• Casa de Luz cumplió cinco años de su fundación en marzo y se ha convertido en un referente en Tijuana (México). Foto principal: EFE

En la zona de playas en Tijuana, la mayor ciudad fronteriza de México con Estados Unidos, se ubica Casa de Luz. Este es un refugio para migrantes LGBTIQ+ que arriban a la urbe y que no encuentran espacio en otros lugares por sus políticas internas.

La política del albergue, a unos 13 kilómetros del puerto fronterizo de San Ysidro, en el límite con California, es ser “un espacio inclusivo e incluyente”. En este espacio acogen a familias diversas, jóvenes no acompañados y personas con vulnerabilidades y riesgos, según expuso a la agencia de noticias EFE su fundador, Irving Mondragón.

Casa de Luz cumplió cinco años de su fundación en marzo y se ha convertido en un referente en Tijuana, en particular para la población LGBTIQ+ desplazada de sus países por la violencia y la discriminación, que también afronta en el trayecto.

Un refugio da luz a los a migrantes LGBTIQ+ en la frontera de México con EE UU
MEX6718. TIJUANA (MÉXICO), 05/05/2024.- El director del refugio para migrantes ‘Casa de luz’, Irving Mondragón, habla durante una entrevista con EFE. EFE/Joebeth Terriquez

El refugio para migrantes LGBTIQ+ que nació de una caravana

Mondragón refirió que, sin tenerlo en cuenta, este proyecto comunitario se gestó a partir de la experiencia que tuvieron con la caravana migrante de 2018, cuando él fue acompañante del grupo.

“Cuando llegamos a Tijuana, el plan era apoyar durante tres meses al grupo de la comunidad LGBTIQ+ y comenzamos en una casa abandonada, la reestructuramos y acondicionamos”, relató.

“Y al ver cómo estaban funcionando las políticas migratorias en Estados Unidos (en el gobierno de Donald Trump) enjaulando a los niños y separando las familias, nos organizamos y prolongamos por otros tres meses”, agregó.

Tras afrontar irregularidades y encontrar personas que querían “aprovecharse” de los migrantes, organizaciones civiles donaron el actual espacio en el que están, que él llama “hogar”.

Un refugio da luz a los a migrantes LGBTIQ+ en la frontera de México con EE UU
MEX6714. TIJUANA (MÉXICO), 05/05/2024. EFE/ Joebeth Terriquez

La adversidad de la estigmatización

En este periodo, el albergue ha resentido “las políticas migratorias inhumanas de Donald Trump y, después, llegó Joe Biden con promesas de una reforma migratoria y al sistema de asilo también, lo cual no fue verdad”, según comentó Mondragón.

En un comienzo, recibían a cientos de migrantes que de manera frecuente llevaba el Instituto Nacional de Migración (INM) para resguardarlos, lo que generó tensiones entre los vecinos derivado de la estigmatización.

“Cuando llegamos hubo un gran rechazo, en una ocasión nos quemaron parte del albergue con colchones, el narcotráfico quería reclutar a los menores (de edad), hubo personas que fueron violadas, que fueron agredidas en el cruce fronterizo, otros torturados, detenidos por las policías por no tener papeles”, lamentó.

Agregó que “fue un contexto de mucho miedo” y que los vecinos “tenían una concepción muy equivocada de las personas”.

“Desde el principio hemos luchado con eso porque en algún momento nos indicaron que los espacios que alojaban a personas de la población LGBTIQ+ tenían que estar dos kilómetros alejados de cualquier otro grupo vulnerable, que no podíamos convivir con familias, que no íbamos a recibir ningún apoyo”, destacó.

Que me acepten tal y como soy

Osiris Natalia, originaria de Honduras, es una de las residentes del lugar, donde encontró calma y tranquilidad tras huir en 2018 de su país por la violencia.

Un refugio da luz a los a migrantes LGBTIQ+ en la frontera de México con EE UU
MEX6715. TIJUANA (MÉXICO), 05/05/2024.- La migrante hondureña Osiris Natalia habla durante una entrevista con EFE. EFE/Joebeth Terriquez

 No tenía claro a dónde se iba a dirigir, solo salió hacia México y cuando cruzó la frontera, las autoridades mexicanas la llevaron a una prisión local en Tapachula, en el límite con Guatemala.

Jamás me imaginé que estaría en una prisión y estuve cuatro meses. Sufrí unas cosas algo terribles, logré salir, pero estuve nueve meses más y luego me fui a Saltillo (ciudad del norte de México), porque (Coahuila) era de los estados que protegía a la comunidad LGBTIQ+, pero fue todo lo contrario”, dijo.

Al llegar a Tijuana, afrontó mucha desinformación y se entregó a las autoridades estadounidenses ante el miedo de sufrir un secuestro, pero la deportaron.

Aun así, no estuvo mucho tiempo en su país y regresó directamente a Tijuana para vivir con libertad su sexualidad.

“Lo que busco y lo que intento es ser una persona libre, dejar de ocultarme y ser como yo me identifico, es lo que busco, tratar de sentirme bien, salir a la calle y ser tal y como soy sin estar fingiendo lo que no soy y que la sociedad me acepte y me deje ser como soy”, puntualizó.

Con información de EFE.

Noticias relacionadas