• En entrevista para El Diario, la venezolana contó sus experiencias como chef y diseñadora gráfica en España, los detalles sobre la creación de su contenido y los planes que tiene para el futuro

Contando historias y anécdotas, la chef venezolana Alejandra Morrison (@alemorrisonandco) comparte sus recetas a través de las redes sociales de una forma auténtica. Desde su cocina, se ha encargado de difundir con sus seguidores diferentes platillos que van desde la mediterránea, la venezolana, la asiática y la estadounidense.

A Morrison le apasiona la cocina, el diseño y la escritura, lo que se puede notar en todo el contenido que publica en sus redes sociales. Sus relatos, en los que cuenta desde anécdotas familiares hasta la historia de los orígenes de diferentes platillos, han cautivado a miles de personas que a diario le dejan mensajes en sus publicaciones.

Aunque la gastronomía siempre ha sido su pasión, Morrison también estudió Diseño Gráfico, una profesión que logró fusionar con su trabajo. Su sobrina Julieta y los niños venezolanos que se encuentran en otro país la inspiraron en la creación de su libro infantil Vamonos pa’ Venezuela, en el que con ilustraciones e historias muestra parte de la esencia del país que la vio nacer y crecer. 

“Desde los 14 años me empezó a encantar cocinar, mis papás siempre me apoyaron, así que desde ese momento estuve decidida a estudiar cocina”, relató Alejandra Morrison en entrevista para El Diario, quien también resaltó que desde muy joven fue una persona con una “vena artística”.

Alejandra Morrison, una chef venezolana que con sus recetas y relatos enaltece su cultura

La fusión entre el diseño y la cocina

A los 17 años de edad se graduó de bachillerato y empezó a estudiar Cocina en Le Cordon Bleu de París (Francia). “Fue una experiencia increíble, estuve un año y medio que fue lo que duró el curso, me gradué en cocina y pastelería, lo que se le llamaba el gran diploma”, contó Morrison. 

Luego de estudiar Cocina, su plan era comenzar la carrera de Administración en Hostelería, sin embargo, cuando fue a la universidad donde iba a estudiar en Miami, Estados Unidos, se enamoró del Diseño Gráfico.

“Es algo que siento que hoy en día he podido unir esas dos pasiones en las redes sociales y el libro. Al final todo funcionó bien, pero al principio fue un poco difícil convencer a mis papás de lo que verdaderamente deseaba estudiar”, destacó. 

Al culminar su carrera, regresó a Caracas por el fallecimiento de su abuela. Al principio su estadía iba a ser corta, pero al reencontrarse con sus amigas y familia, lo que iba a ser un viaje de pocos meses se convirtió en uno de casi cuatro años. 

Estando en Venezuela, comenzó una compañía de catering y también hacía tortas grandes para bodas y otros eventos. 

Llegó un momento que dije ‘ya, me quiero volver a ir’, porque yo soy una persona que siempre quiso vivir en todas partes del mundo. Una parte de mí pensaba que estaba echando raíces en Caracas y debía salir de mi zona de confort y conocer algo nuevo”, aseveró.

El encuentro con su vocación

Alejandra Morrison viajó a Madrid, España, donde una tía le abrió las puertas de su hogar. Su objetivo era trabajar en un restaurante, lo que hizo al inicio, pero luego tuvo la oportunidad de abrir dos restaurantes. 

“Pasé los primeros cuatro años en España trabajando en restaurantes y me di cuenta de que no me gustaba. No me encantaba, no era lo que yo pensaba, mi sueño siempre había sido trabajar en el área creativa y un restaurante es totalmente diferente a lo que me imaginaba. Me salí de ese negocio, lo cual me costó porque parte de mi identidad era ser chef, y si no lo era entonces me preguntaba ‘ahora qué soy’”, relató.

Fue en ese momento donde le declaró a su familia que sería “instagrammer”, se dedicaría a las redes sociales y a la creación de contenido en el área gastronómica. Al tener libertad para manejar su tiempo, volvió a hacer trabajos de catering, lo que le permitió viajar a otros países. 

Alejandra Morrison, una chef venezolana que con sus recetas y relatos enaltece su cultura

Morrison recordó un trabajo que realizó como chef privada en un barco de lujo en el sur de Francia. Precisó que aceptaba cualquier trabajo relacionado con la cocina, pero que le permitiera tener tiempo para desarrollar sus redes sociales.

Debido a sus estudios en París, al inicio estuvo envuelta en la cocina francesa y luego en la estadounidense, en todo el área de la pastelería. Sin embargo, la nostalgia que sentía al pensar en Venezuela luego de que se mudo a España hizo que empezara a aprender mucho más de la cocina criolla. 

Alejandra Morrison tiene más de 6 años haciendo al menos 1.000 hallacas cada diciembre. Viviendo en Madrid, además de la comida española, también aprendió diversos platillos asiáticos, por la gran comunidad china que hay en el país.

En el área de la gastronomía me considero una chef bastante inquieta, siempre quiero aprender de diferentes partes. Por ejemplo, hubo una época en la que por dos meses estuve cocinando pura comida de etiopía”, agregó. 

Aunque disfruta los eventos privados pequeños, considera que actualmente está en otra etapa en la que está enfocada a todo el contenido digital, lo que le permite tener más alcance y le brinda la oportunidad de poder viajar más. 

El nacimiento de una idea

A España fueron llegando otros miembros de su familia que también decidieron echar raíces en ese país, el mismo que vio nacer a su abuelo, un sevillano que llevó su cultura a Venezuela en la década de los años sesenta aproximadamente. 

“Ya éramos un grupo grande de mi familia aquí y uno de mis primos tuvo una bebé, Julieta. Un día hablando de ella nos percatamos de que hablaría con acento español y fue como una revelación, porque pensamos en cómo uno le cuenta del país tan hermoso de donde son sus papás”, precisó.

Alejandra Morrison relató que fue en ese momento, en el año 2020, cuando tuvo la idea de realizar un libro ilustrado que fuera como un viaje por Venezuela. A raíz de eso, tuvo la visión de que si iba a hacer un libro que deseaba vender, debía mostrarles a sus seguidores que también escribía. 

Ahí fue cuando empecé a incluir en los videos de cocina mis escritos. Todo eso era con el pensamiento de que si iba a publicar un libro, la comunidad que me sigue tenía que ver que también sabía escribir”, resaltó.

Al cambiar su estilo de hacer los videos, consiguió viralizar muchos de ellos debido a la característica diferenciadora de sus relatos. Justo cuando sus cuentas en redes sociales estaban creciendo en cuanto a la cantidad de seguidores, fue cuando tenía su libro listo para publicar. 

“Si no hubiera decidido hacer el libro, no hubiera conseguido el tamaño de comunidad y público que ahora tengo. Una cosa alimentó a la otra, y para el momento en que el libro estaba listo para publicar, ya tenía el público y el cariño de la gente”, añadió.

Vamonos pa’ Venezuela: disponible en Amazon.

En los primeros tres meses logró vender más de 3.000 copias de su libro ilustrado. “Nunca esperé que todo saliera tan bien”, resaltó. 

Morrison se encargó de todos los detalles de su libro, tanto del texto que viene incluido en sus páginas como las ilustraciones que muestran diferentes partes del país. Para ella, la parte más difícil fue la de las ilustraciones debido a que quería que fueran “perfectas”, por lo que cambió en varias ocasiones las imágenes y el estilo.

Jamás me imaginé la receptividad tan bonita que a diario recibo. Me mandan videos de niños con el libro y lo único que hago es llorar. Mujeres embarazadas me dicen que será el primer libro que le muestren a su bebé. Ha sido una recepción muy bonita”, puntualizó.

“Hoy vuelvo a tener sueños”, un relato de Alejandra Morrison

Me fui de mi país sin muchas ganas ni planes, y que bueno que no tenía planes, porque esa es la cosa de emigrar, dan igual tus planes, proyectos y expectativas, es imposible estar preparado para la montaña que te tocará subir.

Llegué a España al sofá de mi tía, me sentí arrimada en un rincón. Conseguí trabajar de profesora de inglés, no era lo que buscaba pero trabajo es trabajo y qué bonito es trabajar con niños.

Continué por la montaña, ahora de auxiliar de cocina. Al fin me pude mudar a mi propio cuarto. En poco tiempo me hicieron jefe de cocina, al fin me pude mudar a mi propio piso. Mientras más alto subía más pesado se me hacia el camino.

Abrí un restaurante, abrí un segundo, y así pasaron 4 años de horarios interminables, manos y brazos llenos de cortadas y quemaduras, altos y bajos como nunca los había experimentado en la vida. Todo todo para darme cuenta de que trabajar en una cocina no era mi pasión y aprendí que a veces llegar a la cima no es exactamente lo que te imaginabas.

Me fui a escalar otras montañas, sentía que volvía a empezar desde cero, ser chef, más allá de mi carrera era ya parte de mi identidad. Con muchísimo miedo y sin brújula seguí para adelante. Más mudanzas, más imprevistos, cuando parecía que no podía estar peor se murió mi padre, poco después una pandemia mundial, sentía que estaba tocando fondo cuando me hospitalizaron por un pulmón colapsado. Cómo continúas el rumbo si es una agonía hasta respirar.

No me preguntes cómo pero la vida siguió, más imprevistos, más altos y bajos, matando tigres, abriendo caminos, y de repente, no sé cómo, después de 8 años salí del otro lado del bosque.

Hoy en día respirar no me duele, ya vuelvo a tener sueños que me atrevo a creer que podré cumplir, ya no le tengo miedo al futuro. Aunque sé que hay más montañas en el horizonte, hoy estoy acostadita en la grama, hoy disfruto de las nubes, de una cervecita fría, de buenos amigos, de familia, y mañana, mañana volveré a escalar.

Sus aventuras también forman parte de su contenido 

Alejandra Morrison no solo comparte recetas a través de su redes sociales, también publica videos en los que muestra parte de su cotidianidad con sus característicos relatos que ahora forman parte de casi todo su contenido. Además, recomienda diferentes lugares para degustar platillos de la cocina española, venezolana, asiática, entre otras. 

Comentó que en sus ocho años viviendo en España la ha logrado disfrutar. Recientemente, realizó el Camino de Santiago, una ruta de peregrinación cristiana de origen medieval, lo que le permitió conocer mucho más de ese país y su gastronomía. 

“Los venezolanos tenemos mucho de España, eso se puede sentir, por ejemplo, nuestras hallacas tienen muchos ingredientes españoles, se puede ver como la gastronomía de Venezuela ha sido influenciada por España. Siento que es un país que tiene una alegría que compartimos mucho los venezolanos”, indicó. 

Morrison plasmó su experiencia en videos que subió a sus redes sociales, en los que muestra parte de su viaje y brinda los detalles de cómo realizarlo. 

Sobre su contenido, resaltó que los videos que más les gusta son en los que habla de su familia. “Esos me encantan, y sobre todo porque son videos que uno piensa que son muy personales, pero es impresionante la cantidad de personas que se pueden identificar a pesar de que estoy hablando de una persona muy mía. Es bonito ver que los sentimientos son universales y que la gente se sienta identificada con la misma historia”, resaltó. 

Próximos proyectos

A finales de julio, realizó un encuentro con niños venezolanos en Madrid para una lectura de su libro Vamonos pa’ Venezuela, donde también tuvieron una demostración de cómo preparar golfeados y aprendieron a jugar perinola. Al evento asistieron casi 100 personas. 

“Fue como una fiesta venezolana en mitad de Madrid. Más que una lectura de un libro, quería que fuera una fiesta tipo piñata. No solo hubo risas, también lágrimas, y es que a la hora de migrar uno necesita ese sentido de pertenencia y de comunidad, que uno lo pierde cuando se va”, detalló Alejandra Morrison.

Debido a la receptividad que tuvo en esa reunión, tiene planificado realizar otros encuentros en diferentes ciudades de España. Indicó que para los padres venezolanos significa mucho llevar a sus hijos a ese tipo de eventos. 

Morrison contó que está terminando de diseñar un libro para colorear que próximamente saldrá a la venta. También está entusiasmada por otro libro ilustrativo que tiene planificado publicar, que es el de Vámonos pá Venezuela en Navidad.

“Me han pedido mucho un recetario para niños y también un recetario para adultos que sea como lo muestro en las redes, que además de recetas también se cuenten historias. Se vienen muchos proyectos de ese estilo que es lo que me apasiona”, destacó. 

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