¿Qué son las terapias de conversión y por qué son una amenaza para los derechos humanos?

Joy Uricare
4 Min de lectura

Se adhiere a los criterios de

  • Con el tiempo se llegó a la conclusión de que estas prácticas no están sustentadas en pruebas científicas sólidas de que funcionen

Las terapias de conversión son supuestos tratamientos psiquiátricos, psicológicos y hasta espirituales que tienen como finalidad cambiar la orientación sexual, la identidad, o la expresión de género de aquellas personas de la comunidad LGBTIQ+. Las sesiones prometen “curar” a quienes se sometan a un proceso, cuando en realidad son un tipo de tortura.

Estas prácticas surgieron en el siglo XIX cuando los médicos acuñaron el término homosexualidad para definir lo que creyeron que era una enfermedad mental. Para tratarla, los especialistas intentaron curar la supuesta zona afectada del cerebro usando lobotomías, electrochoques, vomitivos o incluso tratamientos con testosterona.

Estas terapias cobraron fuerza con los años. No fue hasta 1990 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Y en el año 2019 fue que hizo lo mismo con la identidad trans. Sin embargo, todavía existen terapias en todo el mundo destinadas a cambiar la orientación sexual. 

Federación de psicólogos de Venezuela condenó el uso de terapias de conversión para la comunidad LGBTIQ+
Cortesía

Tipos de terapias de conversión 

Existen diferentes tipos de terapias de conversión. Uno de ellos es realizado frecuentemente por instituciones religiosas, incluyen prácticas como rezar oraciones y la ingesta de medicamentos como Ludomil y Dogmatil, fármacos utilizados para tratar desórdenes psicológicos o neurológicos.

Otro tipo es la terapia de aversión, consiste en inyectar al paciente altas cantidades de adrenalina para que ésta le provoque un miedo extremo. Una vez así, proyectar imágenes con contenido homoerótico para generarle rechazo. 

El experto independiente de las Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz, en el informe que presentó ante el Consejo en julio de 2020, define tres estrategias principales de las “terapias de conversión”:

-La intervención psicoterapéutica basada en la creencia de que la diversidad sexual o de género tiene su origen en una crianza o experiencia anormal.

-Las prácticas médicas basadas en la teoría que considera que la diversidad sexual o de género es una disfunción biológica inherente.

-Las intervenciones basadas en la fe, que actúan bajo la premisa de que hay algo intrínsecamente maligno en la orientación o identidad de género diversas.

Madrigal-Borloz apuntó en su informe los abusos físicos, psicológicos y sexuales, así como los choques eléctricos, la medicación forzada, el aislamiento, el confinamiento, las injurias y la humillación como ejemplos de métodos aplicados para tratar de obtener la conversión.

Asesinato por transfobia en Venezuela: Hablemos de crímenes de odio

¿Por qué las terapias de conversión violan los derechos humanos?

En 2012, la Organización Panamericana de la Salud señaló que las “terapias de conversión” no tienen justificación médica y representan una amenaza para la salud y los derechos humanos de sus víctimas. Cuatro años después, la Asociación Mundial de Psiquiatría llegó a la conclusión de que “no existen pruebas científicas sólidas de que se pueda cambiar la orientación sexual innata”. 

En 2020, el Grupo de Expertos Forenses Independiente declaró que la oferta de “terapias de conversión” es una modalidad de timo, publicidad engañosa y fraude.

Marco Becerra, director de la asocición chilena Acciongay, afirmó en septiembre de 2020 que estos supuestos tratamientos se basan en premisas falsas que pueden ser potencialmente dañinas y además “alimentan un estigma negativo sobre la homosexualidad y finalmente eso se vuelve un caldo de cultivo para la homofobia”.

Joy Uricare
4 Min de lectura