En un contexto internacional marcado por múltiples conflictos armados y un orden multilateral en tensión, el gobierno noruego presentó su más reciente informe estratégico enfocado en la “diplomacia para la paz”.
El documento, titulado Los esfuerzos de Noruega por la paz y la resolución de conflictos en un mundo turbulento (en noruego, Norges innsats for fred og konfliktløsning i en urolig verden), fue presentado oficialmente el 10 de junio al Parlamento noruego (Stortinget) por el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de Noruega (Det Kongelige Utenriksdepartementet) bajo el gobierno de Regjeringen Støre, y detalla la orientación de su política exterior en esta materia.
Según el informe, la diplomacia de paz continúa siendo uno de los pilares centrales de la acción internacional de Noruega. El gobierno sostiene que este enfoque está estrechamente vinculado a los intereses de seguridad y bienestar del país, además de contribuir a preservar una arquitectura internacional basada en normas jurídicas.
Una diplomacia activa y sostenida
El documento destaca que Noruega ha participado en iniciativas de paz en más de 40 conflictos desde la década de 1990, abarcando desde diálogos confidenciales hasta la facilitación de acuerdos formales. Se mencionan países beneficiados como Colombia, Nepal, Sudán del Sur, Guatemala y Filipinas.
Esta política se caracteriza por la discreción, apertura hacia todas las partes, flexibilidad operativa, compromiso a largo plazo y un enfoque inclusivo. El gobierno noruego detalla que mantiene además el principio de dialogar con todas las partes dispuestas a discutir soluciones políticas.
Prioridades y objetivos
El trabajo de paz noruego se estructura en torno a tres objetivos principales:
Contribuir a reducir y resolver conflictos armados.
Apoyar soluciones sostenibles basadas en el derecho internacional y la apropiación local.
Fortalecer la comprensión de los contextos de conflicto y ampliar el margen de maniobra político.
Asimismo, se destaca que la inclusión de mujeres, víctimas y actores locales es clave para aumentar la sostenibilidad de los acuerdos de paz, en línea con la política de género aplicada en los procesos de reconciliación.
Entre principios y realidades complejas
El informe reconoce que hablar con todos los actores implica desafíos y riesgos, como la posible legitimación de grupos o conductas cuestionables. Por ello, cada caso debe evaluarse cuidadosamente.
Un caso reciente es Venezuela, donde, tras las elecciones presidenciales de 2024, Noruega optó por distanciarse públicamente del proceso electoral, coincidiendo con las preocupaciones expresadas por observadores internacionales sobre la legitimidad del proceso electoral y las condiciones para que fuera libre y justo. Esto supuso un cambio de línea respecto a su rol previo como facilitador imparcial.
Desde 2019, Noruega actuó como facilitador en negociaciones entre gobierno y oposición venezolana para buscar una solución política a una crisis que ha provocado una de las mayores migraciones y desestabilización regional.
En conflictos como la guerra en Ucrania, Noruega tampoco se considera un actor neutral ni facilitador imparcial. Sin embargo, el país aporta conocimientos y apoyo para favorecer la participación ucraniana en procesos de negociación.
Diagnóstico global
El informe presenta una evaluación crítica del entorno internacional actual: por ejemplo, en 2025, uno de cada siete habitantes del mundo estaría expuesto directamente a un conflicto armado. Se subraya además la creciente fragilidad de las instituciones multilaterales, el debilitamiento del derecho internacional y la intensificación de desafíos geopolíticos.
También se señalan factores como el cambio climático, la radicalización, la migración forzada y la competencia entre grandes potencias —Estados Unidos, China y Rusia— que complican aún más la búsqueda de paz.
Una inversión estratégica
Noruega destina un presupuesto de 395 millones de coronas noruegas ($35,5 millones) para actividades de paz en 2025, representando el 0,68 % del presupuesto total de cooperación internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El gobierno de ese país califica esta inversión como eficaz, que genera valor político, fortalece relaciones bilaterales y aporta capital diplomático en un mundo global en transformación.
Un modelo en constante revisión
El informe reflexiona sobre los aprendizajes de más de tres décadas de práctica, citando el proceso de Oslo con Palestina e Israel como ejemplo. Parte del éxito inicial radicó en un entorno de diálogo informal, respeto mutuo y una cultura del encuentro.
Finalmente, el gobierno noruego sostiene que su papel como facilitador sigue siendo pertinente y necesario. En un mundo cada vez más complejo, su experiencia y reputación como mediador neutral colocan al país en una posición relevante para continuar promoviendo la paz.
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