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- Se trata de la sagrada imagen, tallada de madera, que evoca a Jesús camino a la crucifixión y que atesoran en el Santuario Nacional de Jesús Nazareno, en Achaguas, estado Apure | Foto: Silverd Fotografía
Casi dos siglos de historia y una fe efervescente que crece al pasar de los años caracterizan la devoción al llamado milagroso Nazareno de Achaguas, en el municipio Achaguas del estado Apure, a casi seis horas de Caracas, la ciudad capital.
Aunque sus fieles lo visitan diariamente, es el Miércoles Santo cuando este pueblo hace gala de la máxima expresión de devoción popular.
Milagros Delgado es una de sus devotas. Cuenta para El Diario que tuvo dos partos en situaciones de alto riesgo. Ambas hijas nacieron sietemesinas. Aunque desde pequeña creía en el poder intercesor del Nazareno de Achaguas, asegura que tras estos episodios su relación con esta imagen se redimensionó.
Y es que cuenta la historia que el general José Antonio Páez, antes de partir a la Batalla de Carabobo, en 1821, oró en la iglesia de Santa Bárbara de los Achaguas, Santuario Nacional del Nazareno de Achaguas desde 2010. Como era devoto del Jesús Nazareno, ofreció a la población una imagen del mismo si lograba la victoria en pro de la Independencia de Venezuela. Ganó y cumplió.
En 1833 ordenó la elaboración de la imagen al artista español Merced Rada. Fue en 1835 cuando llegó a la población de Achaguas.
La imagen tallada en madera mide 1 metro con 80 centímetros de alto. Su rostro, manos y pies están recubiertos con una fina capa de yeso. A diferencia de lo que algunos creen, no se trata de una réplica del Nazareno de San Pablo, en Caracas. Su tez es más clara y sus dimensiones físicas tampoco son las mismas.
Aquel episodio con Páez es el momento exacto del inicio del culto al Nazareno de Achaguas. 187 años después, sus devotos continúan la tradición de acudir diariamente a manifestar su fe y el profundo agradecimiento que le tienen por su intercesión, entre ellos el obispo de la Diócesis de San Fernando de Apure, Monseñor Alfredo Torres:
“Yo le tengo particular devoción porque en todas las disposiciones de la vida diocesana, en las dificultades, en todo lo que necesito, siempre me encomiendo al Nazareno. Le ofrezco sus Eucaristías…y me ha concedido las cosas”, señala.
En ello coincide el presbítero Pablo David Gualdrón, actual párroco rector del santuario, quien con casi dos años al frente del templo histórico, asegura también haber sido testigo de las gracias de Dios por la intervención divina del Nazareno de Achaguas.
“A diario vivimos milagros aquí. El mantener una fe viva en el Señor ya es un milagro. Él no me desoye. Cuando he necesitado, le he pedido. Y lo que me sorprende es que él responde; y casi de inmediato. Siempre alguien toca o llega para manifestar lo que le he pedido al Nazareno: desde ‘Nazareno, ayúdame a conseguir para el sostenimiento del templo’, o ‘no tengo comida’, e increíblemente a los minutos alguien llega con comida. El Nazareno responde a las súplicas de una forma muy interesante”, dice Gualdrón, al tiempo que destaca lo que a su juicio ha sido el mensaje reiterante del Nazareno de Achaguas en los últimos tiempos: un sí a la vida.
Asegura que la devoción se ha mantenido y crecido en los fieles cuando se acercan luego de haber perdido las esperanzas.
Una fe pueblerina
Son muchas las anécdotas que se han tejido en torno al fervor religioso sobre la imagen del Nazareno de Achaguas. En numerosas oportunidades se le llevó en procesión, implorando las lluvias salvadoras del campo y sus rebaños; en otras, para rogar al cielo amainar torrenciales lluvias que inundaban pueblos y sabanas. Hacia él dirigen sus pasos todos los llaneros.
Para Julio Mayaudón, de 76 años de edad, se trata de una fe pueblerina, sencilla y genuina. “Todos los años es un milagro distinto, por la fe con la que vienen las personas. Hay una gran mayoría de devotos del Nazareno que no van a misa pero tienen una fe exagerada en el Nazareno”, resalta el abogado de larga trayectoria. Asegura que ha conocido la historia de quienes han superado algún cáncer, situación de precariedad o conflicto personal.
Fue la madre de Mayaudón —hace más de cuatro décadas— quien mandó a restaurar, por primera vez en muchos años, la sagrada imagen. Es casi el mismo tiempo que tiene Mayaudón cargando al Nazareno de Achaguas cuando, por curiosidad, decidió ponerse debajo de la mesa donde la llevan en la procesión nocturna, cada Miércoles Santo, como es costumbre.
Asegura que muchas veces tiende su mano para enlazar con la de los devotos quienes no alcanzan a tocar la imagen. “Yo muchas veces me he convertido en una suerte de ‘puente’ entre el feligrés y el Nazareno…¡Y muchas veces he sentido la energía con la que le piden, la conexión es impresionante!”, suelta con vehemencia.
Explica que, a diferencia de la cofradía del Nazareno de San Pablo, en Caracas, no se trata de un grupo exclusivo de cargadores. “Aquí la tradición es que el Nazareno lo cargue el pueblo. Para eso vienen sus devotos”, dice.
Placas, medallas, dijes y demás se convierten en acción de gracias de sus devotos y son los que se exhiben a un lado del Santuario, donde también se muestran los casi 80 trajes que le han donado de color morado, su color tradicional. Todos se refieren a los milagros de Dios obtenidos por su intercesión.
“Lo invito a que lo intente. No es una cuestión de pruebas, es una cuestión de fe”, sentencia Rafael Rodríguez, quien lleva más de 25 años viajando desde Charallave, estado Miranda, a Apure, para orar en el Santuario.
Un cardenal devoto
Cuenta monseñor Torres que uno de los episodios con el Nazareno de Achaguas que más le han impactado es uno que guarda con el actual arzobispo Metropolitano de Caracas, cardenal Baltazar Porras.
“Él venía a Apure a participar en mi toma de posesión como obispo de la Diócesis de San Fernando de Apure. Como caía fin de semana, me comentó que presidiría la misa del domingo. Y cuando iba en carretera le entró una llamada a su teléfono. Le estaban comunicando en ese momento que el papa Francisco lo había nombrado como el sexto cardenal de Venezuela. Notablemente conmovido y emocionado, entró al templo a darle gracias al Nazareno”, recuerda Torres.
De vuelta a lo presencial
Caminando, a caballo, en carro o bicicleta son miles los peregrinos que cada Miércoles Santo se congregan ante el Nazareno de Achaguas para darle gracias a Dios por los favores recibidos.
Incluso desde hace dos años se da la iniciativa “Kilómetros de fe”, en la que ciclistas pedalean 420 kilómetros desde los estados cercanos (Aragua, Cojedes, Barinas, entre otros), hasta llegar al Santuario y participar en la celebración.
Aunque en 2020 y 2021 el Santuario permaneció cerrado por la pandemia de covid-19, desde el año pasado se retomó la presencialidad.
Para 2023 la programación inicia a las 6:00 am, con el canto de las mañanitas a Jesús Nazareno, previo a la serie de Eucaristías previstas para el día: 7:00 am, 9:00 am, 10:00 am, 11:00 am, 12:00 pm, y 5:00 pm.
Desde las 7:00 am hasta las 12:00 pm se estarán realizando confesiones.
Se espera que a la 1:00 pm el Nazareno de Achaguas salga del templo para la Serenata con el pueblo. A las 5:00 pm será la Eucaristía Pontifical, presidida por el monseñor Alfredo E. Torres, obispo de la Diócesis de San Fernando de Apure.
La procesión de Jesús Nazareno por las principales calles del municipio, con la visita a hospitales, comenzará a las 6:30 pm en un recorrido de unas cuatro horas aproximadamente.
