- Carlos Linares presentó en el santuario de Isnotú una estatua hiperrealista del beato, la cual produjo tras 16 meses de trabajo e investigación. En entrevista para El Diario, contó que no se detendrá allí, e intentará crear una imagen mucho más fiel del personaje
En el Santuario de Inostú, en el estado Trujillo, José Gregorio Hernández recibe a los peregrinos en su icónica pose de pie, con las manos en la espalda. La precisión en los detalles de su rostro hace sentir que en cualquier momento se quitará el sombrero para saludar. Se trata de una estatua creada por el artista merideño Israel Linares, quien se especializa en el estilo hiperrealista.
La obra fue presentada el 25 de octubre, como parte de las celebraciones por los 160 años del natalicio de José Gregorio Hernández. La figura, de 1,65 metros de altura, está hecha en arcilla y su autor la describe como “un intento hiperrealista a través de la escultura tradicional”. Después de una gira por varios centros de salud y por el Teleférico de Mérida, ahora estará en exhibición permanente en el santuario.
“Mi búsqueda fue hacer que José Gregorio ya no sea un abstracto, sino ya una figura más humana”, declaró Linares en entrevista para El Diario.
El proceso
La estatua recrea una de las imágenes más icónicas del “médico de los pobres”, y que ha sido reproducida numerosas veces en estampas y demás objetos de culto. Erguido con su traje negro y expresión serena, viene de una fotografía que le tomaron a Hernández durante un viaje de estudios en Nueva York, Estados Unidos, en 1917.
Linares contó que la idea surgió en 2020, al ver cómo las personas ponían su fe en el beato para superar la pandemia de covid-19 o rogar por la salud de sus seres queridos. Primero elaboró una figura de 30 centímetros como un proyecto para sobrellevar la cuarentena, pero luego decidió llevarlo a una escala real, en un proceso de modelado que duró 13 meses, además de otros tres meses de moldes y pintura.
“No fue un proceso sencillo, fue de bastante exigencia, donde los primeros seis meses no tuve descanso. Fue una experiencia realmente dedicada, pero también de satisfacción. Lo difícil de este proceso es que el día no me alcanzaba, entonces cerraba con ese mal sabor de no haber avanzado más. Otros días era mucho más fluido y podía tener la alegría de sentir que avanzaba. Entonces realmente lo que hubo allí fue determinación, disciplina y muchísima pasión”, afirmó.
El artista dijo que tuvo acceso a una copia con mejor resolución de la icónica foto de José Gregorio Hernández, lo que le permitió estudiar a fondo detalles de su rostro, o los correajes que usaba sobre su chaleco. También hizo un trabajo biométrico de su complexión y medidas, calculando cada parte desde la separación de los omoplatos, la posición del brazo o la altura del tacón de sus zapatos.
Acto de fe
Aunque aquella imagen que esculpió siempre estuvo presente en los altares de su casa, Linares reconoció que solo sabía lo básico acerca de la vida de Hernández. Fue durante su proyecto artístico que profundizó más en sus diferentes aristas como científico, profesor, médico caritativo, amigo cercano y símbolo popular. Incluso investigó sobre el contexto histórico en el que vivió y la moda del momento para entender su vestimenta.
Por esa época justamente el papa Francisco aprobó la beatificación de Hernández, cuyos presuntos milagros están ahora bajo estudio en el Vaticano en busca de su paso final: la canonización. Linares considera que al ver toda la obra del trujillano, el hecho de que pueda convertirse en el primer santo de Venezuela es muy merecido.
“Subestimé de alguna manera su grandeza y tengo que decir que me sobrepasó por mil, tanto que superó totalmente cualquier mínima expectativa. Sabía que la imagen iba a gustar y de hecho al principio creí que era una imagen más de petición y me equivoqué. Tengo que reconocer que José Gregorio representa para los venezolanos el agradecimiento que necesariamente es con el que debemos vivir”, aseveró.
Pasión
Esa conexión sobrenatural con la santidad de José Gregorio Hernández la experimentó durante los tres días que estuvo en Inostú para presentar la escultura. Allí aseguró que fue testigo del poder de la devoción que manifiestan los peregrinos y fieles hacia el beato. Toda una expresión de fe y cariño que tuvo además acogida en su estatua.
Agregó que durante esas celebraciones del 25 al 27 de octubre recibió muchas demostraciones de afecto por parte de los devotos. Comentó que algunos hasta le abrazaron y besaron sus manos al saber que había sido el autor de la obra. Esto lo hizo sentir renovado y motivado a su regreso a Mérida, donde aún continúa dictando talleres y charlas sobre este trabajo.
”Lo quiero decir humildemente, pero me sentí una extensión viva del propio José Gregorio Hernández porque viví la experiencia de la gratitud, el amor, la pasión, la devoción, el frenesí que las personas que van al santuario tienen por él”, exclamó.
El autor
Linares relató que el arte y el trabajo manual han sido una parte importante de su familia. Es el menor de siete hermanos, con una considerable diferencia de edad entre ellos, por lo que creció rodeado de adultos ya con oficios definidos. Por ejemplo, uno de sus hermanos mayores era artista, mientras su padre era maestro en múltiples labores como carpintería o herrería.
“Crecí en un espacio lleno de saberes y oficios, lleno de herramientas de todo tipo”, agregó. Inspirado por ambos parientes, decidió dedicarse también al arte y a los 16 años de edad hizo sus primeras exposiciones. En escultura, destacó por hacer la figura hiperrealista de Francisco de Miranda que se encuentra en la réplica del buque Leander en el Parque del Este (Caracas). También hizo la estatua del difunto expresidente Hugo Chávez ubicada en Porlamar, Nueva Esparta.
Más realista
En varias entrevistas Linares ha dicho que su mayor sueño es abrir el primer museo de cera de Venezuela, donde pueda exhibir figuras hiperrealistas de diferentes personajes famosos del país. Además de la escultura, el artista merideño también destaca por sus pinturas al óleo, siempre bajo esta misma técnica. Indicó que lo que más le apasiona es explorar cada detalle y tratar de ser lo más minucioso posible.
“Por alguna razón mística es allí donde encuentro mi felicidad, es donde encuentro mi alegría y realmente pues sí tiende a ser en este caso mi manera de trabajo y me defino como artista hiperrealista, o por lo menos hago el intento de hacerlo, porque realmente es un oficio o un género artístico bastante exigente”, añadió.
De hecho, señaló que la estatua del santuario de Inostú no es la única sobre José Gregorio Hernández que planea hacer. Reveló que, en búsqueda de hacerlo cada vez más real, trabaja en un nuevo proyecto, esta vez con nuevos materiales que ayuden a reproducir con mayor naturalidad su imagen, usando tela en lugar de moldear su ropa, así como fibras reales para su cabello y bigote.
“Para mí es una satisfacción seguir trabajando, profundizar y lograr ese sueño de hacer una imagen mucho más real de José Gregorio Hernández, que conecte más con la gente. Vi la sorpresa de muchas personas al encontrarse la imagen que decían que visto desde una distancia parecía real, y en esta nueva oportunidad, es hacia donde voy”, apuntó.