- El combate marcó un récord por la diferencia de edad entre ambos boxeadores y generó gran interés con una bolsa de 80 millones de dólares | Foto: EFE
Jake Paul, influencer de las redes sociales, superó la madrugada del sábado 16 de noviembre —por decisión— unánime a Mike Tyson, considerado uno de los mejores boxeadores de la historia, en el AT&T Stadium en Arlington, Texas.
Las tarjetas de los jueces favorecieron a Paul por 79-73, 79-73 y 80-72.
La pelea, que tuvo un carácter de oficial, aunque no sancionada por ninguna de las organizaciones del boxeo alrededor del mundo, fue pactada a ocho asaltos de dos minutos cada uno.
El AT&T Stadium, con capacidad para 80 mil personas, también contó con el combate entre la puertorriqueña Amanda Serrano y Katie Taylor, un evento que se emitió en directo en todo el mundo a través de Netflix desde las 9:00 pm del 15 de noviembre hora de Venezuela.
El desarrollo de los asaltos
Tyson, de 58 años de edad, acusó desde el inicio de la contienda el paso de los años, a pesar de que se quitó un derechazo de su oponente con movimiento de cintura.
Paul, 27 años de edad, aprovechó su velocidad en el segundo asalto para entrar y salir con el jab para mantenerse lejano de los otrora demoledores golpes del excampeón de los completos.
En la tercera vuelta se agravó la lentitud de “Iron” Mike, Jake lo conectó con un par de izquierdas que le sacudieron la cabeza.
El cuarto round exhibió a la leyenda de los pesados, con la guardia amarrada ante el influencer que pareció consentirlo para no lastimarlo.
El veterano nacido en Fort Greene, Nueva York mantuvo su actitud en el seis y siete. Guardia arriba, sin energía para contender.
Paul no apretó. Marcó una y otra vez con el jab, a un promedio de cinco por uno de su rival que jadeaba de manera notable entre cada episodio.
En el octavo y último asalto fue más de lo mismo, con ambos boxeadores paseando sobre el ring. Jake Paul aterrizó 97 golpes contra 18 de Tyson a lo largo de la contienda.
La leyenda de Tyson
“Iron” Mike se retiró del boxeo profesional en el 2005 con marca de 50 triunfos, 44 de ellos por la vía rápida y seis derrotas.
Tyson siguió agregando hitos a su carrera. Esta vez abandonó su plácido retiro para situarse detrás del récord del británico Steve War, quien ha llevado su nombre al libro Guinness como el boxeador profesional más viejo.
Ward afrontó su último combate con 60 años en 2017.
La pelea Tyson-Paul estableció un récord: el de mayor diferencia de edad en la historia del boxeo profesional, con nada menos que 31 años.
El combate recibió una amplia promoción y fue transmitido a través de Netflix, plataforma de video bajo demanda con más de 280 millones de suscriptores a nivel mundial que el año pasado generó casi 34 millardos de dólares en ingresos.
En la carrera como pugilista de Paul, que arrancó en el 2018, tiene 10 triunfos, siete por nocaut, y una derrota.
Tanto Paul como Tyson, por razones diversas en cada caso, son dos figuras muy polémicas y su cara a cara llegó rodeado de controversia, entre otros motivos, por la diferencia de edad (31 años) y por la preocupación por la salud de Tyson, quien ya sufrió una úlcera en verano que obligó a retrasar la pelea a este 15 de noviembre.
La millonaria bolsa y el costo de verlos en directo
La bolsa de 80 millones de dólares fue uno de los mayores atractivos del combate entre Tyson y Paul. Este evento representó una oportunidad económica significativa para ambos y generó gran expectativa.
Aunque en principio se creyó que se alcanzaría esa suma, repartida equitativamente entre ambos peleadores, Tyson obtuvo 20 millones de dólares, mientras Paul ingresó 40 millones.
Las entradas para el combate variaron desde los 5.000 hasta los 20 mil dólares, dependiendo de la ubicación. Existe incluso una suite especial cuyo precio ascendió a dos millones de dólares para aquellos que buscaban una experiencia exclusiva.
Una apuesta ambiciosa de Netflx
Con todo ello, ¿qué hace una plataforma como Netflix involucrada en un espectáculo deportivo de semejante envergadura?
Hubo un tiempo en el que el streaming prácticamente ignoraba el deporte en directo, algo que en EE UU seguía principalmente en manos de la televisión por cable tradicional, y quizá solo se acercaba al contenido deportivo a través de documentales o de propuestas de ficción.
Pero ahora la situación no tiene nada que ver.
“El año pasado decidimos apostar a lo grande por el directo para aprovechar el público masivo en comedia, reality, deportes y más”, explicó en un comunicado en mayo Bela Bajaria, directora jefe de contenidos en Netflix.
La ejecutiva de Netflix se refería así a un ambicioso, elocuente y nada barato movimiento de Netflix, que este 25 de diciembre emitirá dos partidos de la NFL en la jornada especial de Navidad: nada menos que un Pittsburgh Steelers-Kansas City Chiefs seguido de un también espectacular Houston Texans-Baltimore Ravens.
El acuerdo con la NFL también incluye al menos un partido en Navidad de 2025 y al menos otro del 25 de diciembre de 2026.
Hace no tanto resultaba impensable que Netflix se atreviera con espectáculos deportivos de primera magnitud en directo. De hecho, hace justo un año la plataforma se estrenó con un muy modesto evento deportivo en vivo llamado The Netflix Cup que mezclaba a pilotos de la Fórmula 1 con golfistas de la PGA.
Hubo pasos intermedios como The Netflix Slam en marzo, en donde se vieron las caras en una exhibición de tenis en Las Vegas Rafa Nadal y Carlos Alcaraz. Pero tanto el Paul vs. Tyson como, sobre todo, la NFL son palabras mayores.
Todos contra todos por el deporte en el streaming
Netflix no es ni mucho menos el único titán digital que ha encontrado -o más bien reencontrado- en el deporte la nueva mina de oro televisiva para seguir creciendo en este caso en el streaming.
Por ejemplo, Amazon Prime Video fue pionera en ese sentido rompiendo la hucha con un desembolso de mil millones de dólares al año para tener el partido de la NFL del Thursday Night Football.
Además, Peacock, la plataforma de la cadena NBC, ya ha emitido tres partidos en exclusiva de la NFL al margen de la televisión tradicional.
A una escala claramente menor en cuanto a público pero con un despliegue tecnológico mucho más complejo y osado por el número de partidos y el desarrollo requerido de infraestructura, Apple firmó un acuerdo de al menos 250 millones de dólares por año para emitir todos y cada uno de los encuentros de la MLS.
El gigante de la manzana también cuenta con el Friday Night Baseball de la MLB.
Otro gran ejemplo reciente de cómo el streaming ha hecho órdago al deporte en directo es el nuevo reparto de derechos televisivos de la NBA por once años y unos 76 mil dólares en total.
Ahí se mantiene Disney (con ESPN y ESPN+ como punta de lanza en el deporte), pero han entrado NBC de la mano de su plataforma Peacock y, de manera más relevante, Amazon Prime Video como nuevo socio de la liga de baloncesto más importante del planeta, la enésima muestra de que el streaming quiere una parte del pastel cada vez más grande en el deporte en directo.
Con información de EFE