El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) advirtió el viernes 2 de mayo que la crisis financiera que enfrentan, agravada por la reducción en la ayuda que recibía de EE UU, ha obligado a detener diversos programas de ayuda a refugiados incluso en zonas donde aún son vulnerables.
Asimismo, estos recortes arriesgan la documentación y legalización de aproximadamente 500 mil migrantes venezolanos en Colombia. Este es uno de los países de Latinoamérica que recibe más apoyo de la agencia por la masiva llegada de venezolanos desde hace algunos años.
No obstante, uno de los continentes más afectados por la medida es África. En Sudán del Sur, por ejemplo, 75 % de los espacios donde ofrecía servicios de asistencia a mujeres y niños han dejado de funcionar, “dejando a unas 80.000 víctimas de violencia y abusos sexuales sin cuidado sanitario, asistencia legal o apoyo económico”, señaló en una rueda de prensa la directora de Acnur para protección internacional, Elizabeth Tan.
También han cerrado 63 programas de ayuda en Jordania, que asistían a 200.000 personas, y otras iniciativas de apoyo a mujeres contra la violencia en países con población refugiada vulnerable como Burkina Faso, República Centroafricana, Chad, Malí, Camerún o Nigeria.
“En el Cuerno de África y la Región de los Grandes Lagos 850.000 desplazados no recibirán ya asistencia legal esencial”, añadió Tan.

“Los profundos recortes de financiación están eliminando una asistencia que era vital para los refugiados más vulnerables en el planeta, quienes se exponen ahora a riesgos aún mayores de sufrir abusos y pobreza”, alertó la representante de Acnur.
En este sentido, Tan recordó que unos 17,4 millones de niños refugiados corren esos riesgos, y los de sufrir explotación, caer en redes de tráfico de personas o verse separados de sus familias.
Protestas de trabajadores de la ONU
Cientos de trabajadores de varias agencias de Naciones Unidas se manifestaron el 1° de mayo ante la sede europea de la ONU para protestar por los recortes de personal que están sufriendo muchas de las organizaciones internacionales, agravados tras la retirada de gran parte de la ayuda del que fuera su principal contribuyente, el gobierno de Estados Unidos.
La manifestación, bajo los eslóganes “el personal de la ONU no es una mercancía” y “defendemos la humanidad”, contó con la participación de la Internacional de Servicios Públicos (PSI), la Federación de Asociaciones de Funcionarios Internacionales (FICSA) y la coordinadora de sindicatos y asociaciones de la ONU (CCISUA).

“Estamos en una situación muy difícil y desafortunada, en la que no solo los gobiernos del mundo están siendo atacados sino también la ONU y sus agencias”, destacó en el acto de protesta el secretario general de la PSI, Daniel Bertossa.
Muchas de las agencias de la ONU ya sufrían crisis presupuestarias antes de la llegada de Trump, pero el regreso a la Casa Blanca del presidente estadounidense, con una actitud hostil al multilateralismo, ha exacerbado los problemas y causado graves recortes de personal.
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