- Elaine LaLanne, quien revolucionó el ejercicio moderno junto a su esposo, Jack, es un ejemplo de cómo envejecer bien. Fotos de Michael Tyrone Delaney / The New York Times
Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota At 97, the First Lady of Fitness Is Still Shaping the Industry, original de The New York Times.
Las rutinas de ejercicio matutino de Elaine LaLanne a menudo comienzan antes de que se levante de la cama. Acostada sobre las sábanas, hace 24 abdominales. En el lavabo del baño, realiza flexiones inclinadas. Después de vestirse y maquillarse, se dirige a su gimnasio en casa, donde se ejercita por unos minutos en una caminadora inclinada, luego hace tiradas de lats en una máquina.
“20 minutos al día de entrenamiento me activan”, expresó desde su casa en la Costa Central de California.
Pero su mayor hazaña diaria de fuerza, dice ella, sucede por encima de sus hombros. A sus 97 años de edad, LaLanne se dice a sí misma cada mañana: “Tienes que creer que puedes”. Ella afirma que esa frase no solo la ha mantenido físicamente activa a pesar de lesiones y obstáculos emocionales, sino que también la ha ayudado a vivir una vida de alguien décadas más joven. “Todo comienza en la mente”, asegura.
La costumbre de LaLanne de usar aforismos (“No es un problema, es experiencia”; “Haz lo mejor que puedas con el equipo que tienes”) es el resultado de toda una vida tratando de inspirar a las personas a moverse más y a mejorar. Durante casi seis décadas, fue esposa y socia comercial del presentador de televisión Jack LaLanne, quien es ampliamente considerado como el padre del movimiento moderno de fitness y cuyo programa de ejercicios se emitió durante 34 años, de 1951 a 1985.
“Ella fue la fuerza orientadora detrás de Jack”, dijo Rick Hersh, agente de talentos de LaLanne durante más de 40 años.
Mientras que Jack era un showman natural, que alcanzó la fama realizando acrobacias en Muscle Beach de Santa Mónica en la década de 1930, Elaine prefería trabajar detrás de escena, apoyándolo y gestionando su vasto imperio de entretenimiento y emprendimiento, que incluía no solo un programa de televisión, sino docenas de equipos de fitness, productos alimenticios y suplementos, así como una cadena de gimnasios con más de 100 ubicaciones en todo Estados Unidos.
Desde la muerte de Jack en 2011, sin embargo, Elaine (a quien sus amigos llaman LaLa) ha cultivado discretamente una base de seguidores propia. Todavía dirige el negocio familiar restante, BeFit Enterprises, que vende videos y recuerdos de archivo y otorga licencias para el nombre LaLanne, desde una cabaña enclavada entre colinas polvorientas y ganado.
Ha publicado dos libros en los últimos cuatro años y está desarrollando un documental y una película con Mark Wahlberg, quien se ha comprometido a interpretar a Jack, además de figuras de peso en la industria del fitness desde la década de 1990, como la reina de los ejercicios en casa Denise Austin, el gurú del Tae Bo Billy Blanks y la leyenda del culturismo Lou Ferrigno, buscan su consejo sobre cómo navegar en la vida y los negocios.
“Es casi como una segunda madre para mí”, expresó Ferrigno.
En julio, en la conferencia anual de la Asociación de Salud y Fitness Idea, LaLanne recorrió los pasillos con una sonrisa y un nuevo andador brillante mientras una constante corriente de profesionales del fitness tonificados y vestidos con lycras la detenía para tomarse selfies. Durante más de una década, ha presentado el Premio Jack LaLanne, un galardón por logros de toda una vida en la industria otorgado a personalidades del fitness que promueven la salud y el ejercicio en los medios de comunicación.
“Muchos de nuestros integrantes vienen por ella”, expresó Amy Thompson, directora ejecutiva de Idea. “Quizás debamos cambiar el nombre a Premio Elaine LaLanne”.
Después de todo, en 1926, cuando nació LaLanne, pocos estadounidenses incluían el ejercicio en su vida diaria, dijo Shelly McKenzie, una estudiosa independiente y autora de Getting Physical: The Rise of Fitness Culture in America (Estar en forma: el auge de la cultura Fitness en Estados Unidos). Casi un siglo después, LaLanne es un “testimonio de la eficacia de un hábito de ejercicio durante toda la vida”, dijo McKenzie, y quizás aún más importante, el poder de elegir cómo quieres que se vea y se sienta la vejez.
“No quiero ser vieja cuando envejezca”
Criada en Minneapolis, Elaine soñaba con una carrera en el entretenimiento. A mediados de la década de 1940, se trasladó al oeste, a San Francisco, donde se abrió camino en el incipiente medio de la televisión, llegando eventualmente a ser productora y coanfitriona de un programa en vivo de variedades diario, lo cual era poco común en una época en que pocas mujeres en el medio superaban los roles secretariales. A principios de la década de 1950, se había convertido en una celebridad local, a la que un reportero llamó “la reina de la televisión de San Francisco”.
Siendo una madre soltera divorciada con un trabajo exigente, Elaine, entonces con 27 años de edad, fumaba cigarrillos, comía barras de chocolate para el almuerzo y, como la mayoría de los estadounidenses de la época, no dedicaba mucho pensamiento al ejercicio y la nutrición.
Pero un día en 1951, el agente de prensa de un culturista local y dueño de un gimnasio llamó al estudio y dijo que su cliente podía hacer flexiones en el aire durante todo un programa en vivo. Y efectivamente, Jack LaLanne lo logró, levantando y bajando su cuerpo de 171 centímetros a lo largo de un programa completo de 90 minutos mientras los presentadores hacían su trabajo.
Poco después de conocerse, Jack se acercó al escritorio de Elaine en el estudio y la regañó por estar comiendo una rosquilla y fumando. “Lo ignoró, literalmente, y le dio un mordisco a su rosquilla y le echó humo de cigarrillo en su cara”, escribió el historiador del fitness Ben Pollack en 2018.
Pero con el tiempo, ella se enamoró no solo de él, sino también de sus creencias sobre comer alimentos integrales y hacer ejercicio, que él adaptó del famoso personaje de la vida saludable de principios del siglo XX, Paul Bragg, y a las cuales atribuyó su transformación de una juventud enfermiza a una culturista. Esto la hizo pensar: “No quiero ser vieja cuando envejezca”.
Con el trasfondo televisivo de Elaine y el carisma de Jack, la estrella de los LaLanne se elevó. La aparición de Jack en el programa de Elaine finalmente condujo a su propio programa en vivo en la misma cadena y luego a “The Jack LaLanne Show”, en Los Ángeles, que se convirtió en la primera serie nacional dedicada a la dieta y el ejercicio. Mientras Jack se establecía en Hollywood, Elaine conducía su programa en el área de la Bahía y daba conferencias en todo el estado sobre la vida saludable.
También comenzó a encargarse de los detalles comerciales del desarrollo de productos y acuerdos de licencia que prefiguraron el moderno mercado de fitness impulsado por personalidades, incluyendo una báscula de baño Jack LaLanne, una banda de resistencia llamada “Glamour Stretcher” y vitaminas.
Pero fue más conocida por sus apariciones frente a la cámara como coanfitriona.
“Siempre estaba buscando modelos a seguir”, dijo Jan Todd, pionera en levantamiento de pesas femenino y presidenta interina del departamento de kinesiología de la Universidad de Texas en Austin. “Crecí antes de que se aprobara el Título IX. Mamá no iba al gimnasio”. Todd encontró inspiración en LaLanne, quien, con su cabello rubio y su disposición alegre, hizo que construir músculo pareciera aceptable para las mujeres.
En retrospectiva, no todos los mensajes de los LaLannes promovían la salud. Ver los primeros episodios es presenciar el nacimiento de la cultura dietética contemporánea, promoviendo un ideal de cuerpo delgado y presentando la grasa como un problema a conquistar, dijo la doctora McKenzie. Acuñaron y popularizaron frases como “10 segundos en los labios y toda una vida en las caderas”.
LaLanne defiende estos mensajes, diciendo que estaban dando a los espectadores herramientas y confianza para alcanzar sus metas. Pero reconoció que “es mejor” ahora que hay diversidad de tallas corporales en la televisión.
Con su sonrisa siempre presente y su afecto por las frases ingeniosas, la positividad de LaLanne podría fácilmente ser confundida con ingenuidad. Pero su perspectiva optimista ha sido ganada con esfuerzo, principalmente como resultado del 24 de mayo de 1973, cuando Janet, su hija de 21 años de edad, de su primer matrimonio, murió en un accidente automovilístico. La noche en que se enteró de la muerte de su hija, dijo que se enfrentó a una elección: derrumbarse o seguir adelante.
“Janet, si puede verme desde allá arriba, nunca querría verme llorar”, pensó LaLanne, eligiendo cuidadosamente sus palabras. “Quiero decir, no puedo… ella se ha ido, no puedo hacer nada al respecto. No puedo traerla de vuelta”.
La mujer que había predicado el evangelio de cambiar tu vida sabía que esta era una cosa que nunca podría cambiar. Manejó su dolor de la misma manera en que abordaba todo lo demás: avanzando, dijo, y entrenando su cerebro, como un músculo, para enfocarse no en su pérdida, sino en la alegría que su hija le había traído cuando estaba viva.
“Si no te mueves, te atrofias”
El mayor legado de los LaLannes, según la doctora Todd, puede ser “mostrarnos el valor del ejercicio en relación con el envejecimiento”.
A medida que envejecía, Jack realizaba hazañas mediáticas en su cumpleaños. A los 70 años de edad, remolcó una flotilla de 70 botes con 70 personas en un nado de una milla (1,6 kilómetros). Elaine comenzó a escribir libros sobre cómo mantenerse activo en la mediana edad, con títulos como Fitness después de los 50 y Dynastride.
Aunque las personas que trabajaron de cerca con los LaLannes dicen que ella fue la columna vertebral del imperio, Elaine misma evita atribuirse el mérito por su papel en la construcción del mismo. Cuando se la insta a destacar sus logros, cambia rápidamente de tema a otra cosa, generalmente a Jack, o recurre a sus característicos aforismos (“Hacen falta dos para bailar tango”, “Una banda de un solo hombre es buena, pero más personas la hacen mejor”). Incluso sus correos electrónicos aparecen como “Jack LaLanne”.
LaLanne comentó que ha disminuido la velocidad desde que cumplió 92 años de edad. También ha sufrido varias caídas en la última década, pero la fuerza física que ganó en el gimnasio la ayudó a levantarse.
Además de sus ejercicios diarios, Elaine dedica tiempo a estirarse y subirse a una barra de dominadas, dejando que su cuerpo cuelgue relajado como un muñeco de trapo. Utiliza el mismo equipo de entrenamiento que ella y Jack usaron durante la mayor parte de sus vidas, incluyendo máquinas de pesas diseñadas por Jack en la década de 1930 y una caminadora que la pareja compró a principios de la década de 1970.
“Tienes que moverte”, dijo. “Si no te mueves, te atrofias”.
Traducido por José Silva