- Este deporte se practica muy poco en ese país, por lo que para los menores de edad y representantes contar con un equipo que instruye a los niños ha sido un “alivio” | Foto: EFE
Pacientes y en fila, una docena de niños esperan, emocionados, su turno para batear con todas sus fuerzas la pelota que cruza el aire de Lima, donde el beisbol se ha convertido en un refugio para los niños venezolanos que emigraron a Perú junto con su familia y que, tratando de robar base, recuerdan el hogar que dejaron atrás.
“Nosotros lo que deseamos es que estos niños se mantengan fuera de la calle, haciendo un deporte que nos apasiona a todos y, hasta el sol de hoy, creo que hemos hecho un buen trabajo para que los niños aprendan y vayan creciendo en este deporte que es muy poco practicado aquí”, explicó el entrenador Juan Carlo Urquia a la agencia de noticias EFE.
Los típicos cerros limeños rodean un polvoriento campo de fútbol en el popular sector de San Juan de Lurigancho, que, durante un par de horas al día, es escenario para el deporte rey de Venezuela. En él, niños y adolescentes de 4 a 15 años de edad se distribuyen en grupos portando la camiseta naranja de la escuela Los Astros.
Desde que son muy pequeños, la mayoría de los niños venezolanos juegan este deporte, pero cuando llegaron a Perú les resultó difícil seguir jugando. Es una frustración que se suma a los cambios, choques culturales y el estigma que les rodea.
Los inicio de la escuela
Urquia cuenta que Los Astros nació hace casi tres años con un padre venezolano que llegó a Lima y que quería que su hijo volviera a practicar beisbol.
Frente a la ausencia de una escuela, él mismo comenzó a entrenarlo en un parque, lo que provocó que poco a poco más niños se fueran acercando porque echaban de menos su deporte favorito.
“El beisbol es el deporte nacional allá (Venezuela), desde que tienen dos o tres años entran a jugar. En todo pueblito y ciudad hay varias escuelas y algunas son gratis, porque en Venezuela es así, pero cuando llegamos aquí el cambio es muy fuerte. Cero beisbol”, comenta Soleidis, la madre de dos de los niños que practican en la escuela.
Tanto ella como María, otra representante de uno de los alumnos, afirman que encontrar en redes sociales esta escuela “fue un alivio”, y que enseguida pudieron darse cuenta del bien que les hizo a sus hijos.
“Queremos que ellos disfruten, estando lejos de casa, del deporte que nos gusta”, agregó el entrenador.
Migración venezolana en Perú
Perú es el segundo país con más migrantes venezolanos, con 1.506.368 ciudadanos de esa nacionalidad, según Statista.
En mayo de 2023 el Ministerio de Migraciones de Perú confirmó que más de un millón de migrantes venezolanos actualizaron su estatus migratorio en ese país. La cifra es el 40 % de la totalidad de venezolanos que hay en esa nación.
Este fue el segundo proceso de regularización que hizo Perú, el primero fue anunciado en 2020, pero fue suspendido por las restricciones de la pandemia por el covid-19.
Más que un hobby
Entre las llamativas gorras y camisetas, el sonido de los bates y gritos de entrenadores, recoge la pelota con fuerza David Pérez, de 10 años de edad. Es seguidor del Magallanes y sueña con jugar en las Grandes Ligas.
“Cuando llegué (a Perú) no todos sabían jugar, no tenía tantos amigos, ahora ya tengo”, dice en mitad de su entrenamiento. Añadió que en el colegio está enseñando a sus compañeros a jugar beisbol.
Explicó que encontrar a Los Astros ha sido “importante” para él, puesto que le ha permitido mejorar su juego en los dos años que lleva con la escuela. Además de ayudarlo a superar el miedo que le producía cambiar Caracas por Lima.
Igualmente, Alexis Jesús Fuentes, de 13 años de edad, llegó desde Venezuela sin amigos y con el miedo de no poder jugar a su deporte favorito en Perú, pero ahora es una de las estrellas del equipo y entrena todos los días.
Es oriundo de Anzoátegui, hogar de los Caribes-equipo cuatro veces campeón de la liga venezolana-, y afirmó que el pueblo donde vivía no se parece en nada a Lima: “Son diferentes culturas, diferentes comidas, diferente todo”.
En unas semanas irá a su país natal junto con Urquia para probar suerte en las divisiones menores de algún equipo profesional.
“Mi motivación es mi familia para poder jugar y esto ya no es nada más un deporte, sino también un trabajo”, concluye impaciente por seguir con su rutina.
El entrenador explica que la pasión que muestran los niños no es simplemente un pasatiempo, refleja la ilusión de volver a su país para jugar en equipos profesionales o, si sueñan más grande, en las Grandes Ligas.
Alejados de las calles
Soleidis y María, madres de los niños David y Alexis, relataron mientras veían jugar a sus hijos que, además de que estos disfruten el deporte, el beisbol les permite tener un objetivo que les mantendrá fuera de las calles.
“Aquí, en Perú, hemos visto cosas que no hemos visto en Venezuela” y añaden que el deporte les ayuda a mantenerse “alejados de vicios”, algo que les “preocupa muchísimo”.
Pero hay más en su mente; en Perú no hay liga profesional de beisbol, lo que significa que a los 16 años, los niños ya no pueden continuar su recorrido en el deporte.
“Como migrante te pones a pensar, o te quedas aquí y se acaba el futuro de los niños, porque no hay beisbol, o te vuelves a Venezuela donde sí que hay”, dice María.
Por su parte, Soleidis agregó que a raíz de la migración hay varios equipos que han llamado la atención y quizás atraiga a organizaciones.
“Ahorita los de 16 no tienen oportunidad, pero mi hijo pequeño quizás sí, quizás organizaciones han visto a Perú como una opción”, expresó Soleidis.
Otros deportes de origen venezolano en Perú
Así como el beisbol, los venezolanos han llevado otros deportes típicos de Venezuela a suelos peruanos, como el softbol y bolas criollas.
De acuerdo con un trabajo realizado por El Diario en 2022, referente a las bolas criollas, en este deporte el 99 % de los jugadores eran venezolanos.
Con información de EFE