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- Casino Caracas, en la avenida Urdaneta del centro de la capital, se convirtió en el espacio donde Camila Bonnet y Coromoto Hernández crearon un microuniverso en el que hay cabida para todos, sin prejuicios, con arte, música y disfrute
La parroquia La Candelaria vibra al ritmo de su propia vida nocturna, las calles del municipio Libertador de Caracas se mueven al son de la música que le pongan. Es viernes, son las 10:00 pm del 30 de junio de 2023. En una esquina la gente mueve la cabeza de lado a lado, la salsa parece inundarlo todo, hasta que se ve interrumpida por un ritmo urbano, las voces de la gente que grita y se ríe, parece que la noche ha creado su propio compás. Y en medio de toda esa armonía, en la avenida Urdaneta aguarda un espacio donde Camila Bonnet y Coromoto Hernández crearon su propio universo desde hace casi dos años en Casino Caracas: Está Jevi.
La bienvenida a este pequeño mundo está a cargo de un corredor, un salón repleto de espejos y una alfombra que ha ido perdiendo sus colores por tantas noches de pisadas, pero que sigue con su personalidad intacta. Dejó de ser casino en 2011 tras la medida de cierre de Hugo Chávez para convertirse 10 años después en un espacio de expresión cultural. En una esquina, unas escaleras esperan para conducir a quienes se aventuran a conocer este microuniverso que llegó para transformar la forma de disfrutar la noche caraqueña.
“Está Jevi es un espacio de encuentro multidisciplinario donde cada una de las personas que va puede expresarse desde lo que son”, así lo define Coromoto Hernández para El Diario. Es un espacio en el que quien vaya puede sentir la libertad de ser lo que quiera, sin pretensiones y sobre todo sin juicios. Para Camila Bonnet, hay una frase que se ha convertido en el lema de Está Jevi: “No es una fiesta, es un espacio de encuentros”. Y sí, es una noche en la que convergen distintas expresiones musicales, artísticas, identitarias.
“Hemos trabajado para que sea una no-fiesta donde se puedan manifestar diversas expresiones identitarias y los que asistan tengan libertad para divertirse mientras haya respeto”, detalla Bonnet.
Así han hecho realidad ocho ediciones de no-fiestas, cada una con su propia personalidad, la última bautizada como Está Jevi Ser Realenga. La entrada costó 10 dólares.
Esta edición presentó una muestra individual en manos de Gabriela García, conocida como Realenga, una artista visual venezolana-colombiana que trabaja con el grabado y la pintura, y quien llevó su DIARIO CARACAS DIARIO a Casino Caracas, una exposición que ubica a la ciudad como un lugar de investigación y creación.
El background creativo de Está Jevi y cada una de sus ediciones
Camila Bonnet tiene 25 años de edad, es tesista de Sociología de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y es fundadora y productora de Está Jevi. Mientras estaba investigando para su trabajo final de grado sobre la fiesta urbana en Caracas, se encontró con diversas experiencias e historias que la animaron a plantearse crear una fiesta igual o incluso mejor que todo lo que había encontrado en su proceso investigativo. Habló con una de sus amigas, invitó a Coromoto y a otras mujeres que se quedaron en el camino a ser parte de esta nueva propuesta y en ese momento comenzó el trabajo de darle estructura a sus ideas.
Coromoto Hernández es creadora de contenido y productora en ascenso que trabaja el sincretismo desde el humor y la cotidianidad que la rodea. Tanto ella como Camila son del oeste de Caracas y por ese motivo el norte fue gestar proyectos en ese lado de la ciudad, uno que carga con el peso de numerosos prejuicios como la inseguridad y la violencia. Fue allí donde Casino Caracas les abrió las puertas en 2021 para darle forma a este microuniverso que es más que una fiesta.
Camila y Coromoto sabían que la música y el alcohol no eran suficiente, querían algo más. Ese “algo más” fue tomando forma al invitar a artistas emergentes, involucrar a marcas nacionales para exponer y comercializar su trabajo y así dieron con un encuentro en el que no solo había buena música, sino también performance, arte, diseño.
“Lo concebimos desde un lugar muy cercano a nosotras, desde nuestra primera fiesta teníamos muy claro que queríamos darle voz y espacio a artistas y propuestas emergentes, esto nos motivaba a abarcar desde un lugar bastante ambicioso varios rubros claves para la microeconomía de un país, arte, música y moda”, explica Coromoto.
El trabajo creativo nunca termina. Una vez que finaliza una edición, ya se encuentran planificando y pensando en la siguiente. En la exposición, la música o cualquier idea innovadora. Aunque Bonnet y Hernández saben que son distintas, tienen claro cómo y dónde pueden encontrarse. Para Coromoto, su premisa es volarse “todas las reglas de la creatividad y conceptualización”.
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Quien sube cada escalón de Casino Caracas para llegar a Está Jevi sabe que puede dejar de lado sus miedos y juicios. Es un espacio en el que caben todos, mujeres, la comunidad queer, todo el que quiera sentirse libre. Se trata de una noche para ser, para bailar, para encontrarse, para brindar, para disfrutar, para abrazarse con quien comparte la misma emoción de estar en un espacio en el que la libertad y el respeto son la premisa principal.
El juego de luces rojas y oscuridad sobre la pista de baile son familiares para quienes asisten sin falta cada tres meses a una nueva edición. También el material audiovisual que se va reproduciendo en el fondo del salón mientras todo lo demás va ocurriendo: Caracas es la protagonista de las imágenes. La mayoría usa lentes oscuros, no hay código de vestimenta, si tuviesen que resaltar algo seguramente sería “sé tú mismo y no tengas miedo”. Es por eso que hay tanta piel desnuda, tantos brillos, tanta variedad de colores, nadie critica, nadie juzga. Todos son.
Los flashes de cámaras iluminan de vez en cuando, los más tímidos empiezan dando una vuelta por la zona del bazar, donde distintas marcas nacionales tratan de captar la atención de posibles compradores. Otros llegan listos para brindar, sudar y perderse en la pista de baile, sin preocupaciones y completamente entregados al disfrute de una noche que no volverá a repetirse hasta dentro de otros tres meses.
Pero de pronto algo rompe con la atmósfera, el ritmo de la música cambia, una mujer camina entre todos y se para en el centro de la pista. Comienza el performance de la noche. María Pinto capta la mirada de todos los asistentes mientras baila danza árabe con pasión, entregada a cada sonido. Su baile también es una protesta, es arte y es reclamo. Lo deja claro cuando incorpora en su coreografía un grito de auxilio: “20 mil bailarinas mueren en Egipto al año por violencia de género. ¡Basta!”, se lee en el cartel que sostiene mientras mira fijamente a quienes la observan, quiere que sepan que es cierto y es grave. No para de bailar y después de gritar “Libertad” se pierde entre la gente. Desaparece. Se fue como llegó. El ritmo vuelve a retomar su curso y la noche continúa.
Los retos de transformar la vida nocturna caraqueña
Aunque después de dos años hay cosas que se han consolidado y ya no son un desafío como al principio, Camila Bonnet cree que siempre hay que trabajar de la misma forma que en la primera edición, el 15 de octubre de 2021, para que todo se cumpla. Coromoto agrega que descubrieron que es importante contar con un buen material audiovisual, firmar los acuerdos y ser muy claras con lo que dan y esperan recibir a cambio.
En el camino se han encontrado con gente receptiva, empática y respetuosa que entiende el contexto de este proyecto. Quienes no lo entienden o no se sienten cómodos, se van. Han recibido comentarios buenos y malos; los positivos han sido muy satisfactorios. “Ver y escuchar gente nos dice que no ha dejado de ir a ninguna de nuestras ediciones o que Está Jevi les ha dado un espacio para ser o vestirse como siempre habían querido pero no habían podido, no tiene precio alguno”, enfatiza Camila.
Pero los comentarios negativos también han sido importantes. Muchos de ellos les han permitido a Camila y a Coromoto mejorar cosas que no funcionaban bien y aprender de los errores. Han sabido encontrar en las críticas una oportunidad de analizar y observar lo que están haciendo para mejorarlo. Esto con miras a que Está Jevi pueda evolucionar en el futuro.
“No descartamos poder vivir muchos años gozando de una noche divina como esta, pero tampoco descarto que pueda vivir paralelamente como un festival”, comenta Coromoto. Camila también lo tiene claro, quieren crecer y materializar otras ideas. “Quisiéramos que esto crezca, que se convierta en una productora que pueda hacer otros eventos —no obligatoriamente fiestas— además de este que ya tenemos y hacemos”.
Quien todavía no se ha atrevido a experimentar la noche caraqueña desde este espacio, que sepa que le espera música con diversidad de géneros. También arte, gente expresándose a través de su vestimenta, sus bailes o sus deseos; un bazar con diversas marcas venezolanas, bebidas y un ambiente único que solo podrá entender cuando lo viva. Sin juicios, sin señalamientos, sin restricciones. Quien quiera vivir en este microuniverso por una noche que se prepare, porque la movida nocturna caraqueña ahora Está Jevi.
