la película ocurrieron en Barcelona (España), en el Barcelona Film Festival y en el Miami Film Festival (Estados Unidos). También se proyectó en el Marché du Film del Festival de Cannes (Francia). El estreno en el país se hizo en julio en la edición 18 del Festival de Cine Venezolano, en Mérida. Allí, Jezabel fue la segunda película más galardonada, con cuatro premios: Mejor Actor, Mejor actriz de reparto, Mejor edición y el Premio Prensa Amy Courvoisier en Largometraje de Ficción.
El cineasta Hernán Jabes está satisfecho con la recepción de Jezabel. “Incluso, a quien no le gusta la historia, le impacta su factura”, dice. Entre las fortalezas del filme están el ámbito técnico, las actuaciones y la historia. También la música le da el ritmo incómodo que atrapa al espectador, con canciones de la banda Famasloop.
“El solo el hecho de que esté proyectándose en Venezuela, en varias salas de cine, me tiene contento, porque en algún momento pensé que no podríamos estrenarla en el país. Es una película muy heavy (dura) en todos los sentidos, también tiene un trasfondo político que puede disgustar”, agrega Jabes.
El trabajo entre Jabes y Sánchez Rugeles, una alianza vital
El libro Jezabel, de Eduardo Sánchez Rugeles, se estrenó en 2013 y pertenece a la serie de novela negra de la editorial Vértigo. La pieza llegó a manos de Hernán Jabes en 2014. Luego de terminar de leerlo, junto a su esposa y su hija llegó a una conclusión: “hay que hacer una película”. Desde entonces se planteó la tarea de crear una historia basada en la premisa de la historia, manteniendo el concepto y la mayoría de los personajes de la historia.
En la adaptación, al momento de escribir el guion, se dejaron atrás una serie de elementos y se conservó la historia. Jabes explica que el libro es mucho más crudo y cruel que la película. “El filme es oscuro y transgresor. Lo que hicimos fue adaptar a varios personajes en uno”, dijo. Un ejemplo de ello es Salvador, quien en la historia original eran varios personajes.
Posteriormente, Adrián Heyer asumió la producción de Jezabel, la película e inició la búsqueda de financiamiento. Tras contar con un proyecto sólido, la película inició el rodaje en 2018. Algunas escenas se grabaron en 2019 y otras en 2021. Se filmó en Caracas, Guarenas, Guatire y La Guaira, incluyendo unas pocas escenas que se grabaron en Ciudad de México. La posproducción terminó a principios de 2022. “Eduardo estuvo en todo, es parte del equipo. Vio el primer corte de la película y el definitivo. Está encantado con Jezabel, la película”, destaca Jabes.
“Todo el rodaje fue complejo, porque la mayoría de las escenas eran intensas. A nivel técnico, lo más complejo fue grabar en vehículos. Me gusta hacer esas escenas, pero me ponen de mal humor porque en su momento tuvimos limitaciones. Resolvimos como pudimos y lo hicimos. También fue complejo trabajar de noche, es una película con mucha oscuridad”, explica el director.
De las tablas a la gran pantalla
Hernán Jabes también define Jezabel como un thriller oscuro, psicológico y sexual. En medio de la oscuridad y las sombras de la cinta, se dejan ver los rostros de los protagonistas: Gabriel Agüero, Eliane Chipa, Shakti Maal, Johanna Juliethe y Erich Wildpred. Además, destacan actuaciones de actores de trayectoria como Diana Volpe, Armando Cabrera y María Conchita Alonso.
El director agrega que el teatro, como una forma clásica de expresión actoral, le permitió a los actores generar una metodología que les ayudó a entender la liquidez de recursos, a moverse en los escenarios y moverse en el entorno. No obstante, explica que la actuación en teatro es distinta a la cinematográfica.
“Hubo que hacer una transformación y pasarse un suiche emocional e interpretativo, algo que no todos los actores son capaces de hacer. A mí siempre me ha gustado eso. Mucha de la gente involucrada en la película tiene formación teatral, que es lo que me gusta porque destaca la metodología de trabajo en equipo y de estar involucrados en muchísimas cosas, a nivel técnico y filosófico”, completó.
En la cinta están involucradas, en pantalla y en producción, distintas mujeres. Además, entre las actrices destaca una persona con discapacidad visual. Sin embargo, no fue una decisión que correspondió al “modismo” de ser inclusivos, comenta el director de Jezabel, pues en la historia original el personaje existe. Ese personaje está retratado en un primer plano, que para algunos espectadores puede generar impacto.
“Nosotros no nos propusimos como meta ser inclusivos. Somos inclusivos por naturaleza. Todos los participantes de la película tenemos un talante inclusivo desde hace mucho tiempo. La película te pone en la cara muchas cosas. La verdadera inclusión debe ser normal para todos nosotros”, expresó Hernán.
Contra la hipócrita realidad
El conjunto de elementos que confluyen en Jezabel hacen a la película “políticamente incorrecta, rebelde y transgresora”, según dice su director. El conjunto de temáticas que tienden ser incómodas para el espectador conservador son: la hipersexualización, la sexualidad en los jóvenes, el abuso sexual, el uso de drogas y alcohol, el abuso de la autoridad y los crímenes como el asesinato.
A juicio de Hernán Jabes, la realidad del planeta está “envuelto en un manto de hipocresía”, cuestión que no permite a las personas ver qué hay más allá de lo que se plantea ante los ojos. Él cree que la realidad puede ser cruda, injusta y absurda desde lo individual, hasta lo colectivo. De allí el origen de las guerras y los regímenes.
“Lo oscuro y lo nefasto existe, solo que en la mayoría de los casos o estamos ocupados o faltos de interés de revisar nuestras propias carencias, o las de los demás. El cine que quiero hacer tiene que estar lleno de luces, chispas, pólvora, para que se enciendan este tipo de reflexiones. Cada quien -al ver Jezabel- debe tener la habilidad de poder conmoverse o impactarse para que saque sus propias conclusiones y haga algo al respecto”, resalta el cineasta.
“Nuestro cine necesita un país coherente”
Ejemplos sobre estos temas de deficiencias se pueden ver en el propio cine venezolano. Jabes cree que no hay suficientes movimientos culturales, donde se reúnan los realizadores a filosofar sobre el cine. En su lugar, existen sindicatos y grupos que apuestan a otro tipo de intereses y egos. Para él, el cine venezolano necesita análisis, aprendizaje, reflexión, preparación, movimiento en las nuevas generaciones y encuentros del gremio.
“Nuestro cine necesita un país coherente, que lo impulse de manera sabia y con todo el respeto que necesita la cultura cinematográfica”, relata. Además, agrega que los ciclos que vivió el cine venezolano, en la década de los setenta, ochenta o a principios del siglo XXI, junto con sus éxitos, no han sido suficiente para consolidar una industria, como ocurre en Estados Unidos y Europa.
El creador audiovisual se considera un “pesimista” a nivel político-social y considera que, aunque pase el tiempo, como deja ver Jezabel, en Venezuela continuará enredada en distintas decadencias, como la corrupción y el caudillismo. Para él, la solución es la educación.
Hernán Jabes, una vida dedicada al cine
Jezabel representa un nuevo hito para la carrera como cineasta de Hernán Jabes, quien también se dedica a la publicidad en Ciudad de México, donde reside desde hace varios años. Siempre supo que quería dedicarse a ser cineasta. De niño le gustaban todos los géneros, como el terror y la ciencia ficción. Años más tarde se decantaría por el cine de corte social e independiente.
La primera inspiración de Hernán fue su papá, quien era cinéfilo. Él lo llevaba al cine, donde veía muchas de las películas que hoy indica que lo inspiraron. Estudió cine en el Instituto de Formación Cinematográfica Cotrain, además de adquirió conocimientos de manera autodidacta.
“Mi necesidad de mostrar un cine más real y sin espejos viene de toda la vida. Sobre todo por mi mamá, que le gusta la lucha por la justicia, entonces siempre crecí escuchando sus distintas apreciaciones, no solo sobre Venezuela, sino en otras partes del mundo”, completa.
La trayectoria de Jabes incluye la elaboración de contenidos audiovisuales publicitarios para Discovery, HBO y Sony, además, ha trabajado para televisión. En el ámbito del cine, dio sus primeros pasos en 2003, cuando estrenó el cortometraje 900 pánico. Estuvo involucrado en las películas taquilleras venezolanas como La hora cero (2010), Azul y no tan rosa (2012), Papita, maní, tostón (2013), Desde allá (2015). Se estrenó en la dirección de largometrajes con Macuro, la fuerza de un pueblo (2008) y Piedra, papel o tijera (2012).
Sobre su proceso de migración comenta que nunca quiso irse del país, que estaba atravesando momentos complejos. No quería aceptarlo, hasta que parte de su familia fue víctima de un secuestro, que solo terminó en pérdidas materiales, pero, según comenta, lo marcó para toda la vida.
Ahora que Hernán Jabes está cosechando el éxito de Jezabel, espera llevar la película a nuevas tribunas en Asia y Europa. También está trabajando en varios proyectos personales y particulares. “Yo simplemente soy y hago lo que siento que hay que hacer”, dice. Espera que en los próximos años pueda llevar a cabo otros filmes o producciones audiovisuales. Quiere sacarle el polvo a unos cuantos guiones que tienen engavetados para seguir haciendo cine como a él, y a muchos otros cineastas les gusta hacer: un cine irreverente y humano.