La última vez que Rubén David Morodo visitó Venezuela, Spotify aún no dominaba el mercado y palabras como streaming todavía no eran tan comunes en el vocabulario popular. Era septiembre de 2012 y el cantante español se presentó en la Universidad Metropolitana, en Caracas, cuando participó en el festival Full Reverberancia junto a Valentino Thompson y el grupo 4to Poder.
Sin embargo, los caminos de la vida lo traen de vuelta a Caracas tras 12 años en los que no solo cambió la forma de consumir música y se desarrolló el uso de las redes sociales, sino también la realidad entera del país. El músico de reggae se presentará el 26 de julio en el festival Tropical Flow Vol. 2, en la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, en el municipio Baruta, acompañado por la banda Okumé Lions.
“Estoy muy contento de volver a Venezuela y reencontrarme con mis panas”, declara Morodo en entrevista para El Diario. Reconoce que por años realizó giras en Latinoamérica en las que recorrió países como Colombia y Panamá, pero los escenarios venezolanos siempre quedaban fuera de su agenda. “Uno al final tiene esa espinita siempre”, completa.
El concierto
Originalmente el Tropical Flow Vol. 2 estaba programado para realizarse el 17 de mayo de 2025 en la plaza Sadel, pero la productora Comegato informó el 7 de mayo en un comunicado que el evento sería reprogramado por razones logísticas. Aclaró que, por el momento, se mantiene la misma hora y locación.

“No conozco mucho el festival, la verdad, ni lo que es la iniciativa, pero sí conozco a algunos participantes como Jey Da Polemic y me alegra volverlos a ver”, había comentado Morodo antes del anuncio.
También se conserva la misma lista de artistas que se presentarán. Además del español (único invitado internacional del festival), estarán en la tarima los cantantes de reggae venezolanos Jey Da Polemic, Will Dreina y Peter Jam. Además estará el grupo de hip hop 3 Dueños, quienes han continuado sin problemas la promoción de su reencuentro, a pesar de las acusaciones judiciales de su integrante Nigga Sibilino.
Igualmente, las entradas ya vendidas seguirán vigentes para la nueva fecha del concierto. Todavía se pueden adquirir a través de la plataforma Maketicket, con un costo de 44 dólares en el área general y 70 dólares en el VIP.
Una sola voz mundial
Morodo, de 45 años de edad, es uno de los artistas más importantes de la escena reggae en España. Activo desde la década de los años noventa, entre sus mayores éxitos se encuentran canciones como “La yerba del Rey”, “Babilonia”, “Yo me pregunto” y “Tú eres como el fuego”. Su voz trascendió las fronteras de su propio país, formando parte de diferentes colectivos internacionales como MCHC (México) o One Love (Panamá).

A lo largo de su carrera, el rastaman también ha estado relacionado con Venezuela. Ya había venido en 2006 al festival Reggae Por la Tierra, y un año después al Caracas Reggae Festival 2007, donde compartió tarima con la emblemática agrupación venezolana Zion TLP. También ha hecho colaboraciones con varios artistas venezolanos como Aponwao (“Santa vibra”, 2007), Apache (“Ella maneja puro style”, 2014), NK Profeta (“La verdad”, 2015) o Gabylonia (“Como Lluvia en la Sequía”, 2020), entre otros.
En este sentido, aunque reconoce estar algo desactualizado sobre el trabajo de la escena del reggae en Venezuela, destacó ser seguidor de muchos músicos y bandas que tuvo la oportunidad de conocer personalmente, como Nou Vin Lakay, Zion TLP, Verdeman LRuz, Selector Cocoman o Jey Da Polemic. “Son artistas del primer nivel y que uno les tiene mucho respeto desde siempre por la trayectoria que ellos tienen”, dice.
Sobre ese contraste entre la movida del reggae español, quizás un poco más underground que en Latinoamérica, Morodo señala que no existen más diferencias que aquellas marcadas por la idiosincrasia de cada país. Para él, el género musical originado en Jamaica forma una sola voz, que es igual en todos sus rincones e idiomas como un mismo espíritu.
“El movimiento reggae es internacional, o sea, no hay un movimiento de España, o de Uruguay, y así. Obviamente cada localidad tiene su fanaticada, tiene su bochinchito por ahí y su gremio local, pero el reggae music se vive igual en todos lados. No es una música que sea moda, es más una cosa cultural. En general es la misma movida, es pura vibe, falla y vacilón”, afirma.
Valores y códigos

El estilo de Morodo se ha caracterizado por la integración de géneros y ritmos, mezclando el dancehall tradicional con elementos del hip hop, en la fusión conocida como raggamuffin. En ese sentido, se define a sí mismo como un músico “de la vieja escuela”, formado en el G-code (código gangsta) de las calles madrileñas en las que se crió entre los años ochenta y noventa.
Considera que no existe un choque entre sus facetas creativas como rapero y rastaman. Recuerda que el rastafari, movimiento espiritual jamaiquino del que se alimentan las bases del reggae, es una religión y cultura, por lo que es independiente al artista dentro de su proceso creativo. Pone por ejemplo la existencia de raperos tanto cristianos como musulmanes, sin que influya en su arte. Sin embargo, en el reggae, como género exclusivamente musical, sí encuentra un punto de encuentro con los códigos del hip hop.
“Rastafari es un camino y el reggae music es música, es un arte. Entonces a veces sí, el reggae comparte valores de protesta social y de lucha comunitaria. El movimiento hip hop como tal, y el movimiento de clases en Jamaica, pues sí hacen que se junten esas dos culturas musicales y de barrio, pero no tanto por la fe procesada por el artista en cuestión”, explica.
Por eso, acota que su estilo no solo es una fusión de sonidos, sino también de sus valores como miembro del movimiento hip hop y de la cultura reggae. Una serie de valores entre los que destaca la hermandad, la conexión con sus raíces, la igualdad, el respeto y la lucha social. Un ideal que, ciertamente, une a ambas expresiones culturales, que nacen del grito de los pueblos afrodescendientes de reivindicar a todos los oprimidos.
“Para mí es un precepto, porque vengo de esa vieja escuela del hip hop y de la música combativa. Hacer algo con tu música, intentar, ya que tienes una voz, pues darle voz a los que no la tienen, que a lo mejor no siempre coincide con las ideas de los otros, pero es la posición de tu pueblo”, agrega.
Música por los ojos

Morodo confiesa que su proceso creativo suele ser bastante pausado, pues le gusta tomarse su tiempo para componer, revisar cada detalle de sus canciones y dejarlas macerar hasta que estén en su punto exacto. Aunque aclara que nunca deja de trabajar y de estar en el estudio o en conciertos, se toma con calma su proceso, al punto de llegar a pasar varios años de pausa entre sus discos.
El no ser un artista preocupado por sacar contenido con frecuencia parece ser un imposible en la actualidad. Los cambios de una industria musical definida ahora por la viralidad en redes sociales y por los algoritmos precisamente empuja a muchos artistas a publicar sencillos para mantenerse vigentes. Algo que Morodo ha cuestionado en temas como “Pagando payola”, de su último disco Luz (2020), que salió hace ya cinco años.
A pesar de esto, el también productor reconoce que si bien la forma de consumir música ha cambiado bastante, es un proceso natural. Una evolución que ha marcado a la industria en las últimas décadas, desde el cassette y el vinilo hasta los CDs y formatos digitales.
“Ahora ya directamente todo es digital. Se consume más red social y visual que audio realmente. Ya la música no entra por el oído, sino que entra por los ojos. Ha cambiado mucho, supongo también que será cuestión de adaptarse al medio. En mi opinión, se precisa de un poco más de educación para el oyente. Hay que educar al nuevo público para que sea un poquito más exigentes con lo que consumen, porque se ha vuelto demasiado barato y demasiado fácil. Demasiado de usar y tirar”, reflexiona.
Pasado y futuro

La visita de Morodo a Venezuela ocurre en su gira por los 20 años de su álbum Cosas que contarte (2004), que inició en 2024. Curiosamente también se desarrolló en el décimo aniversario de otro de sus discos más conocidos, Reggae Ambassador (2014). Por otro lado, este año estaría en su 15° aniversario Rebel Action (2010), mientras Luz cumple su primer lustro.
En sus casi tres décadas de carrera, Morodo señala que rara vez piensa en cómo ha evolucionado su propia música con el paso del tiempo. Aunque admite que ha mejorado en algunos aspectos sonoros, lo atribuye más a su propio crecimiento personal.
“Con tantos años se hacen canciones de muchas cosas. No siempre estás peleando con la música, y sí puede ser que me haya abierto un poco más a otras temáticas, pero la fundación y el origen de la música siempre viene de abajo”, asevera.
Desde 2020, Morodo ha publicado sencillos sueltos, la mayoría colaboraciones con otros artistas. Agregó que tiene además muchas otras canciones en proceso de producción, aunque lamenta no tener suficiente tiempo para desarrollarlas como quisiera. “Tengo el estudio amontonado de cosas que tengo pendientes, pero como también ando siempre de gira o de viaje, pues me cuesta ir al estudio”, confiesa.
Aun así, adelantó que ya tiene listos seis nuevos temas que formarán parte de su próximo proyecto musical. Indicó que todavía está pensando en el formato de lanzamiento, quizás como un EP, o el adelanto de un futuro álbum por completar. Solo reveló que para mediados de 2025 comenzará a ver la luz su nuevo material.