• La comunicadora publicó recientemente su libro Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina, con la editorial Dahbar. En entrevista con El Diario, habla sobre los orígenes de la agrupación criminal, actualmente diseminada por el continente, así como del proceso de recolección de testimonios

En los últimos meses, un grupo delincuencial venezolano ha ocupado titulares en diferentes países de Latinoamérica. Cada noticia en la que se menciona al Tren de Aragua puede apreciarse la magnitud con la que esa organización criminal ha expandido sus operaciones fuera de Venezuela. También la brutalidad de muchas de sus acciones, que además de preocupar a los ciudadanos locales, ha desatado sentimientos de xenofobia contra comunidades de venezolanos que en muchos casos migraron escapando de esa misma delincuencia.

En un principio, este grupo no era muy diferente al resto de bandas que controlan algunos territorios y se dedican a actividades como el robo, extorsión y secuestro. Sin embargo, su crecimiento acelerado no solo le ha llevado a perfilarse como lo primero que se asocia al hablar de megabandas y crimen organizado en el país. Incluso al grado de competir parejamente contra otras organizaciones mucho más grandes y conocidas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Durante más de 20 años, la periodista Ronna Rísquez ha cubierto temas de violencia, crimen organizado y derechos humanos. En ese lapso ha podido ver la evolución de la delincuencia en Venezuela, además del impacto que ha tenido en aquellas poblaciones que han ocupado al punto de convertirse en la única ley. 

En entrevista para El Diario, Rísquez señala que su experiencia como periodista le permitió acumular un gran conocimiento sobre cómo funcionan las megabandas. Por ese motivo, y al ver que los reportajes de investigación ya quedaban cortos para describir las operaciones de los delincuentes y la complejidad de su estructura, decidió escribir un libro con la banda que mejor ejemplifica la nueva cara del crimen venezolano. Así, en febrero de 2023 se publicó con la editorial Dahbar El Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina. Actualmente se encuentra disponible en librerías de Caracas, así como en formato digital a través de Amazon.

Recogiendo testimonios

Ronna Rísquez, la periodista que se adentró en las fauces del Tren de Aragua
Foto: Cortesía The Clinic

Egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Rísquez ha trabajado como editora para El Nacional e InSight Crime. Actualmente es directora de investigación del portal Runrunes, donde además creó la plataforma Monitor de Víctimas, la cual recopila datos sobre los índices de homicidios que ocurren en Caracas y el estado Bolívar.  En 2016 formó parte del equipo venezolano que participó en la investigación periodística internacional Panamá Papers. También ha sido finalista del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 2016 y del Data Journalism Awards 2018.

Este es su primer libro, el cual comenzó a escribir entre los años 2020 y 2021. Explicó que se trató de tres años de investigación en los que recogió datos sobre la organización del Tren de Aragua, sus procedimientos y la forma en la que ha extendido su dominio en diferentes partes del continente. También un abordaje desde lo humano, contando las historias de aquellas personas que han sido víctimas de sus actividades, o que han visto la cotidianidad de sus comunidades cambiar de un día para otro, y donde ahora son los miembros de la banda quienes autorizan desde la instalación de un negocio hasta los cupos en las escuelas. Para ello, se basó en los testimonios de investigadores, expolicías y autoridades activas dentro y fuera del país, así como de personas afectadas, exmiembros de la banda o relacionados de alguna manera con ellos.

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Si bien para el momento en que inició su libro ya comenzaban a aparecer en los medios de comunicación de algunos países como Chile o Perú noticias sobre miembros del Tren de Aragua detenidos en medio de asaltos, todavía no era una realidad tan tangible como lo es ahora. La propia autora reconoce que le tomó por sorpresa descubrir el alcance real de la megabanda, por lo que de inmediato centró su interés en averiguar más sobre cómo habían logrado abrir nuevas células aprovechándose de la diáspora venezolana.

“Sí fue llamativo, porque venía investigando desde 2020 y el año pasado (2022) estalló todo este boom del Tren de Aragua en varios países de América Latina. Obviamente no me esperaba que eso pasara y me llevó a seguir trabajando e investigar cosas que no tenía en el rádar en el momento en que me planteé el libro”, comenta.

Seguridad

Ronna Rísquez, la periodista que se adentró en las fauces del Tren de Aragua
El Centro Penitenciario de Aragua, conocido como la cárcel de Tocorón. Foto: Cortesía

La capital del imperio criminal que ha tejido el Tren de Aragua está en el Centro Penitenciario de Aragua, mejor conocida como la cárcel de Tocorón. Desde allí, expandieron su control de varias áreas rurales e incluso de sectores populares como el barrio San Vicente, en Maracay. Al estilo de las favelas brasileñas, la policía no puede entrar en estas zonas, y el acceso es limitado para los ciudadanos que intenten entrar sin autorización de los líderes de la banda. 

Bajo ese panorama, el hacer trabajo de campo para recopilar información supuso para Rísquez una continua exposición al peligro. “El riesgo siempre estaba, porque estuve en algunos lugares riesgosos, entre ellos la prisión de Tocorón porque me pareció interesante entrar allí para contar y otros lugares donde hice trabajo de campo”, señala. Además de Aragua, la organización ocupa sectores de estados como Miranda, Carabobo, Sucre, Guárico y Lara. También están presentes en las minas del estado Bolívar y algunas zonas fronterizas de Táchira y Apure. 

De acuerdo con reportajes Connectas y Runrunes, Tocorón es considerado uno de los penales más peligrosos de Venezuela, y donde los miembros del tren han construido sin resistencia de las autoridades desde piscinas y gimnasios, hasta discotecas y parques infantiles. Allí pudo ver muchas de las historias que había escuchado y podían desde lo asombroso hasta lo dantesco.

Aun así, nunca tuvo problemas ni con la banda ni con los cuerpos de seguridad. Solo relata un incidente ocurrido en una de sus incursiones por el territorio del tren, donde el vehículo fue interceptado por un delincuente. Explica que era un garitero, como se llama a los miembros encargados de la vigilancia, y que comenzó a interrogarles sobre su presencia allí. “Al final se quedó tranquilo porque supimos manejarlo para que no sospechara, y nos dejó ir”, cuenta. 

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Discreción

Amenazaron a familiares de la periodista Ronna Rísquez por publicar un libro sobre el Tren de Aragua
Foto: Cortesía

Como periodista, una de las prioridades de Rísquez fue resguardar la identidad de sus entrevistados. No solo por un tema de confianza y confidencialidad, sino también para proteger su propia integridad ante cualquier posible represalia. “Lo más difícil es poder garantizar la seguridad de las personas que aceptaron hablar conmigo”, dice.

En ese caso, indica que se debió cambiar los nombres de muchas personas, algo que aparece aclarado en el libro. Aclara que a pesar del terror infundido por los delincuentes a los habitantes de las zonas bajo su control, no tuvo problemas para conseguir declaraciones y, por el contrario, halló muchas voces dispuestas a contar sus experiencias a pesar del riesgo. “Sí había gente que tenía miedo, pero todo el mundo aceptó hablar. Nunca nadie negó nada”, acota.

Igualmente, destaca que tampoco hubo casos en los que algún entrevistado, quizás bajo amenaza, pidiera retirar sus declaraciones o se retractara de lo dicho. “Con varias fuentes conversé en varias ocasiones y no solamente confirmaban lo que me habían dicho antes, sino que además agregaban y tenían más elementos. Además, las historias que tenía de algunos las contrastaba con otras historias o con entrevistas a funcionarios policiales incluso de otros países e iban coincidiendo”, señala.

Empresa criminal

Detuvieron a presuntos miembros del Tren de Aragua en Chile: lo que se conoce
Foto: Archivo

El Tren de Aragua conserva en su nombre la historia de su origen. Surgió a mediados de la década de los 2000, cuando el gobierno de Hugo Chávez prometió la construcción de una red ferroviaria que recorrería la región central del país. Expertos consideran que la banda se formó entre grupos sindicales que controlaban las plazas de trabajo en el proyecto, aunque al quedar paralizado de forma indefinida, no tardaron en dedicarse a otras actividades como la extorsión y el secuestro.

Pero no fue hasta el surgimiento de Héctor Rustherford Guerrero Flores como pran de Tocorón que se consolidó como organización criminal. De acuerdo con InSight Crime, ya para 2010 el Niño Guerrero se presentaba como líder del Tren de Aragua, y en 2013 fue detenido por homicidio, microtráfico de drogas y por el ataque a varias comisarías de policía. En 2015 mostró que era capaz de entrar y salir de la cárcel a capricho, y aparecer en los barrios que caían bajo su control para prometer mejoras en la calidad de vida de sus residentes.

Con Tocorón como base de operaciones, Guerrero estructuró la banda reclutando a la población del penal y financiándose con el cobro de extorsiones desde la misma cárcel. Desde entonces ha fungido como cabeza de la organización desde su reclusión, la cual se apoya en lugartenientes, conocidos como luceros, para administrar sus operaciones fuera del recinto. Actualmente se estima que el Tren de Aragua supera los 1.000 o 2.000 miembros, siendo una de las megabandas más grandes de Venezuela.

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“Si (Héctor Guerrero) ha tenido una visión ambiciosa, no lo sé, pero quizás sí ha sido más exitoso. Ha tenido una visión estratégica y orientada a la construcción de un negocio. Convertir a la organización en una especie de empresa criminal”, afirma.

Amplitud de negocios

La guerra del ELN contra el Tren de Aragua se siente en la frontera
Fotografía del 2 de mayo de 2022 que muestra las paredes pintadas con letreros alusivos al ELN en las calles del sector de La Parada, en Villa del Rosario (Colombia). Foto: EFE/ Mario Caicedo

Para convertir al Tren de Aragua en una de las organizaciones delictivas más grandes del país, la investigadora señala que la clave ha sido la diversificación de sus negocios. “El Tren de Aragua es un grupo mucho más organizado y que ha sabido identificar e incursionar en oportunidades de negocios ilícitos”, acota.

Entre las actividades en las que la banda está involucrada, figuran algunos comunes como la extorsión, sicariato, hurtos y secuestros. Sin embargo, también se han expandido a otros delitos como las estafas cibernéticas, proxenetismo, abigeato, fraude bancario y falsificación de documentos.

Su interés en controlar las fronteras ha estado relacionado con actividades como el contrabando y la trata de personas, además del narcotráfico, en el cual pasaron de la simple distribución de drogas a establecer alianzas con organizaciones como el Cartel de Sinaloa y el Clan del Golfo.

“Cuando hago una tabla de sus actividades, está involucrado en unas 20 y otros grupos escasamente llegan a 10 actividades. Toda la estrategia y toda la estructura que ellos han diseñado y que han implementado para su expansión, no solamente internacional, sino también nacional. Tienen una capacidad de adaptación muy importante que les permite entrar en otros mercados y en otros países y poder operar”, añade Rísquez.

Actualmente, las autoridades han detectado actividades del Tren de Aragua principalmente en Colombia. En ciudades como Bogotá se convirtieron en un problema de seguridad pública, al librar una guerra con bandas locales por el control de territorios como el barrio Kennedy. En Perú operan bajo el nombre de Los Gallegos, siendo vinculados con redes de explotación sexual y sicariato. Bajo este nombre operan también en Ecuador, Bolivia y Chile. Mientras que en Brasil, se han vinculado con grupos como el Primer Comando de la Capital (PCC) en el estado fronterizo de Roraima.

Surgimiento

Insight Crime: El Tren de Aragua y el ELN lideran la lista de bandas criminales en Venezuela
Héctor “el Niño” Guerrero, pran de Tocorón y líder del Tren de Aragua. Foto: Archivo

Rísquez, quien también es consultora de seguridad, es considerada actualmente como una de las mayores expertas en crimen organizado de Venezuela. De hecho, fue una de las pioneras en advertir el fenómeno de las megabandas cuando apenas comenzaban a conocerse al público José Antonio Tovar, alias el Picure (asesinado en 2016); o Wilmer José Brizuela, alias Wilmito, uno de los primeros delincuentes en ostentar el título de pran y quien fue asesinado por otros reclusos en abril de 2017, apenas un mes después de su traslado a Tocorón.

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Actualmente, personajes como el también fallecido Carlos Luis Revete, alias el Koki, han popularizado las megabandas como forma de organización criminal en Venezuela. Sin embargo, su surgimiento fue parte de un proceso que comenzó desde finales de los años 2000, cuando si bien el país presentaba los índices de inseguridad más altos del mundo, carecía de estructuras criminales complejas, sino más bien de pequeños grupos dispersos y enfrentados entre sí.

La periodista señala que esto comenzó a cambiar con el surgimiento de la figura del pran. Varias investigaciones señalan que debido a las políticas penitenciarias del Estado venezolano, delincuentes como Wilmito comenzaron a tener cada vez más poder dentro de las cárceles, al grado de permitirse seguir controlando desde allí las actividades de sus bandas. “El ejemplo más importante es precisamente quizás el Tren de Aragua porque combina el pranato con las megabandas”, comenta al respecto.

Señala que otro factor clave fue la creación de las denominadas Zonas de Paz en 2013. Este proyecto fue idea del entonces viceministro de Seguridad Ciudadana, José Vicente Rangel Ávalos, como parte del Plan Patria Segura y el Movimiento por la Paz y la Vida. Consistía en una suerte de pacto entre los delincuentes y los cuerpos de seguridad, en el que acordaron un desarme voluntario y reducción de la incidencia delictiva dentro de esos sectores protegidos, a cambio del retiro de alcabalas y patrullajes.

El plan inició en el estado Miranda, en el eje de la troncal 9 de la  Autopista Gran Mariscal de Ayacucho. Específicamente en poblaciones como Caucagua, Río Chico y El Guapo. También en partes de Aragua, Zulia, Guárico y Táchira. En Caracas, se declaró como Zona de Paz a la Cota 905. “Sin esa intención, cuando se decretan las Zonas de Paz terminan siendo territorios en manos de grupos delincuenciales y ese control territorial les permitió una fortaleza que no tenían necesariamente antes. Y a partir de allí comenzaron a evolucionar”, precisa Rísquez.

Bajo amenaza

Incluso antes de distribuirse a las librerías, la publicación de El Tren de Aragua parece haber despertado el rechazo dentro de algunos grupos. Desde su anuncio en febrero de 2023, tanto Rísquez como varios de sus familiares han recibido amenazas por parte de cuentas anónimas en redes sociales

La periodista señala que el caso ya está bajo investigación de las autoridades, quienes trabajan para ubicar a los responsables de los mensajes. Por su parte, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) y la organización Espacio Público han solicitado a la Fiscalía General de la República que tome medidas para garantizar la seguridad de Rísquez y su familia.

Por su parte, la autora rechaza estos actos de hostigamiento, esperando que no ocurra como en otros países de América Latina, donde los periodistas suelen recibir amenazas parecidas por el crimen organizado. “Hacer periodismo no es delito y nosotros simplemente estamos haciendo nuestro trabajo y ya, como cualquier otro”, apunta. 

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